ABC (1ª Edición)

De Mondragón a la tregua trampa de 1998

► ETA necesitaba ganar tiempo porque los golpes se sucedían tras la liberación

- P. MUÑOZ

A la liberación de Ortega Lara por parte de la Guardia Civil le siguió un rosario de nuevos éxitos en la lucha contra el terrorismo, liderada por el Instituto Armado. Entre la operación de Mondragón, el 2 de julio de 1997 y la tregua trampa de septiembre de 1999, solo dos años después, los continuos golpes policiales debilitaro­n a ETA hasta extremos que nunca antes había imaginado.

Sin ánimo de ser exhaustivo­s, en esos 24 meses cayó el comando Vizcaya en una operación en la que dos terrorista­s murieron al enfrentars­e a los agentes; una importante redada en Francia contra el aparato logístico, clave para la organizaci­ón; el desmantela­miento del comando Araba y solo dos días después se consiguió desarticul­ar el comando Andalucía.

El desconcier­to en ETA era palpable, pues no sabía cómo era posible que sufriese tantos daños en tan poco lapso de tiempo. Su respuesta se dio a conocer el 19 de septiembre de 1999, cuando declaró una tregua. El Gobierno de José María Aznar era consciente desde el primer momento de que se trataba de una estrategia para ganar tiempo y poder armarse y reorganiza­rse.

Sin presión

Las Fuerzas de Seguridad le transmitie­ron informació­n de la máxima fiabilidad que lo confirmaba. No obstante, ese periodo también sirvió a la Guardia Civil y a la Policía para trabajar sin la presión de los asesinatos.

El Gobierno del Partido Popular entabló conversaci­ones con ETA aunque sabía que no iban a llegar a sitio alguno. En efecto, 439 días después la banda volvió a asesinar, en concreto en Madrid al teniente coronel Pedro Antonio Blanco. Pero para entonces la organizaci­ón del hacha y la serpiente ya estaba sentenciad­a y su derrota sería policial. Como se atisbó desde la liberación de Ortega Lara.

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