ABC (1ª Edición)

Seis de cada diez padres sufren estrés por las vacaciones escolares

Atender a los niños en casa mientras se trabaja genera ansiedad y sentimient­os de culpa en los progenitor­es

- LAURA PERAITA

Juanjo tiene dos hijos de 8 y 10 años que acaban de empezar sus vacaciones escolares. Él no muestra ningún reparo en reconocerl­o: «que los niños estén sin cole es un auténtico estrés. Es una época muy dura». Comenta que se encontró con un amigo en la misma situación y le preguntó «¿y qué vamos a hacer ahora?» y él contestó «¡pues yo qué sé!».

Cuando Juanjo, que es autónomo, se levanta por la mañana intenta no hacer nada de ruido para que los niños duerman todo lo posible mientras él y su mujer, que también teletrabaj­a, mantengan la máxima concentrac­ión. «De repente aparece el pequeño en el salón y te dice “quiero desayunar”. Desde ese momento ya sabes que se te ha acabado la tranquilid­ad porque las demandas van a ser constantes».

Asegura que lo difícil es buscarles diversión constante «porque si no se entretiene­n ellos ‘a base de bien’ –añade sarcástico dando a entender que surgen conflictos–. Al final les permitimos hacer cosas que no deberían hacer, como abusar del tiempo de uso de la tecnología, algo que intentamos tener muy controlado el resto del año. También intentamos que bajen a la piscina de casa con otros amigos, pero se enganchan tanto a las pantallas que a veces ni quieren. Es una lucha la que hay que tener para que las suelten. De lo contrario se aburren, y no saben aburrirse, por lo que acaban en riñas o interrumpi­éndonos cada dos por tres. No son aún consciente­s de que estamos trabajando, viven en su mundo, nos ven con las pantallas y no saben lo que hacemos».

El cole una bendición

Asegura que el colegio «es una bendición» porque cuando están de vacaciones tienen que encargarse, además, de prepararle­s la comida cada día. «Cuando terminamos la jornada laboral estamos con los niños en el parque o en la piscina, pero tampoco mucho porque hay que hacer la casa, preparar cenas y comida del día siguiente... Por lo general, mientras estamos en la cocina se las ingenian para enganchars­e otra vez con sus pantallas, por lo que solemos tener algunas peloteras nocturnas».

Cuando estos padres se cogen las vacaciones la cosa cambia, «aunque ya venimos de mes y medio de vacaciones escolares –puntualiza–. Por lo general, en la playa se entretiene­n mucho, aunque nuestro descanso no es total porque hay que estar pendientes de ellos, de sus juegos o riñas, pero el hecho de no estar bajo la presión de los horarios laborales hace mucho y las cosas se toman con más relax».

El caso de Juanjo parece que es el que viven muchos padres. De hecho, el último informe de Lingokids apunta que 6 de cada 10 progenitor­es acogen con estrés el inicio de las vacaciones escolares. Esto es así para la mitad de las familias por la dificultad que les supone organizar la logística de todas esas semanas sin colegio, y para el 10% restante, por el hecho de convivir con los niños las 24 horas del día. Solo en un 20% de los casos, uno de los progenitor­es dispone de todo el verano libre para atender a los niños. Del resto, un 36% se organizan entre ambos, como en una carrera de relevos, para cubrir casi todas las vacaciones escolares, y un 44% recurren a diferentes alternativ­as para dejar atendidos a los niños mientras ellos trabajan. El resultado es que 4 de cada 10 familias solo disfrutan de vacaciones todos juntos entre una y dos semanas del verano.

Culpa y estrés

Kasia, madre de un pequeño de cinco años, ya siente el estrés de no saber cómo atender a su hijo estas vacaciones mientras ella trabaja a tiempo completo. «Cierto es que estoy teletrabaj­ando, lo que es todo un privilegio, pero antes contaba con una persona que nos ayudaba y ahora no. Además del estrés, tengo un gran sentimient­o de culpabilid­ad porque no estoy ni al 100% con el trabajo ni con mi hijo. Desde que se levanta, cada dos por tres se acerca y me dice ‘quiero comer’ o ‘mira esto’, ‘dame lo otro’... Creo que no paso más de una hora seguida tranquila y concentrad­a sin interrupci­ones. Esto me genera mucho estrés, culpa y nervios».

Asegura que intenta que no se enchufe a las pantallas, ‘ese es mi último recurso’, matiza. En este sentido, el informe de Lingokids apunta que el 62% de los padres estiman que sus hijos pasarán de 1 a 3 horas utilizando dispositiv­os electrónic­os durante sus vacaciones, y un 13% calcula que serán 4 horas diarias o más.

Esta madre se esfuerza por que su pequeño pinte y juegue con piezas de construcci­ón «que le encantan y, a veces, ve dibujos en la tele». Cuando Kasia termina su jornada laboral a las 18.00 horas se dedica en pleno a su hijo en la piscina o con alguna actividad. Está deseando tener vacaciones porque «eso ya es otra cosa». Añade que «sin horarios laborales ni escolares ya podremos disfrutar juntos y me quitaré todas esas malas sensacione­s para poder disfrutar todos en familia».

El 36% de las familias hace turnos, a modo de relevo, para cuidar a los pequeños

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