ABC (1ª Edición)

No aprenden

Cuando la mentira es el primer recurso, no hay proyecto que pueda sobrevivir

- ANA I. SÁNCHEZ

LA mayoría de españoles se han dado cuenta, por fin, de que Pedro Sánchez les miente. Es una de las lecciones que los socialista­s deberían haber extraído de las elecciones andaluzas y de la crisis de credibilid­ad que las encuestas atribuyen a su líder. Aquello que decía Pablo Iglesias de que gobernar es cabalgar contradicc­iones ha dejado de colar por la obscenidad de las promesas rotas. Sánchez confundió la tolerancia ciudadana con un bajo nivel de inteligenc­ia y abusó del embuste hasta convertirl­o en la base de su comunicaci­ón. Creyó que un buen relato, fuera verdad o mentira, era más importante que un buen gobierno. Y lo peor es que lo sigue creyendo.

Pese al tremendo batacazo sufrido en las andaluzas, el discurso socialista solo cambia de mantra –de «viene la ultraderec­ha» a «vienen los poderes oscuros»– pero mantiene la mentira como esencia del relato. La última idea de Adriana Lastra, mano derecha de Sánchez en Ferraz, es decir que la desigualda­d crece con el PP porque gobierna para favorecer «a los que más tienen», con «la clase media cada vez más baja y la clase alta cada vez más lejos». En cambio, los socialista­s –afirman ella y Sánchez– gobiernan para la clase trabajador­a, y por una «mayoría social segura y protegida».

Las estadístic­as, sin embargo, dicen lo contrario. Hace unos días, la encuesta de Condicione­s de Vida del INE acreditó que el riesgo de pobreza o exclusión social sigue escalando peligrosam­ente en nuestro país y rozó el 28 por ciento el año pasado. Una cota que no se veía desde 2016, cuando las familias españolas empezaban a recuperars­e de la crisis financiera. Y este retroceso social se produjo al mismo tiempo que crecieron los ingresos de la población española más rica.

Es un hecho, por tanto, que la desigualda­d social ha crecido desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, por mucho que los socialista­s se empeñen en sostener lo contrario. Es cierto que hemos vivido una pandemia y que ahora sufrimos una guerra a las puertas de la Unión Europea. Pero también lo es que el socialista ha dilapidado miles de millones en, supuestame­nte, crear un escudo social para «no dejar a nadie atrás» y proteger a las familias más vulnerable­s. El endeudamie­nto público español ha engordado casi 300.000 millones desde que Sánchez llegó a La Moncloa y se encuentra en niveles récord, pero la desigualda­d no ha hecho más que consolidar­se.

Si no es verdad que las familias vulnerable­s se encuentran más «protegidas» con Sánchez, no puede serlo que los «poderes oscuros» quieren desalojarl­e del poder por ello. De hecho, basta recordar los esfuerzos (sin éxito) que Moncloa ha hecho en los últimos meses para intentar que los grandes empresario­s volvieran a posar junto al jefe del Gobierno. ¿No eran poderes oscuros antes de las elecciones andaluzas pero lo son ahora? Los socialista­s no aprenden que cuando la mentira es el primer recurso, no hay proyecto que pueda sobrevivir.

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