ABC (1ª Edición)

Los precios desbocados ahogan la economía de las familias

La inflación supera el 10% en un contexto en el que los sueldos suben cuatro veces menos y en algunos casos bajan

- SUSANA ALCELAY

El consumo se retrae, los ahorros menguan, y un millón de hogares están asfixiados con sus hipotecas y créditos por la escalada del euríbor

La economía sigue creciendo, aunque lo haga con debilidad, también lo hace el empleo, que vive un momento dulce, eso sí muy apoyado en la temporalid­ad. Hasta ahí todo serían buenas noticias, si no fuera porque una inflación galopante está atizando con fuerza a la economía y empobrecie­ndo a marchas forzadas a los hogares españoles; muchos ya con el agua al cuello tratando de sobrevivir en una sociedad que engorda a toda prisa las colas del hambre, y suma ya 13 millones de españoles en riesgo de pobreza.

La escalada de los precios de la energía ha convertido la cesta de la compra en un lujo, con artículos de primera necesidad que suman crecimient­os de dos dígitos, como el pan o el aceite. Un escenario que no parece pasajero según economista­s y casas de análisis, que auguran una inflación alta todavía algunos trimestres por factores como el fallo en las cadenas de suministro, los coletazos de la pandemia o el contencios­o con Argelia. Según el las previsione­s del Banco de España la inflación se moderará este año hasta medio punto por el mecanismo ibérico para abaratar la luz, pero su cifra seguirá siendo muy elevada, del 7,2%.

Los precios desbocados se han convertido en una amenaza para la economía, pero también para el poder adquisitiv­o de los ciudadanos y sus ahorros. Su poder de compra se resiente de forma notable, teniendo en cuenta que los sueldos, en el mejor de los casos, están subiendo una media del 2,4% en los convenios, mientras los precios escalan hasta el 10,2%, su máximo desde el año 1985.

La tormenta perfecta parece caer sobre la economía y sobre el bolsillo. Los carburante­s superan los dos euros el litro, lo que ha convertido la operación salida que comenzó el viernes en la más cara de la historia, y la electricid­ad está por las nubes. Por el momento, el tope al precio del gas no ha evitado que junio haya sido el segundo mes del año más caro. El precio medio de la electricid­ad en el mercado mayorista escaló hasta 215,2 euros el megavatio hora (MWh), lo que supone un alza del 158,4%. Lo que cuestiona la eficacia de ese mecanismo que limita el coste del gas para generación eléctrica.

Hasta ahora los salarios y los márgenes empresaria­les han mostrado cierta contención, alejando lo que en la jerga económica se llama efectos de segunda ronda, aunque no se sabe por cuanto tiempo, teniendo en cuenta que empresario­s y sindicatos no han logrado un acuerdo que fije la hoja de ruta salarial para los próximos años y las centrales amagan con dar la batalla. Mientras la CEOE ha recomendad­o a sus organizaci­ones que tengan en cuenta la evolución de factores como el empleo y la productivi­dad a la hora de subir los salarios, UGT y CC.OO. han comenzado a tocar los tambores de guerra para arrancar subidas de sueldos que mitiguen la escalada de precios, de entre el 4 y el 5%, con la extensión de las cláusulas de revisión salarial.

Con esa situación de fondo, las familias afrontan, además de un encarecimi­ento de la cesta de la compra, el de sus créditos e hipotecas. La subida de los tipos de interés golpea ya con fuerza a los hogares, cuando el proceso de normalizac­ión monetaria apenas ha comenzado. El número de familias que destinan más del 40% de su renta al pago de hipotecas y créditos se ha disparado en 172.000 hogares, con «una carga financiera elevada», según ha alertado la entidad que dirige Pablo Hernández de Cos. Y es que la pers

pectivas de subidas de tipos por parte del BCE ha hecho que el euríbor, el tipo de referencia de las hipotecas variables, haya pasado de estar en terreno negativo a acercarse al 1% en apenas tres meses, el dato más elevado desde agosto de 2012. Los avisos del BCE anticipan que la situación irá a peor toda vez que se vaya endurecien­do la política monetaria. Ello afectará más a las hipotecas a tipo variable, la opción más habitual hasta hace unos años cuando el encarecimi­ento del precio del dinero no era esperado. En un futuro no muy lejano esas familias comenzarán a ver como, de forma paulatina, su factura mensual engorda y lo hará, para mayor presión, en un contexto de precios elevados.

Este aluvión de costes ha llevado a las hogares a recortar, por un lado, su consumo y, por otro, a tirar de ahorros. Los últimos datos disponible­s, del primer trimestre, reflejan que el consumo de los hogares cayó un 2% y que la tasa de ahorro – que mide lo que pudieron preservar de su renta disponible – se situó entre enero y marzo en el -0,8% de su renta disponible, lo que supone la primera tasa negativa desde el primer trimestre de 2019 y significa que no fueron capaces de guardar nada y, además, tuvieron que usar lo guardado para poder financiar su nivel de gasto. Según el INE, recortaron su ahorro en 1.427 millones, un 109,8% menos que en el mismo periodo del año anterior. En el primer trimestre de 2021, la tasa de ahorro de los españoles fue del 8,3%.

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