Sturgeon desafía a Johnson con un nuevo referendo de independencia
En la consulta de 2014 los escoceses decidieron continuar en el Reino Unido. El Brexit ha cambiado las circunstancias
El conocido como IndyRef2 se realizará con o sin el plácet del Gobierno británico, incluso si eso significa ir a los tribunales
«El Reino Unido no está en posición de sermonear a nadie sobre el respeto de las normas democráticas», señaló Sturgeon
El 19 de octubre de 2023 es la fecha elegida por la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, para celebrar un segundo referéndum de independencia en la nación, según lo anunció ella misma ayer por la tarde durante una comparecencia en el Parlamento escocés en la que plasmó su hoja de ruta de cara a ese momento. La líder de los nacionalistas escoceses está decidida a celebrar una nueva consulta después de que en 2014 la mayoría de los votantes decidieran continuar formando parte del Reino Unido, ya que, a su parecer, las circunstancias han cambiado con el Brexit, porque sin quererlo, la población ha dejado de formar parte de la Unión Europea pese a haber votado contra el divorcio entre Londres y Bruselas en el referéndum celebrado hace precisamente seis años, en junio del 2016.
La política reconoció que «la independencia no será fácil» pero «nos ayudará a trazar nuestro propio rumbo», y está decidida a llevarla a cabo con o sin el consentimiento del Gobierno británico, que debe dar su aprobación, incluso si eso significa ir a los tribunales.
El conocido como IndyRef2 ha sido motivo de conflicto entre Sturgeon y el primer ministro británico, Boris Johnson, que no está dispuesto a ceder y que sostiene que aquella primera consulta, en la que los unionistas defendían que formar parte del Reino Unido era la única manera de seguir dentro de la Unión Europea, fue «un evento único en una generación». En aquel momento, que fue posible gracias a un acuerdo entre el entonces primer ministro, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmond, el 55 por ciento de los votantes decidió quedarse mientras que el 45 por ciento se mostró a favor de la independencia.
Sturgeon consideró que «el Gobierno del Reino Unido no está en posición de sermonear a ningún otro país sobre la necesidad de respetar las normas democráticas si tiene la intención de intentar frustrar la democracia en casa». Añadió que «el Reino Unido es una asociación de consentimiento, o no es una asociación digna de ese nombre». De ahí que esté ya tomando algunos pasos concretos con la vista puesta en el otoño del 2023, con el argumento de que la mayoría independentista en Holyrood, gracias a la coalición del SNP con los
Verdes escoceses, supone un «mandato democrático» para volver a plantear la secesión, que sin embargo no goza de un apoyo mayoritario en las encuestas.
«Los derechos democráticos del pueblo de Escocia son primordiales», declaró Sturgeon, que defendió que «Escocia, durante generaciones, ha pagado un precio por no ser independiente, con gobiernos en Westminster por los que no votamos, que imponen políticas que no apoyamos, que con demasiada frecuencia nos impiden alcanzar nuestro potencial. Los conservadores tienen solo seis diputados en Escocia, apenas el 10% de la representación escocesa, y, sin embargo, nos han sacado de la UE en contra de nuestra voluntad».
«No es el momento»
Un portavoz de Downing Street reiteró que este no es el momento de poner sobre la mesa otra consulta, y apuntó que «la gente de Escocia quiere y espera ver a sus dos gobiernos trabajando juntos» para resolver «los problemas que les importan a ellos, sus familias y comunidades», como «el costo de vida, proteger nuestra seguridad energética a largo plazo, liderar la respuesta internacional contra la invasión de Ucrania por parte de Rusia y hacer crecer nuestra economía para que todos tengan acceso a oportunidades y empleos para el futuro».
Johnson también se manifestó al respecto, mientras viajaba entre Alemania –donde se celebró el encuentro del G-7– y España, donde ha dado comienzo la Cumbre de la OTAN, diciendo simplemente que la idea de Sturgeon será estudiada «cuidadosamente». «Responderemos de forma adecuada. Creo que el enfoque debería ser construir una economía más fuerte. Eso es lo que estamos haciendo. Creo que tendremos una economía más fuerte y un país más fuerte juntos», zanjó el ‘premier’, al que se le abre un nuevo frente de conflicto en el panorama político británico que podría convertirse en su peor dolor de cabeza en los meses venideros.
Tanto en Westminster como en Stormont, conservadores y laboristas argumentaron que la hoja de ruta de la líder del SNP es un intento «desvergonzado» de desviar la atención de los problemas internos de su formación. «La presión obsesiva de Nicola Sturgeon por otro referéndum de independencia es el colmo de la autoindulgencia y la irresponsabilidad», publicaron los conservadores en su cuenta de Twitter, que creen que Sturgeon «debería empezar a escuchar a Escocia y volver al trabajo diario». Por su parte, Douglas Ross, el líder ‘tory’ en la región, apuntó que la realización de otra consulta es la «prioridad equivocada para Escocia».
Protocolo de Irlanda
«No sorprende que Nicola Sturgeon esté intensificando sus esfuerzos para sembrar división y conflicto cuando vemos el caos en su partido y los fracasos de su Gobierno», aseveró Anas Sarwar, el líder laborista escocés, que dijo que la ministra principal está «siguiendo adelante con un referéndum no deseado e ignora los gritos desesperados de ayuda de la gente» debido «a la crisis del coste de la vida».
La declaración de la ministra principal llegó después de que el lunes la Cámara de los Comunes votara a favor de un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo de Boris Johnson que le permitirá, una vez aprobado después de que supere todos los pasos del proceso legislativo, modificar unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte, que forma parte del acuerdo del Brexit.