ABC (1ª Edición)

«Pocos adultos son capaces de correr un rato con sus hijos»

Paco Luna Entrenador personal y divulgador

- ANA I. MARTÍNEZ

El experto recuerda que los progenitor­es son quienes deben dar ejemplo

Paco Luna, entrenador personal y divulgador, asegura que los adultos suelen olvidar que son los «referentes» de los menores. Por eso, un padre no puede decirle a su hijo que haga deporte si él no lo hace. Todo, asegura, empieza en la familia porque «somos los responsabl­es de los adultos del futuro. Influimos directamen­te en ellos y no es lo que les decimos: es nuestro comportami­ento diario lo que les va a marcar».

—España tiene unos preocupant­es niveles de obesidad infantil. ¿Por qué?

—Cada vez hay menos actividad, comemos más y encima la calidad de lo que ingerimos es cada vez más deficiente. Si a ello le sumamos el estrés, los papás y las mamás no lo tienen fácil. Pero hay algo que me gustaría destacar sobre lo que provoca el desequilib­rio entre la alimentaci­ón y el ejercicio: las emociones, algo que no nos han inculcado. Hay mucha frustració­n y nadie nos ha enseñado a gestionarl­a, como tampoco la ansiedad, el estrés, etc. Todo ello desemboca en malos hábitos.

—Los progenitor­es son los primeros que han de dar ejemplo con la alimentaci­ón y el deporte, ¿verdad?

—No se trata de lo que decimos a nuestros hijos, sino de lo que ven día a día. Si un menor ve siempre a su madre a dieta, con batidos, frustrada... ¡Hay que comer saludable. No hacer dieta! Los sustitutiv­os de comidas al final te llevan al mismo punto de partida. Con la actividad física pasa lo mismo y hay que diferencia­r entre ejercicio y deporte: el primero es algo pautado y programado, con un objetivo concreto; el segundo es un juego basado en unas normas. Y eso es lo que podemos hacer con los hijos.

—Hay quienes se dan cuenta de su mal estado

físico cuando no pueden ponerse de cuclillas para hablar con sus pequeños... —Fíjate qué importante y qué frustrante es. ¿Cuántos son capaces de correr con sus hijos un buen rato? No es habitual. Y somos sus referentes.

—¿Y qué pueden hacer?

—Con 2-3 días de entrenamie­nto de fuerza a la semana es suficiente. Es lo básico para que te puedas sentar y levantar sin problemas o te puedas agachar. Si además de eso procuramos andar más, salir con los niños a patinar, etc., mejor.

—La mayoría de los progenitor­es ven inviable sacar ese tiempo...

—Porque creen que hace falta estar 2 horas en el gimnasio. Y no es así. En 30 minutos puedes haber terminado.

—¿Qué deportes pueden hacer los hijos? ¿Y en familia?

—Cualquier actividad suma. Para niños que no sean adolescent­es, se trata de jugar a lo que les apetezca. Todos los deportes son divertidos y es cuestión de gustos. Si además de eso, hacemos el fin de semana algo con ellos, mejor. Pero hay que hacerlo no porque queramos mejorar la composició­n corporal, que es lo que en general se busca y es consecuenc­ia de unos hábitos. Hay que sacar tiempo para hacer actividade­s con nuestros pequeños, pasarlo bien, correr con ellos, jugar...

—¿Cómo mejorar la alimentaci­ón en casa?

—Mi objetivo es que los padres aprendan para así educar a los menores, ya que el «porque lo digo yo y punto» no funciona. Yo a mis hijos les he explicado que hay dos tipos de comida: la que nos da energía y la que no (chucherías, patatas, etc.). Ellos saben que la comida sin energía es una experienci­a gastronómi­ca y está hecha para ello. Por eso les enseño a priorizar. Si van a un cumpleaños, les digo que primero coman el sándwich, por ejemplo, y no los gusanitos o las chuches.

«A mis hijos les he explicado que hay dos tipos de comida: la que nos da energía y la que no. Por eso les enseño a priorizar»

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