El aborto, una ‘bomba política’ en año de elecciones en EE.UU.
∑Joe Biden, hundido en las encuestas, trata de que la sentencia del Supremo movilice al electorado joven y moderado
« Votad, votad, votad». Joe Biden se presentó ayer ante los medios en Madrid en la rueda de prensa que cerraba su participación en la cumbre sobre la OTAN, pero no pudo evitar el asunto que se come toda la atención de EE.UU. Y, que en sus cálculos, podría cambiar el rumbo perdido de su presidencia: la sentencia del Tribunal Supremo que elimina las protecciones constitucionales del aborto.
El presidente volvió a pedir el voto como receta para dar la vuelta a una decisión histórica que enfurece a una parte del país y que otra celebra. «Este otoño, ‘Roe’ estará en las papeletas», reaccionó hace siete días cuanto el Supremo anunció su decisión, que tumba el precedente de 1973 por el mismo tribunal con la sentencia ‘Roe vs. Wade’.
Biden se refería a las elecciones legislativas de este noviembre, en la que todo el mundo se juega mucho. Se renueva el Congreso –en el caso del Senado, solo un tercio de los escaños–, donde los demócratas tienen mayorías exiguas en las dos cámaras. Los republicanos podrían ganar posiciones en ambas y complicar todavía más lo que le queda a Biden de presidencia y una eventual reelección.
Pero también hay multitud de elecciones en los estados, desde puestos de gobernador a escaños en las cámaras legislativas estatales, en carreras que son determinantes para la regulación del aborto en el país. La decisión del Supremo, en esencia, devuelve la autoridad para regular sobre el aborto a los estados. La mitad de los estados ya tienen prohibiciones o restricciones amplias al aborto en vigor, o las tendrán en un futuro próximo.
Varios candidatos demócratas a gobernador en estados donde las asambleas legislativas las controlan los republicanos –Míchigan, Pensilvania, Wisconsin– se han vendido como la «última línea de resistencia» frente a la prohibición del aborto.
Opciones desalentadoras
La sacudida de la sentencia podría ser una terapia de choque electoral para Biden y los demócratas. Sus perspectivas son desalentadoras: el presidente está hundido en las encuestas (39% de apoyo en un sondeo reciente de ‘USA Today’, su punto más bajo), la inflación está desbocada y ahoga a las familias, el crimen violento va disparado desde la pandemia y hay una crisis en la frontera sur, con récord de arrestos de inmigrantes indocumentados.
«Lo esencial aquí es que, si esto te importa, y si los datos de encuestas son correctos y piensas que la decisión del tribunal es un escándalo o un error importante, vota. Ve y vota», insistió ayer Biden en Madrid, en referencia a los sondeos sobre apoyo a ‘Roe’. Uno de finales de abril de ‘The Washington Post’ y ABC News aseguraba que el 59% de los estadounidenses pensaban que no había que tocar ‘Roe’, frente al 28% que defendían que había que tumbarla.
Es indiscutible que los estudios de opinión muestran un mayor grado de apoyo a la protección del acceso al aborto –aunque con muchos matices sobre el momento de la gestación o las circunstancias para realizarlo– que a su prohibición o restricción fuerte.
Lo que no está claro es qué impacto tendrá eso en las elecciones, qué importancia le darán los votantes a la hora de inclinarse por uno u otro candidato. Los demócratas confían en que movilice al voto joven, que suele quedarse en casa en las legislativas. Y que también sea decisivo en ciertos electorados moderados suburbanos –en especial, mujeres–, que fueron clave, por ejemplo, en la victoria de Biden frente a Donald Trump en 2020. Pero está por demostrar que el aborto cuente más que el precio de la cesta de la compra o lo que cuesta llenar el depósito del coche.
El llamamiento indisimulado de Biden al voto como única manera de preservar el aborto ha enfadado, sin embargo, a los sectores izquierdistas de su partido. Le acusan de timorato y de querer aprovechar la bandera del aborto para su propio beneficio electoral.
El presidente no ha visto con buenos ojos la batería de medidas radicales que le exige la izquierda activista: ampliar el número de jueces para diluir la mayoría conservadora; decretar emergencia nacional; someter a los magistrados a ‘impeachment’ o juicio político por romper el precedente o abrir clínicas abortistas en territorio de propiedad federal, como los parques nacionales.
Excepción en el Senado
Ayer, sin embargo, abrió por primera vez la mano a una medida drástica: hacer una excepción al ‘filibuster’, la regla del Senado que exige una mayoría de 60 votos para las leyes y que los republicanos utilizan para bloquear buena parte de las iniciativas.
Los demócratas moderados –entre los que se encuentra Biden– siempre han sido reacios a eliminar el ‘filibuster’ (entre otras cosas, porque se podría
volver en su contra si los republicanos recuperan el Senado). Pero el presidente se ha mostrado abierto a salvedades y lo hace con el aborto. La diputada Alexandria Ocasio-Cortez, la cara más visible de la izquierda, celebraron el anuncio. «Así se habla», tuiteó. No será tan fácil: hay senadores demócratas moderados, como Joe Manchin o Krysten Sinema, que se han mostrado reacios.
Para el republicano más conservador, la sentencia es la demostración de que su voto tiene impacto y podría ser relevante en las urnas. Para quienes se juegan la elección en estados o distritos reñidos, podría ser un problema. El propio Trump ha dicho en privado, en contra de lo expresado en público, que el fallo «es malo para los republicanos».