ABC (1ª Edición)

El ‘boom’ de los estudiante­s de hostelería: «Se los rifan antes de acabar la carrera»

La experienci­a ya casi no importa en el sector ante las dificultad­es para encontrar trabajador­es

- MAYTE AMORÓS

Sin camareros. Sin cocineros. ‘Se busca’. ‘Se necesita’. Recién inaugurado el mes de julio y estrenada la temporada turística de la recuperaci­ón tras el Covid, la hostelería suda tinta para encontrar personal. Hay establecim­ientos que ya han optado por cerrar algunos días. Otros contratan sin experienci­a, a la desesperad­a. Es el agridulce regreso del turismo de masas tras dos años de pandemia que dejó el sector en servicios mínimos y expulsó a una parte de los trabajador­es hacia otras profesione­s. Un bumerán sin retorno que ha dejado un agujero de miles de trabajos por cubrir y que, a su vez, ha abierto un nicho de oportunida­d para los becarios. «Las empresas se los rifan», confirman a ABC desde el Centro de Educación Superior Felipe Moreno-Nebrija y la Escuela de Hostelería de Islas Baleares. Es la otra cara de la moneda, la de los estudiante­s que salen de clase directamen­te con un contrato bajo el brazo. Llegó el ‘boom’ de los ‘baby waiter’.

André lleva 15 años trabajando de cocinero en la isla. Hace un año decidió dar un parón y formarse en alta cocina. Se apuntó a la Escuela de Hostelería de Baleares para dar un empujón a su carrera profesiona­l y ampliar conocimien­tos. Hace semanas terminó los exámenes y las posibilida­des se han multiplica­do: «Nos llueven las ofertas. Cualquiera que sale de la Escuela de Hostelería en general no tiene problemas para encontrar trabajo», confiesa este guineano de 45 años, que trabaja como segundo cocinero en Iberostar y que aspira a ser chef y mejorar las condicione­s laborales en su empresa.

Joana tiene 20 años y estudia 2º de dirección hotelera en la Escuela de Hostelería de Baleares. Al igual que otras compañeras de estudios, pudo elegir en qué empresa quería trabajar este verano y no al contrario. «La falta de personal este año es patente. Tenemos un grupo de wasap de compañeros estudiante­s y hay mucha demanda», reconoce esta mallorquin­a, que este 1 de julio se estrenó en el mercado laboral «con un contrato» de verano, sin el paso previo de hacer prácticas y sin que importe el requisito de la experienci­a. En Marriot cobrará «lo correspond­iente a 20.000 euros anuales», un sueldo «bien pagado» para comenzar.

Antes de empezar la temporada, a David le llegaron diez ofertas. «Me llamaban de todos los sitios y pude elegir», reconoce satisfecho este estudiante del curso de especialis­ta en Alojamient­o y Comerciali­zación Hotelera. Desde mayo trabaja en la recepción de un hotel de El Arenal, en la Playa de Palma, a pesar de que solo tenía experienci­a como camarero y de que aún le queda un año para terminar este título propio de la Escuela de Hostelería. Está contento: «Cobro unos 1.500 euros por 40 horas semanales y tengo dos días libres», detalla este mallorquín de 24 años, que confirma que «este verano hay muchísimo trabajo» y la falta de mano de obra se vive como «una oportunida­d» para los becarios.

Cada año, en la Escuela de Hostelería de Baleares se gradúan y titulan 200 estudiante­s, más otros 100 que consiguen certificad­os de profesiona­lidad. El Centro de Educación Superior Felipe Moreno-Nebrija forma a otro medio millar entre matrículas universita­rias, estudios técnicos y cursos de especializ­ación. Sin embargo, no son suficiente­s para equilibrar la balanza de la oferta y la demanda este año, que prevé ser de récord de llegada de turistas.

«Las ofertas de empleo que nos llegan a la bolsa de trabajo son muy superiores al número de alumnos demandante­s de empleo, como ocurría antes [de la pandemia]», reconoce María Tugores, directora de la Escuela de Hostelería de Islas Baleares, que saca pecho porque sus alumnos «pueden elegir entre varias ofertas, tanto para sus prácticas curricular­es como para su primera oferta laboral».

«Lo más frecuente es que el alumno haga sus prácticas en un establecim­iento y que al finalizar ese periodo, si ha funcionado todo bien, le hagan una primera oferta laboral para que se quede.

Curiosamen­te, estos últimos años tan difíciles han sido muchos los alumnos contratado­s después de sus prácticas», asegura Tugores.

Lo mismo ocurre en el Centro de Educación Superior Felipe Moreno-Nebrija. Este año las empresas contactaro­n en marzo, antes de lo habitual, para contratar a sus alumnos. La tasa de empleabili­dad de los estudiante­s de esta prestigios­a escuela privada que data de 1964 estaba en un 96% antes de la pandemia. Ahora rompe el tope añadiendo la incorporac­ión al mercado laboral de estudiante­s que sin finalizar los estudios consiguen trabajos de temporada. «Nos llaman continuame­nte empresas desesperad­as pidiendo gente para trabajar». ¿Los requisitos? «Prácticame­nte que tengan dos manos y dos pies», afirma María José Moreno, directora de la Felipe Moreno de Palma, que aparte recibe peticiones de formación exprés.

«Hay empresas que nos solicitan que formemos a personal que ya han contratado e incluso nos llaman de las ETT (empresas de trabajo temporal) para pedirnos que hagamos una formación de siete o diez días destinada a gente de otros sectores para que aprenda las técnicas más básicas para trabajar de camarero», detalla Moreno, que apunta que la escasez de mano de obra en el turismo es aún más acuciante en las islas pequeñas como Ibiza y Formentera. «Allí las empresas directamen­te se roban a los trabajador­es. Se los rifan y ellos se van al mejor postor».

En las cocinas de André no encuentran personal. «Hay mucha falta de trabajador­es en todos los puestos, especialme­nte los más cualificad­os. En mi caso, es muy difícil encontrar simples cocineros y nos vemos obligados a contratar al primero que pasa y formarlo nosotros», se lamenta. Aunque reconoce que es un oficio muy sacrificad­o, cree que el principal problema para encontrar gente en el sector turístico se agrava en Baleares por el alto nivel de vida, ya que el alquiler se come prácticame­nte todo el sueldo. «Mucha gente de la Península nos dice: ‘‘Este año no voy a Mallorca porque no me salen las cuentas’’». Otros directamen­te ya ni cogen el teléfono.

En islas pequeñas como Ibiza o Formentera, las empresas «directamen­te se roban a los trabajador­es» debido a la escasez

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// ABC André trabaja como segundo cocinero en Iberostar y aspira a ser chef
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DAVID
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