«Veo muy difícil el encaje legal del nuevo impuesto a las energéticas»
Stella Raventós Presidenta de la Asociación Española de Asesores Fiscales ► «Hay contribuyentes que se han ido de España porque se sentían maltratados y perseguidos
«En ninguna ley se dice que el contribuyente tenga que elegir la opción más cara para él al pagar los impuestos»
La Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf) lleva meses embarcada en una cruzada contra lo que observa como un abuso en sus atribuciones por parte de la Administración Tributaria. Su celo ha logrado derribar la controvertida declaración de bienes en el extranjero y acumula victorias judiciales contra las iniciativas más agresivas del Fisco. Su presidenta, Stella Raventós, asegura que con otra actitud de las autoridades tributarias se conseguirían más ingresos que con una reforma fiscal.
—Existe una coincidencia general sobre que hay que reformar el sistema fiscal. ¿Qué está fallando?
—Pese a lo que se diga en España hay un nivel de imposición alto, la seguridad jurídica es muy mejorable y hay una actitud poco dialogante por parte de la Administración tributaria. Hay contribuyentes que se han ido de España porque se sentían perseguidos y maltratados. Es una realidad.
—O sea que eso de que hay contribuyentes que cambian de residencia por motivos fiscales es cierto...
—No vas a llenar el Santiago Bernabéu con los contribuyentes que se han ido de España, pero si un particular o una empresa cree que está pagando impuestos en exceso o que se le está persiguiendo por parte de la administración tributaria por supuesto que se lo plantean. España es bonita y se vive muy bien, pero hay otros países donde también se vive bien y se trata mucho mejor a los contribuyentes. Ha pasado dentro de España. El que se ha podido ir a Madrid no se ha quedado en su comunidad autónoma.
—¿Tan difícil es la relación del contribuyente con la Administración?
—En el Reino Unido llamas a la aAministración y te dicen: «Buenos días, ¿cómo te puedo ayudar?». Pruebe a hacerlo en una delegación española de Hacienda. Con suerte consigues hablar con una máquina Luego está el papeleo. Cuando les dices a clientes extranjeros todos los formularios que tienen que presentar se quedan perplejos. Es un círculo vicioso. Si la Administración confía en los ciudadanos, los ciudadanos confían en la Administración.
—¿Influye esto en la litigiosidad?
—Aquí acabas en los tribunales por cualquier tontería, incluso por una mala aplicación del derecho por parte de la Administración. La diferencia es que nosotros no recurrimos tonterías. La prueba está en que en la vía contencioso-administrativa nos dan la razón en el 45% de los casos y ese porcentaje aumenta si se tiene en cuenta lo que pasa después en los tribunales. Hay 30.000 millones empantanados en los tribunales, que no contribuyen al sistema productivo y que en su mayor parte Hacienda no va a cobrar jamás. Y esto ocurre por una normativa muy deficiente y por la actitud de la Administración tributaria.
—¿Estamos entonces enfocando mal el debate de la reforma fiscal?
—Una reforma fiscal seria no solo tiene que afectar a los impuestos, tiene que abarcar a toda la relación jurídico tributaria. La Administración Tributaria tiene un deber, que es comprobar que el contribuyente ha cumplido con sus obligaciones fiscales, no tiene la obligación de recaudar. Si se ha cumplido no tendría que haber nada más que decir. Y si no se recauda más, pues no se recauda más, porque ya se ha pagado lo correcto. El problema aparece cuando se retuerce el derecho con interpretaciones sesgadas solo para conseguir mayor recaudación.
—Pues el debate sigue anclado en si hay que subir impuestos o no...
—En el IRPF estamos en el rango más alto, en Sociedades, también, y hay una multitud de impuestos autonómicos y locales. Hay que tener cuidado porque podemos cargarnos la gallina de los huevos de oro. Cualquier país debe aspirar a atraer inversiones y en España estamos en el puesto 30 de 39 en el ranking de competitividad fiscal. Cualquier subida de impuestos debería estar justificada y venir acompañada de reducciones en el gasto. Tenemos 22 ministerios...
—¿Qué le parece el nuevo impuesto a los beneficios extraordinarios de las energéticas que se ha anunciado?
—Primero habrá que saber a qué se refieren con beneficios extraordinarios; desde cuándo se van a considerar como tales; cómo se van a calcular, y, sobre todo, cuál va a ser el hecho imponible. Veo jurídicamente muy complicado crear un nuevo impuesto, porque los beneficios ya se gravan en el Impuesto de Sociedades. Veo muy difícil su encaje legal en el sistema tributario». —El Gobierno sigue en su discurso de apretar a las grandes empresas y a las rentas altas para obtener más ingresos fiscales bajo el argumento de que pagan poco. ¿Cómo ven esto sus clientes?
—Es muy curioso porque la Agencia Tributaria tiene un nivel de control sobre las declaraciones fiscales de las grandes empresas e incluso de los grandes contribuyentes particulares que hacen casi imposible que defrauden. Por otra parte en ningún sitio de la ley se dice que el contribuyente tenga la obligación de elegir la opción más cara para él. Todo contribuyente debe tener derecho a que se le trate dignamente, no como a un defraudador, y es importante también que tenga la sensación de que los impuestos que paga sirven para algo.