“NO VENDEMOS VINO NI HABITACIONES, SOMOS GESTORES DE FELICIDAD”
Con motivo del décimo aniversario de Abadía Retuerta LeDomaine, charlamos con su director, Enrique Valero.
Abadia Retuerta LeDomaine cumple 10 años y estabas allí ¿Cómo se prepara una apertura de ese nivel? Empecé dirigiendo la bodega y después el hotel. Generar confianza en el equipo fue clave para gestionar un hotel con una oferta gastronómica, vinícola y de wellness tan atractiva. Por eso nos apoyamos en grandes profesionales. También hay que darse tiempo para que las cosas sucedan e ir celebrando con el equipo los hitos conseguidos.
¿Cómo afrontaste este reto en una zona fuera de los flujos turísticos habituales?
Lo más importante era potenciar los puntos positivos y transmitir que somos muy atractivos para un huésped muy exigente que busca vivencias memorables. Desde el principio supimos que vino, gastronomía, sostenibilidad, arte y wellness nos posicionarían. Y había que centrarse en la excelencia.
¿Y cómo ha cambiado la excelencia? ¿Es un concepto vinculado a la experiencia y a la vivencia más íntima?
Sin duda. Siempre decimos que nuestros huéspedes son coleccionistas de vivencias. Una vivencia va más allá de la experiencia y tiene una conexión con lo más íntimo de la persona y la puesta en valor de lo local. Lo más valioso del ser humano es su tiempo libre y es lo que gestionamos. No podemos fallar en ese momento tan importante. Es muy gratificante ver cómo los huéspedes que al irse me dicen que están planificando volver.
¿Cuáles han sido los grandes aprendizajes de esta etapa?
Todo se basa en el equipo humano, en su formación y en la motivación al mismo tiempo. Un producto de excelencia necesita de un equipo bien formado y con un orgullo de pertenencia. También hemos aprendido de nuestros huéspedes, que nos trasladan sus sensaciones, y es lo que nos ayuda a mejorar cada día: entenderlos es parte de nuestro trabajo. Un gran reto ha sido entender que no vendemos vino ni habitaciones, sino que somos gestores de felicidad. Y, por supuesto, la sostenibilidad. Abadía Retuerta siempre ha tenido presente este concepto y de nuestra parte hemos seguido construyendo a partir del mismo, integrándose en todas las áreas para aminorar así el impacto en el entorno.
Te hemos escuchado que no es bueno el concepto de ‘España vaciada’…
La ‘España vaciada’ te transmite lo opuesto a lo que yo veo: una ‘España de oportunidades’. Que es paisaje, artesanía, diversidad, patrimonio histórico, gastronomía, ríos, viñas y un sinfín de cosas que forman parte del ADN español y de nuestra identidad. No compro titulares que se centran en lo negativo.
¿Cómo han cambiado los turistas en este tiempo?
Hemos pasado de ser turistas que íbamos en masa a ser viajeros que queremos entender dónde estamos, conocer los productos locales, la artesanía , los vinos, la gastronomía, las historias, la gente. Y todo ello de una forma personal e íntima, sin prisas. Por eso, nosotros basamos todo en la experiencia y en la personalización. Uno de mis lemas es que en Abadía Retuerta entra un huésped y sale un apóstol.
¿Qué esperas de los próximos años para Abadía Retuerta?
Soy tremendamente positivo; estamos construyendo una oferta más completa, añadiendo capas de valor, y donde la sostenibilidad y el arte son fundamentales. Buscamos trascender, magnificar nuestro proyecto, pero sin comprometer el futuro con el corto plazo.
¿Cuál es tu rincón favorito?
Si tengo que elegir uno, la ‘Cueva de los Monjes’. Allí se hallan los pilares fundacionales de Abadía Retuerta: el vino y la historia. Es aquí donde descansan unas 9.000 botellas, testimonio de nuestra historia reciente, de los últimos 30 años de recuperación de un viñedo histórico con unos muros que tienen nueve siglos. El tiempo se para aquí.
“LO MÁS VALIOSO DE UNA PERSONA ES SU TIEMPO LIBRE Y ES LO QUE GESTIONAMOS”