BIDEN PREMIA A ERDOGAN POR FACILITAR EL INGRESO DE LOS NÓRDICOS A LA ALIANZA
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, agradeció personalmente ayer a su homólogo turco que renunciara a su oposición al ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN en una reunión bilateral al margen de la Cumbre de Madrid. Paralelamente, el Gobierno de Biden aceptó la venta de aviones de combate F-16 a Turquía, tras una solicitud pendiente desde octubre. «Quiero agradecerle lo que ha hecho», dijo Biden antes de la reunión con Recep Tayyip Erdogan. Según la Casa Blanca, Biden expresó también que «los líderes coincidieron en la importancia de seguir manteniendo estrechas consultas».
En las declaraciones conjuntas no hubo mención a la venta de los F-16. En octubre, Turquía pidió a EE.UU. una remesa de 40 cazas fabricados por Lockheed Martin y unos 80 equipos de actualización para los que ya tiene. Esa venta debe ser aprobada también por el Capitolio, donde los demócratas son mayoría. Turquía, Suecia y Finlandia firmaron un acuerdo de adhesión en virtud del cual los dos candidatos nórdicos se comprometen a no apoyar a los grupos militantes kurdos PKK y YPG, ni a los seguidores del clérigo afincado en EE.UU. Fetulá Gulen, al que Turquía acusa de un fallido intento de golpe de Estado en 2016.
Relaciones tensas
La bilateral duró una hora. Los dos mandatarios se habían reunido por última vez en persona en octubre de 2021 y hablaron por teléfono a principios de este año. En sus últimos días en el Gobierno, Donald Trump, que tenía buena sintonía personal con Erdogan, aprobó sanciones contra Turquía por la compra por parte de esta de misiles rusos S-400, algo insólito en un socio de la OTAN.
Las relaciones entre Biden y Erdogan han sido tensas. En las elecciones presidenciales, Biden se refirió a su homólogo turco como un «autócrata», algo que sentó mal en Ankara. Después, Biden se negó a verse con él en la Asamblea General de Naciones Unidas de 2021.
Hace un año, Biden tomó otra decisión sin precedentes: reconoció por primera vez que la masacre de armenios por parte de los otomanos durante la I Guerra Mundial fue un acto de genocidio en toda regla, algo a lo que se había opuesto enérgicamente el régimen turco, heredero de aquel imperio.