ABC (1ª Edición)

La historia de Thomas Mann, una tragedia europea

La novela de Colm Tóibín dedicada al premio Nobel alemán mezcla la imaginació­n y la biografía para arrojar luz sobre uno de los personajes más fascinante­s del siglo XX

- KARINA SAINZ BORGO

Thomas Mann subió a regañadien­tes al dormitorio de su padre. Lo encontró con una toalla almidonada alrededor del cuello mientras el barbero terminaba de afeitarlo. Tomó asiento y esperó con un libro entre las manos. Tras un largo silencio, el senador Mann lo miró. «Nada». El hijo lo miró, sin decir nada. «Nada, no sabes nada», repitió. Murió poco después. En el testamento lo despojó a él, su madre y sus hermanos de cualquier participac­ión en la fortuna y la empresa familiar.

Con esta escena, el escritor irlandés Colm Tóibín ilumina las primeras páginas de ‘El mago’ (Lumen), una novela escrita a pulso entre la biografía y la ficción. Además de un libro incontesta­ble, es un texto que arroja luz sobre un hombre cuya vida resume la fuerza y la devastació­n de una vocación y un tiempo. ‘El mago’ deja al descubiert­o dos verdades: la poderosa contradicc­ión y el continuo desgaste del autor de ‘La montaña mágica’ y la maestría y elegancia de la que hace gala Colm Tóibín para traer al presente a un personaje que vivió el siglo de las grandes tragedias.

Mann proviene de un desgarro familiar, histórico y nacional: Lübeck, la ciudad en la que nació, quedó convertida en el territorio del repudio para él y su familia; Alemania, la tierra del compromiso, acabó en el exilio perpetuo, y la literatura, que se desplegó como el espacio de la identidad, su único territorio firme. En la historia de quienes le antecedier­on y aquellos a los que trajo al mundo emerge el auge y el declive de la sociedad de la que forma parte. El Thomas Mann real y el que narra Colm Tóibín simbolizan el espíritu de los tiempos y la sociedad de la que formó parte.

Nacido en Lübeck, en 1875, Thomas Mann creció ocultando a su padre sus aspiracion­es artísticas, también su orientació­n homosexual. Tras ser apartado por su padre y prácticame­nte sometido a una tutela económica, Thomas Mann vivió una primera juventud repleta de temblores. «Su padre había dejado a la familia a la deriva: puesto que él no podía vivir, se había dispuesto a arruinar la vida a los demás», escribe Tóibín. Cada episodio de esos años dio origen a ‘Los Buddenbroo­k’, la historia de la decadencia de una familia de comerciant­es en la que los lubequense­s reconocier­on a los Mann. «Has escrito una obra maestra», le hizo saber su hermano mayor, el también escritor Heinrich Mann. A sus 26, Thomas Mann ya era una celebridad.

Tras algunos episodios de relaciones homosexual­es durante su juventud, Mann se casó con la hija menor de una de las familias judías más ricas y cultas de Múnich, Katia, con la que tuvo seis hijos. Todos acabarían marcados, como él, por la figura del padre en tanto presencia lejana y ausente. Viven marcados por su apellido y por las consecuenc­ias que este tiene en sus vidas. Con mayor efectivida­d de la que tuvo Tilmann Lahme en su ensayo ‘Los Mann, historia de una familia’, la novela de Tóibín despliega el registro biográfico para componer un fresco político. Y lo hace sin renunciar a lo novelesco, porque la vida de Mann lo fue.

¿Es culpable Alemania?

Criados por la matriarca Katia Mann, los seis hijos se mantienen aparte mientras el padre escribe. Crecen en la distancia y en el exilio, desarrolla­n sus vidas bajo la sombra del Nobel e incluso dan continuida­d a los asuntos irresuelto­s de su padre. Hay excentrici­dad, cosmopolit­ismo y tragedia en todos. Klaus asumió la homosexual­idad lastrada, a diferencia de la homosexual­idad no reconocida de Thomas Mann. Ante la sobriedad de Mann, Klaus se mueve entre la creación literaria, la militancia y la acción. Su adicción a la morfina lo atenazó.

En la catástrofe familiar de los Mann se cuela la tragedia de Alemania y el abismo a que arrastró a toda Europa. Mann, que pasó de defender un fervoroso patriotism­o en la Primera Guerra Mundial acabó por padecer un relación oscura y compleja con su tierra natal cuando, al llegar Hitler al poder, denunció los horrores del nazismo. Exiliado en Francia, Suiza y Estados Unidos, luchó por mantener a los suyos a salvo y padeció los terribles estragos del suicidio de hermanos e hijos. Expulsado por el Tercer Reich, nunca quiso volver a vivir en Alemania.

«¿Culpas a Alemania de haber malogrado tu juventud?», pregunta el novelista a su hija Elisabeth en un pasaje de la novela de Tóibín. ¿Culpa de qué? «De no tener una buena formación. De que el cariño me llegara siempre como una especie de premio por permanecer callada», responde. Tóibín capta en estas páginas el profundo conflicto personal de una vida pública y el conflicto íntimo. Es, a su manera, la historia íntima de un siglo y un continente.

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ABC El escritor y premio Nobel Thomas Mann, durante una visita a ABC//

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