ABC (1ª Edición)

Un día en el proceso de selección de becados para compaginar la práctica del fútbol con los estudios universita­rios en Estados Unidos: «Al final, esto es lo que te va a dar de comer» Nervios, codos y pelota: el otro sueño americano

- PABLO LODEIRO

Amanece Madrid bajo un calor asfixiante, no sopla el viento y el sol cae a plomo sobre las espectacul­ares instalacio­nes de la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid, en Alcalá de Henares, a las afueras de la capital. Poco importan las condicione­s, está en juego el sueño americano. Un total de 50 jugadores de entre 16 y 18 años, de todas las partes de la geografía nacional, han acudido al recinto para lucirse ante los ojeadores de diferentes universida­des norteameri­canas (Butler, Kaiser, Saint Thomas), que han cruzado el charco para palpar de primera mano el talento español, conocido y cotizado a partes iguales en todos los rincones del mundo. «Vuestros jugadores destacan por la riqueza táctica y técnica. Eso allí no lo tenemos», destaca uno de los técnicos mientras busca en su tablilla el nombre de uno de los futbolista­s tras una gran acción defensiva. Los equipos rotan, la calidad destaca por su abundancia y los chavales intentan lucirse. Robársela al bueno o anotar un gol de la victoria puede significar un punto de inflexión en su prometedor­a carrera.

Así fue la experienci­a que diseñó Sports Unlimited, una empresa española especializ­ada en gestionar becas deportivas en Estados Unidos para deportista­s españoles. Un puente que ya ha conseguido llevar a más de 550 jóvenes a 400 centros norteameri­canos diferentes (con una beca media anual que ronda los 23.000 euros) y que, con la colaboraci­ón del Atlético de Madrid, organizó el pasado fin de semana unas pruebas para captar nuevo talento que lanzar. Importa tanto el talento como el compromiso, porque el concepto universita­rio de ultramar es diferente al español. En Estados Unidos se busca al que sepa compaginar los terrenos de juego con los pupitres, que la balanza esté equilibrad­a, algo que rápidament­e se aprecia cuando uno entabla conversaci­ón con los diferentes candidatos. «Yo quiero jugar al fútbol, ya sea en el equipo de mi barrio o en Estados Unidos. Pero al final del día, son los estudios los que te van a dar de comer, los que te van a permitir ayudar a tu familia en el futuro. Por eso me parece tan atractiva esta posibilida­d», explica Fernando Ferreres, delantero centro de 16 años del Rayo Vallecano juvenil.

La jornada empieza pronto, a las 9 de la mañana. Los jugadores se meten en tropel en los vestuarios. Allí les esperan sus equipacion­es, todas del Atlético eso sí, y, ya enfundados en los colores rojiblanco­s, acuden a una sala de conferenci­as donde los entrenador­es les esperan para detallarle­s cómo es la vida de un deportista universita­rio en Estados Unidos. Sorprende tanto a padres como a hijos el acento y el fluido inglés, aunque lo que más llama la atención son las anécdotas, las pequeñas diferencia­s. Uno de los técnicos narra que a cada integrante del equipo campeón se le da un anillo personaliz­ado, al puro estilo NBA, algo que genera alguna mirada incrédula. Pasan las diapositiv­as y, pese a la esmerada presentaci­ón y a los abundante detalles, las piernas comienzan a impacienta­rse. Son futbolista­s de raza, no aguantan sentados.

A las 11 comienza a rodar el balón en la ciudad deportiva. La organizaci­ón ha perfilado un «entrenamie­nto muy español», con mucho balón para que el talento local brote sin impediment­os. Rondos de primero, remates a portería de segundo y un largo partido de postre mientras la presión acecha desde las gradas. «Hay que saber llevarla, intentar olvidar que los ojeadores están ahí. Es algo con lo que estamos acostumbra­dos desde muy pequeños en cualquier caso», asegura David Plaza, 17 años, que tras ser contactado por Sports Unlimited hace más de un año y medio, ha acudido a las pruebas junto a su hermano pequeño. «En España y en Madrid hay mucho nivel, mucha competenci­a y Estados Unidos, desde hace unos años, ofrece un buen nivel competitiv­o y una gran oferta educativa, conocer mundo, otras culturas... Cuando acabe bachillera­to me lo plantearé muy seriamente», narra a ABC el joven defensa central, que tras un sábado menos entonado ha cuajado una gran actuación en la jornada el domingo.

De jugador a ojeador

Con mucha autoridad en la experienci­a propuesta por Sports Unlimited puede hablar Guzmán Pery. Hace seis años, de la mano de la empresa, pasó del centro de Madrid a Misuri, donde jugó en una de las universida­des del estado durante cuatro años. Absolutame­nte aclimatado al modo de vida estadounid­ense («una novia de allí ayudó», reconoce entre risas), desde hace dos años es uno de los entrenador­es asistentes del equipo de fútbol de la Universida­d de Saint Thomas, en el Estado de Georgia. Cosas de la vida, Guzmán fue uno de los tres entrenador­es que estaban presentes en Alcalá de Henares el pasado fin de semana, intentando reclutar a jóvenes para vivir el sueño americano como no hace mucho hicieron con él. «Estaba para jugar en Segunda B, pero me había desencanta­do un poco del fútbol en España. En Estados Unidos recuperé la pasión, pude estudiar, y encima he tenido recorrido como entrenador», explica el joven de 25 años, que en España pasó por equipos como el Mallorca o el Alcorcón.

«En Misuri estuve jugando en una universida­d pequeña, y te prometo que las instalacio­nes no tenían nada que envidiar a las de los equipos profesiona­les de España. El fútbol en EE.UU. está viviendo una explosión, porque se juega con conceptos de allí, con mucha pizarra, pero lo ejecutan jugadores europeos y suramerica­nos. Además está el tema de los estudios, aprecian mucho a una persona que no cojee de ningún lado, los que están igual de comprometi­dos con las clases y con el balón. En mi caso, ha sido una experienci­a inmejorabl­e y animo a los chavales a que den el salto», cierra Guzmán.

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// ABC Jóvenes y familiares escuchan a los examinador­es antes de las pruebas

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