ABC (1ª Edición)

El independen­tismo escocés saca pecho pese a la falta de apoyo popular

► La batalla con el primer ministro, Boris Johnson, promete ser dura e, incluso, la Justicia tendrá que pronunciar­se ► Hace ocho años, el 55% de los votantes prefiriero­n quedarse en el Reino Unido; ahora el apoyo está dividido al 50%

- IVANNIA SALAZAR CORRESPONS­AL EN LONDRES

«Tarde o temprano vamos a ser una verdadera nación independie­nte. Ahora estoy más convencido que nunca», afirma Liam Flynn

La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, se ha dejado de amenazas y anuncios, como ha hecho durante meses, incluso años, para pasar a la acción y poner fecha a un nuevo referéndum de independen­cia, que requiere, sin embargo, la aprobación de Westminste­r para poder celebrarse. La batalla con el primer ministro, Boris Johnson, promete ser dura e, incluso, la Justicia tendrá que pronunciar­se, pero lo cierto es que muchos ciudadanos que apoyan la secesión ya han marcado en el calendario el 19 de octubre de 2023.

Es el caso de Liam Flynn, un seguidor de Sturgeon que en conversaci­ón con ABC aseguró que «tarde o temprano vamos a ser una verdadera nación independie­nte». Flynn, de 42 años y casado con una inglesa que también apoya la salida de Escocia del Reino Unido, dice que aunque hace ocho años votó también por la independen­cia, «ahora estoy más convencido que nunca» porque «lo peor que nos puede pasar es estar bajo el mando de Boris Johnson» a quien calificó como «un payaso que quiso abandonar la Unión Europea pero no nos deja hacer lo mismo a los demás».

Aquel primer voto independen­tista de Flynn, en el 2014, llevaba implícita una promesa de cambio radical. El entonces ministro principal y líder de los nacionalis­tas escoces, Alex Salmond dijo que el 18 de septiembre de aquel año sería «una fecha que quedará grabada en la historia de nuestra nación como el día en que Escocia dio un paso decisivo hacia un futuro mejor y más justo».

Aquel paso no se dio, y Salmond ya ni siquiera forma parte del partido, pero la independen­cia no solo siguió siendo un tema prioritari­o para los políticos sino que, tras el Brexit, cobró una nueva dimensión, sobre todo para quienes votaron en contra de la salida del Reino Unido de la UE en el referéndum del 2016.

«¿Por qué tenemos que estar fuera de la UE, con todos los problemas que eso supone, solo porque el Reino Unido se quiso ir?», se pregunta Paula Morrison, quien asegura que la independen­cia escocesa «no me importaba antes» y que en el año 2014 ni siquiera votó, «pero ahora quiero salir del Reino Unido sólo para poder volver a la UE», una esperanza que muchos tienen pero que parece no tener muchas opciones en el medio plazo.

Hace ocho años, el 55% de los votantes prefirió quedarse en el Reino Unido frente al 45% que querían el divorcio. Y actualment­e, al menos según las encuestas, los números no reflejan un apoyo mayoritari­o. De acuerdo con ‘What Scotland Thinks’ (lo que piensa Escocia) un proyecto dirigido el reconocido investigad­or John Curtice y que proporcion­a «informació­n imparcial y actualizad­a sobre las actitudes del público con respecto a cómo se deben gobernar y cómo se gobiernan las partes constituye­ntes del Reino Unido», el apoyo está divido, como máximo, 50 y 50.

Curtice, que es profesor de Política en la Universida­d de Strathclyd­e, considera que la imagen real solo se verá claramente cuando «los argumentos se pongan a prueba en una campaña electoral» y cree que Sturgeon ha hecho lo que se esperaba de ella, al igual que de Boris Johnson sus seguidores esperaban que pusiera en marcha la salida de la UE. Sturgeon fue elegida «por un electorado que quiere ver un segundo referéndum de independen­cia, y tenía el deber de responder». «Tanto Sturgeon como Johnson son, en cierto sentido, prisionero­s de los electorado­s que los llevaron al poder, y lo que veremos en las próximas semanas y meses son esos dos mandatos contradict­orios» esas «coalicione­s contradict­orias que se involucran en un juego del gato y el ratón sobre si se podría celebrar un posible referéndum y cómo».

En declaracio­nes a la BBC, el profesor Curtice opinó esta semana que aunque «no sabemos cuál sería el resultado de un referéndum», lo cierto es que «si se llevara a cabo en un futuro cercano, y tomando en cuenta el promedio de las encuestas más recientes» el «no» a la independen­cia ganaría por un pequeño margen de votos.

Así lo cree también Pamela Nash, directora ejecutiva de Scotland in Union, un grupo de campaña pro-Reino Unido, que asegura que la última encuesta de la consultora de referencia YouGov, que fue hecha antes del anuncio de Sturgeon de esta semana, detalla que «solo alrededor de un tercio de las personas en Escocia apoyan el plan de Sturgeon para un segundo referéndum de independen­cia el pró

ximo año». «Esto confirma que Sturgeon está actuando en contra de la voluntad del pueblo de Escocia», aseguró Nash, que añadió que «la gente de Escocia está diciendo alto y claro: no queremos un segundo referéndum divisorio sobre la salida del Reino Unido el próximo año».

Los márgenes de los sondeos

Y defendió que en un contexto de inflación, con precios al alza y en general un panorama de dificultad­es económicas, «la mayoría de los escoceses se oponen a su plan de gastar 20 millones de libras esterlinas en una contienda no deseada y no ven un referéndum como una prioridad para el gobierno». Los políticos «deben centrarse en lo que realmente le importa a la gente: nuestro preciado NHS (el Sistema Nacional de Salud), la economía y los empleos, nuestras escuelas y el medio ambiente», aseguró.

Los resultados de las encuestas han fluctuado en el tiempo, pero siempre con márgenes estrechos y con el contexto como telón de fondo. Para Curtice, el divorcio entre Londres y Bruselas abrió un debate nuevo en las calles que podría influir en lo que quiere la gente, para un lado u otro, y «desde el 2019» y tras el Brexit «el apoyo a la independen­cia en Escocia ha estado cerca del 50 por ciento» e, incluso, en la segunda mitad del 2020, en plena pandemia de Covid19, las encuestas «tenían ‘sí’ delante». La pregunta es si de aquí a octubre del 2023, si finalmente la consulta se celebra, una vez superados los trámites legales, tendrán los independen­tistas tiempo suficiente para convencer a su electorado de abandonar el Reino Unido.

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// REUTERS Sturgeon, durante un acto en el Palacio de Holyroodho­use
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