KREMENCHUK, UNA NUEVA ZONA CERO EN EL HORROR DE LA GUERRA DE UCRANIA
Cientos de civiles se afanan en la búsqueda de desaparecidos en el arrasado centro comercial
El balance de víctimas tras el ataque del lunes con un misil lanzado contra el centro comercial de la localidad ucraniana de Kremenchuk, situada en la región de Poltava, al sureste de Kiev, se elevaba ayer a 20 muertos y 59 heridos, declaró el ministro ucraniano del Interior, Denís Monastirski. Según sus palabras, hay también 21 desaparecidos.
Sin embargo, de acuerdo con las informaciones facilitadas por el subdirector de la Presidencia ucraniana, Kirilo Timoshenko, «hay más de 40 solicitudes de familiares de personas desaparecidas». Los trabajos de descombrado en busca de cadáveres o personas atrapadas continuaban todavía ayer con la participación de cientos de efectivos de los equipos de salvamento, una vez pudo ser sofocado el inmenso incendio que se declaró. Monastirski puntualizó que «la mayoría de los cuerpos de los masacrados en el centro comercial Amstor no están identificados todavía porque están prácticamente carbonizados». Un segundo misil, según las autoridades ucranianas, impactó contra la factoría de maquinaria Kredmash, destruyendo totalmente sus instalaciones. Su director aseguró que allí no se fabrican vehículos militares ya desde 1989, solamente automóviles para uso civil. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo el lunes a través de su cuenta de Telegram que, en el momento de la explosión, había en el centro comercial más de un millar de personas, de lo que dan testimonio las numerosas imágenes difundidas por redes sociales y medios de comunicación, incluidas las que él mismo publicó. Calificó lo sucedido de «uno de los actos terroristas más atrevidos de la historia europea».
El Ministerio de Defensa ruso sostuvo ayer a través de un comunicado que el ataque con misiles contra Kremenchuk tuvo como objetivo la destrucción de «hangares» de munición, el centro comercial no estaba operativo y se incendió fortuitamente. «El 27 de junio, en la ciudad de Kremenchuk, región de Poltava, las Fuerzas Aeroespaciales Rusas lanzaron un ataque con armas de alta precisión disparadas desde el aire contra hangares que almacenaban armas y municiones recibidas de los Estados Unidos y países europeos con destino a la agrupación de tropas ucranianas en Donbass».
«La detonación de las municiones almacenadas (...) provocó un incendio en un centro comercial que ya no estaba en funcionamiento ubicado cerca del territorio de la planta destruida», se indica en la nota del departamento castrense ruso. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, estimó el martes que las explicaciones «exhaustivas» del Ministerio de Defensa «desmienten totalmente la versión» de los hechos facilitada por Kiev. La Aviación militar ucraniana cree que contra la ciudad Kremenchuk fueron disparados dos misiles Kh-22 (X-22), fabricados en la época soviética, desde un bombardero Tu22M3 mientras sobrevolaba la región rusa de Kursk, fronteriza con Ucrania. Uno de los cohetes impactó el centro comercial y el otro la fábrica de maquinaria situada en las inmediaciones. La unidad desde la que despegaron los aviones rusos, según la misma fuente, se encuentra en Shaikovka (región de Kaluga).
Condena internacional
La condena de la Comunidad Internacional por lo sucedido en Kremenchuk ha sido general y unánime. «Este es otro acto atroz más en una serie de ataques contra civiles e infraestructuras civiles por parte de las fuerzas rusas. El bombardeo continuo de civiles es reprochable, totalmente inaceptable y constituye un crimen de guerra», afirmaba en un comunicado la oficina del alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, por su parte, advirtió durante la reunión del G-7 en Baviera que los intentos intimidatorios de Rusia «no funcionarán» y calificó el ataque de «horrendo e indiscriminado».
Los líderes del G-7, precisamente, calificaron la matanza de Kremenchuk de «crimen de guerra» en una declaración conjunta.