‘Okupación’
La esencia de una democracia es la legitimidad, y se le está hurtando
Cuando el PSOE fracasó en las autonómicas madrileñas, la reacción de Pedro Sánchez fue furibunda. Destituyó a medio Gobierno, entre ellos Iván Redondo, José Luis Ábalos o Carmen Calvo. Lo ocurrido en Andalucía es aún más demoledor. Desde 2008, el PSOE ha perdido en ese territorio el 60 por ciento de su voto, pero de momento, su reacción es distinta. Ha optado en una sola semana por la ‘okupación’ urgente de instituciones y empresas estratégicas como Indra. Todo ha de quedar bajo control férreo aun a costa de deteriorar las instituciones: la Fiscalía, la Abogacía del Estado, el Consejo de Estado, el CGPJ maniatado, el CNI, el INE, el CIS… Técnicamente, no puede destituir al gobernador del Banco de España, pero en media hora improvisaría una ley ‘ad hoc’. Exprópiese. Y más indiciario aún, sin nadie en el PSOE con el arrojo de alzar la voz porque el poder y el miedo a Sánchez son el mejor cemento.
El Tribunal Constitucional siempre fue pieza de caza mayor para el PSOE, y también para el PP, sin distinción de ambiciones, de afán de control político o de ideologización institucional. Los dos por igual. Sin embargo, Sánchez ha dado un paso irreversible en su propósito de desmenuzar ese Tribunal retorciendo la ley. Le urge. Forzar al CGPJ a que no haga nombramientos, y después autorizarle expresamente para que realice los dos únicos que le interesan a Sánchez, rompe todas las reglas. Escritas y no escritas. Por eso el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, está ante una decisión compleja. Cuando se apruebe la reforma de Sánchez, si llegase a aprobarse porque en principio no cuenta ni con Podemos, Lesmes tendrá que decidir si traslada o no una propuesta de renovación de dos magistrados del TC al pleno del CGPJ. Si lo hace, el Consejo amenaza con entrar en bucle votando una y otra vez porque si hay conjura, nunca alcanzará los tres quintos necesarios para proponer un candidato. Y si no lo hace, el Gobierno le acusará de incumplir sus obligaciones constitucionales. Sánchez, extremo, desesperado y al límite.
A su vez, el TC tiene pendiente de resolver un recurso contra la reforma con la que Sánchez cercenaba al CGPJ su derecho y obligación de hacer nombramientos. Cuanto antes lo resuelva, antes se sabrá si Sánchez está legitimado para utilizar a capricho al CGPJ y reducir el poder judicial a la nada. Moncloa no va a cejar. No solo ha adoptado el discurso radical e intervencionista de Pablo Iglesias. Es que además cree tener la impunidad necesaria para ejecutarlo con una ‘okupación’ estridente. La esencia de una democracia es la legitimidad y eso es precisamente lo que se le está hurtando.