España enfrenta su peor verano con una ola Covid fantasma sin datos reales
► La situación de partida en los hospitales este mes de julio es peor que en los dos años anteriores ► Las autoridades piden prudencia y menos visitas a los centros de salud, que los médicos califican de chantaje
En los centros sanitarios se atienden ya reinfeciones en pacientes que pasaron el virus hace solo tres meses
El verano actual comienza siendo el más complicado de los tres de toda la pandemia. Pese a la irrupción del nuevo virus en 2020, esa época estival fue la de la ‘nueva normalidad’. Con una incidencia de apenas 8 casos por cada cien mil habitantes a principios del mes de julio, las vacaciones de aquel entonces, tras el largo confinamiento, y con las medidas de control pertinentes, permitieron asistir al que fue el último verano casi sin el coronavirus circulando a gran escala. Para el del año pasado, en el que se extendía la vacunación entre los jóvenes, los confinamientos a estudiantes en hoteles y los brotes entre estos grupos acapararon entonces los titulares. Hace doce meses, sin embargo, apenas 2.500 personas se encontraban ingresadas en los hospitales (un número que se multiplicó por cuatro en agosto).
Para la época estival de este 2022, la situación de todos los indicadores que miden la incidencia del coronavirus es bastante peor. Julio, y las vacaciones, comienzan estos días con un número similar al de pacientes agudos de hace un año, pero la incidencia acumulada entre los más vulnerables (mayores de 60 años) es siete veces superior a la del conjunto de la población el mismo mes del año anterior. No en vano, la propia ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha repetido esta semana un mantra: «Prudencia». Y ha recordado las medidas que funcionan para controlar el virus: el uso de la mascarilla y la vacuna para frenar los casos más graves. La explosión de positivos ha provocado un mayor uso de la Atención Primaria y de los servicios de Urgencias, saturados ya de por sí y en una situación delicada y las vacaciones del personal. Algunas comunidades autónomas, como Cataluña, han llegado incluso a pedir a la ciudadanía hacer «un uso racional» en los centros de salud.
Desborde en Primaria
«Lo que se quiere es responsabilizar a cualquiera menos a los que deberían ser los responsables de la situación actual, que son las autoridades sanitarias», expone a ABC Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). «Hay un desborde absoluto en nuestros centros, pero aconsejar a los enfermos que no acudan al médico parece un contrasentido, si intentamos que sea el médico quien gestione tu salud hasta para obtener un fármaco», argumenta el doctor de Familia.
Este verano, además de doblar turnos para cubrir las vacaciones y hacer más guardias, alrededor de un 10% del personal, que tenía la opción de prorrogar su marcha, se ha jubilado. A esta tormenta perfecta se suman también los casos de la séptima ola: «Una onda fantasma porque no se dan datos, ni de sanitarios enfermos ni de bajas, con las variantes BA.4 y BA.5 de Ómicron mucho más sintomáticas que las anteriores, y lo que es peor, vemos ya reinfecciones en tres meses con muchas más complicaciones», incide Armenteros.
«Se nota el incremento de casos», corrobora Elías Galán, enfermero de Atención Primaria en un centro de Barcelona. Sin embargo, «aunque los síntomas cuadren con el Covid, si el paciente es joven y no tiene patologías, no se le hace test de antígenos, y se queda encuadrado con un catarro o resfriado común, por lo que descartamos a un montón de gente», explica.
La saturación llega inevitablemente también a los servicios de urgencias, según denunció esta semana la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). «Hemos visto desde mayo una tendencia al alza en cuadros respiratorios y gripes atípicas en esta época del año. Aunque sean casos probablemente más le
ves, hemos soportado un aumento del 40% de la presión en nuestros servicios», explica Nora Miguéns, portavoz de los urgenciólogos.
Desde el cambio de estrategia y la ‘gripalización’ por parte del Ministerio de Sanidad, es difícil hacerse una idea de cuál es el alcance real del coronavirus. Para conocer más allá de la incidencia entre mayores de 60 años hace falta recurrir a otras fuentes. El Canal de Isabel II, a través del sistema Vigía, marcó el pasado lunes niveles récord de coronavirus en las aguas residuales de Madrid, superando incluso los niveles registrados en Navidad.
Otras iniciativas como la red CovidLot, impulsada por la Universidad Complutense de Madrid, confirman también la tendencia al alza de los casos de Covid. Con una red de detección estable que analiza mediante test semanales a parte de la población universitaria, la incidencia a 7 días superó a finales de esta semana los 5.300 positivos por cada cien mil personas.
El peor escenario
«Estamos en el pico más pico de todos. Mucho peor que en Navidad, cuando alcanzamos los 4.000 casos», expone Jesús Pérez-Gil, catedrático de la Facultad de Biología de la Complutense y uno de los impulsores de CovidLot. «El problema es que no imaginábamos que fuera posible tanta frecuencia de reinfección. Era probable que tuviéramos una última ronda de inmunización después de las vacunas, para terminar de inmunizarnos de forma más permanente, pero esta ola de contagios está afectando a mucha gente que pasó hace pocos meses el Covid», explica el profesor. Reconoce, eso sí, el papel fundamental de la vacuna para evitar la enfermedad grave, pero que «no están parando la transmisión».
«La gente ha perdido el miedo, ya no tiene demasiadas precauciones como podían ser la mascarilla, distancia social o guardarse de visitar espacios cerrados, y esto es un peligro para la aparición de cualquier brote infeccioso», explica Pérez-Gil. En esta misma línea, el doctor Armenteros reconoce que en el momento en que se ha «liberalizado» el uso del cubrebocas, «hemos perdido la posibilidad de ser solidarios con los demás, con los que están sanos». En su opinión, tras la pandemia era el momento perfecto para desarrollar «la cultura oriental del cuidado a los demás».