La nueva ruta mafiosa: 2.000 euros por cruzar de Argelia a Marruecos
► Unos 40 pidieron asilo nada más pisar el CETI, aleccionados por traficantes
Los traficantes de seres humanos les venden que es mejor entrar en Melilla que intentarlo desde Libia a las costas italianas
Que hay mafias detrás de las rutas de la inmigración ilegal es una evidencia. A veces se puede constatar con indicios. Uno de ellos es que de los 133 migrantes que llegaron al CETI de Melilla tras el salto masivo y violento del 24 de junio, unos 40 solicitaron directamente asilo nada más pisarlo, sin hablar ni con abogados ni con las ONG. El grupo procede en buena parte de Sudán, aunque hay otras nacionalidades subsaharianas. «Llegan aleccionados, sabiendo cuál es el procedimiento, si piden asilo se les frena cualquier actuación administrativa», explican las fuentes consultadas por ABC.
El resto, más de 90, fueron asistidos por una docena de abogados del turno de Extranjería a las 48 horas del salto, una vez que habían pasado los filtros policiales y sanitarios. Leopoldo Bueno, uno de los coordinadores del turno y vocal de la Subcomisión de Extranjería, explica a ABC que los agentes ya habían incoado expedientes de devolución que tuvieron que frenar. «Sabíamos que venían de Sudán, Norte y Sur, de Camerún, de zonas de conflicto y, por tanto, tienen derecho a solicitar protección internacional. No se les puede notificar esa devolución».
Este numeroso grupo de casi cien personas no ha formalizado aún esa petición de asilo porque no se ha llevado a cabo la entrevista en profundidad; están a expensas de que Interior les comunique si la solicitudes se van a hacer en frontera o en territorio (existe un convenio con letrados de CEAR).
Bueno y sus compañeros no les preguntaron cómo habían saltado, si iban armados o si los maltrataron los agentes marroquíes. No era el momento ni hubo tiempo. Lo que sí es habitual es que le cuenten el itinerario que han seguido y los motivos por los que quieren entrar en España. «Llevan un tiempo diciéndonos que les cobran hasta 2.000 euros por cruzarlos de Argelia a Marruecos», explica el abogado.
Fuentes policiales señalan que llevan ya un tiempo detectando esas entradas de sudaneses que en lugar de migrar hacia Libia lo hacen hasta Marruecos. «Los traficantes de personas les venden que es mejor entrar en Melilla –aunque el recorrido sea un infierno y tengan que parar durante semanas o meses en otros países para conseguir más dinero– que intentarlo desde Libia a las costas italianas».
Bueno constata que el dinero con el que parten lo reúne una familia entera durante meses o años para que un miembro, normalmente muy joven, lo intente. Los últimos tienen una media de entre 20 y 22 años. Y un comportamiento más violento: la prueba la radial con la que reventaron la puerta del paso fronterizo.