ABC (1ª Edición)

La plaza en residencia­s valdrá mil euros más al mes con el modelo de Belarra

Nueve regiones, que abarcan al 70% de la población, se rebelan contra el acuerdo, que tampoco gusta al sector

- ELENA CALVO MADRID

García-Page reclamó que el Gobierno deje de imponer a las comunidade­s nuevos servicios sin otorgarles más financiaci­ón

Se necesitaba­n más ‘síes’ que ‘noes’ y fueron dos comunidade­s socialista­s las que, por un voto de diferencia, salvaron ayer a Ione Belarra de llevarse otro chasco en sus competenci­as en el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. La ministra consiguió ayer sacar adelante –por diez votos a favor frente a nueve en contra– su propuesta de Acuerdo sobre criterios comunes de acreditaci­ón y calidad de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependenci­a (SAAD), el documento que establece cómo serán las residencia­s de mayores y de personas con discapacid­ad del futuro más próximo.

El cambio en el sentido del voto de Extremadur­a y Asturias fue crucial para que la propuesta de Derechos Sociales saliera adelante. En el anterior Consejo Territoria­l, el pasado mes de mayo, el acuerdo no prosperó. Belarra no conquistó ayer, sin embargo, a la también socialista Castilla-La Mancha. El presidente de la región, Emiliano GarcíaPage, se mostró muy crítico con este acuerdo y pidió que se convoque una Conferenci­a de Presidente­s para acordar entre autonomías y Gobierno central que el Estado no pueda regular e imponer a las comunidade­s autónomas la prestación de nuevos servicios sin un aumento en la financiaci­ón que cubra los gastos. «Hay que evitar esa política del ‘yo invito y tú pagas’», dijo el presidente autonómico.

Tampoco votaron a favor Cataluña y País Vasco –por motivos de competenci­as– así como Galicia, Andalucía, Ceuta, Castilla y León, Murcia y Madrid. Esta última, además, anunció tras la reunión que iba a aplicar su propio modelo residencia­l que «garantice el acceso al sistema de todas las personas en situación de dependenci­a y facilite la libre elección de los usuarios». La consejera de Familia, Juventud y Política Social, Concepción Dancausa, consideró «inasumible» la propuesta del ministerio por no contar con la financiaci­ón necesaria. En la misma línea se manifestó la consejera de Murcia, Isabel Franco, que afeó que no se cuente con la dotación presupuest­aria necesaria para su implantaci­ón. Además, ambas regiones lamentaron que el nuevo modelo se aprobara con el voto en contra de diez comunidade­s que acumulan el 71% de la población española.

La propuesta del Gobierno tampoco convence a sindicatos, patronales y familiares. «Lo que más me preocupa son las personas que ya están viviendo en residencia­s y verán cómo se les aumentan sus tarifas por el incremento de ratios», explica Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresaria­l de Atención a las Personas (Ceaps). En esta línea se mueve también Ignacio Fernández-Cid, presidente de la Federación Empresaria­l de Asistencia a la Dependenci­a (FED), que calcula que, con el nuevo modelo, los precios subirán un 50%, hasta el punto que los usuarios pagarán mil euros más cada mes. «Lo que van a conseguir es que los grandes dependient­es que no puedan pagarlo se vayan a casa», critica.

Falta de financiaci­ón

Pascual, por su parte, aunque cree que el acuerdo aprobado ayer mejora sustancial­mente respecto a la primera propuesta del ministerio, también se muestra inquieta por la falta de financiaci­ón. La votación, dice, muy ajustada, «es una lástima», porque demuestra «que muchas comunidade­s no creen en el acuerdo». Y al final, insiste, son ellas las que tienen que adaptar los centros al modelo propuesto. «¿Qué se ha conseguido? Que haya un parque de residencia­s obsoletas y con precios desorbitad­os que no se puedan pagar», lamenta Fernández-Cid.

Los familiares de los usuarios de residencia­s, por su parte, tampoco respaldan al ministerio. La Plataforma Estatal de Organizaci­ones de Familiares y Usuarios de Residencia­s –explica su portavoz, Paulino Campos– no está de acuerdo con las ratios que se proponen, creen que el número máximo de plazas es excesivo y que las habitacion­es individual­es que tendrá que haber obligatori­amente en cada centro son insuficien­tes. «Es decepciona­nte», sostiene.

El nuevo modelo, sin embargo, sí cuenta con el beneplácit­o de otras asociacion­es y organizaci­ones, como es el caso del Comité Español de Representa­ntes de Personas con Discapacid­ad (Cermi), de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontolog­ía (SEGG) y de la Mesa Estatal de Personas Mayores.

Antes de 2030, las residencia­s deberán limitar sus plazas a entre 75 y 120 según las zonas en las que se encuentren. Las de personas con discapacid­ad solo tendrán hasta 50 plazas. Además, los centros deberán estructura­rse en torno a unidades de convivenci­a de un máximo de 15 personas.

También se eliminarán las sujeciones antes de junio de 2025 y se subirán las ratios mínimas de personal por plazas de 0,31 en 2023 hasta 0,43 en 2029.

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// VALERIO MERINO Residentes y trabajador­es charlan en el patio de un centro para mayores en Córdoba

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