EL DRAMA DEL PERSONAL EXTERNO DE LAS EMBAJADAS ESPAÑOLAS
Cinco mil empleados contratados en destino por embajadas y consulados se sienten abandonados por el Gobierno. En Washington denuncian salarios por debajo del nivel de pobreza (31.600 dólares en EE.UU.), de los que hay que descontar Seguridad Social y el pago al fisco. Y sin prestación sanitaria
Asus 64 años, a punto de jubilarse, José Ignacio Sánchez hace un trabajo del que muchos españoles en Estados Unidos se benefician y agradecen: dentro de la consejería laboral de la Embajada de España en Washington, asesora a los que retornan a España sobre prestaciones de empleo o cómo tener en regla los documentos para pedir afiliación en la sanidad pública. En total, Sánchez le ha dedicado a la representación diplomática de España en EE.UU. casi cuatro décadas de su vida laboral. Pero lo ha hecho como empleado local, no como funcionario, lo que significa que hoy por hoy apenas puede llegar a fin de mes tras haber llegado a acumular abultadas deudas por tratamiento médico y por enviar a sus hijos a la universidad.
Como muchos de los llamados personal laboral en el exterior sin convenio que cumplen un trabajo similar, Sánchez se siente abandonado por la administración pública española. Recientemente tuvo que demorar tres meses una operación de una hernia porque el seguro que le ofrece la embajada –en realidad una póliza tipo viaje de Asisa– le pedía una factura previa que justificara el coste estimado de unos 30.000 dólares. «No nos sentimos arropados en ningún momento por las instancias oficiales españolas», dice Sánchez, que ha visto pasar por esta embajada a ministros y presidentes de todo signo, y que dice que esperaba más de este Gobierno en concreto.
Sánchez es uno más entre los 5.000 empleados en el exterior que trabajan en embajadas, consulados y otras oficinas de España en todo el mundo, que han sido contratados en los países de destino, no son diplomáticos ni funcionarios y deben atenerse a las leyes laborales vigentes en el país donde trabajan. Se les conoce como personal laboral en el exterior, Plex, y llevan meses protestando y, en casos como el del Reino Unido, hasta haciendo huelga por la congelación de sus salarios desde hace trece años y falta de apoyo en prestaciones como la sanitaria. Su denuncia avanza además por la vía judicial y, a finales de mayo, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ratificó una sentencia previa de un juzgado de lo Social que reconoce «la vulneración del derecho fundamental a la negociación colectiva… al no haberse procedido a la revisión anual de sus salarios».
En Washington, donde los afectados son más de medio centenar, organiza la protesta Yolanda Rodríguez, de 54 años, que compagina su trabajo en la embajada desde hace dos décadas con la secretaría general de UGT en EE.UU. Por su labor de apoyo administrativo en la representación diplomática, que la ha llevado a trabajar en la sección política con embajadores y diplomáticos, Rodríguez cobra 41.000 dólares brutos al año.
Unos 2.700 dólares al mes
Debe descontarse de ese importe los pagos a la seguridad social española y al fisco estadounidense, a los que está obligada por el acuerdo tributario entre ambos países. Tras descontarse los impuestos, al mes, le quedan unos 2.700 dólares, unos 2.500 euros al cambio actual. En comparación con España, es un salario que puede parecer elevado, pero en realidad no lo es. En Washington el alquiler medio está en torno a los 2.500 dólares, informa el diario ‘The Washington Post’. Según el censo, los ingresos medios de un residente con poca experiencia o recién graduado en la capital federal están rozando los 53.000 dólares, y Rodríguez y el resto de trabajadores están por debajo de eso. El nivel de pobreza familiar en EE.UU. se estima en
31.666 dólares anuales, según las últimas cifras del censo.
Basta comparar estos salarios no ya con los del personal diplomático, sino con otros gastos en Washington a cargo del erario público. En esta ciudad han sido contratados de forma externa empleados para la representación en EE.UU. del gobierno autonómico catalán, y la diferencia salarial es notable. Asesores de la delegación autonómica catalana como Magalí Muria, mexicana nacionalizada estadounidense, cobran 65.000 dólares al año. Jamie Preto Hepworth, ciudadano español, cobraba 63.609 dólares por año por labores de asesoría de comunicación a la delegación. El gasto estimado de esta delegación, clausurada por el anterior ejecutivo español en 2017 por considerarla parte de una diplomacia independentista paralela, supera hoy el millón de euros al año.
Uno de los mayores problemas para el personal laboral en el exterior de las embajadas es que los salarios llevan congelados más de trece años mientras la inflación está alcanzando las cotas máximas de cuatro décadas, con un 8,6% interanual. La zona donde se halla la Embajada española en Washington refleja esa realidad: cafés a cuatro euros, comida rápida a 20, viajes en metro que suben hasta seis diarios en hora punta. Por no hablar de que una visita al médico o a un hospital cercano a la embajada, en copagos, puede costar más de cien euros.
«La labor de muchos de estos empleados en el exterior es crucial para el mantenimiento de la embajada, pero a la vez nos tratan como si fuéramos españoles de segunda, porque si bien es cierto que se nos ofrece seguro médico, las aseguradoras privadas funcionan con una política de libre albedrío en lo que se refiere a la aprobación de coberturas y reembolsos, lo que hace que tengamos a menudo reembolsos pendientes de miles de dólares, con un salario bajísimo no ajustado a la inflación y sin subidas salariales en más de una década», dice Rodríguez.
Las historias del personal que trabaja en la residencia del embajador en Washington, un lujoso recinto diseñado por Rafael Moneo, son más dramáticas, según fuentes sindicales. Un conductor brasileño estuvo de baja cuatro meses por una peritonitis aguda, un período durante el cual percibió su salario. El Ministerio de Exteriores consideró después que la baja no le correspondía, y tuvo que devolver 9.000 dólares en mensualidades. Durante seis meses le quedó un ingreso de 1.500 dólares al mes, muy por debajo del índice de pobreza en Washington.
El personal laboral en el exterior protesta los lunes a mediodía ante los edificios diplomáticos de España en EE.UU., con carteles en los que se lee simplemente «abandonados». Se calcula que en este país hay unos 300 afectados, según fuentes sindicales. En la embajada no cesa el trasiego de españoles y extranjeros que acuden por trámites de toda índole.
El grueso de los empleados del consulado entran también en esa categoría. Y tienen el problema de que los salarios que ofrece la administración son tan poco competitivos en EE.UU., que muchas plazas quedan desiertas. Eso ha provocado demoras en citas y trámites, sobre todo, recientemente, en el Consulado en San Francisco.
Silencio del Gobierno
«Tenemos muchísimo trabajo y pocos medios y la gente cada vez quiere viajar más, sobre todo después de la pandemia», dice Paula Espadas, una empleada del Consulado en Washington que tiene 35 años. «Nos encantaría que todo el mundo pudiese viajar a España, sobre todo porque yo me dedico a los visados, pero no podemos dar más citas y hay muchísima gente que necesita el visado para poder viajar a Europa», añade.
Esta nueva ola de protesta la iniciaron los trabajadores Plex en el Reino Unido, que entraron en huelga en marzo. Desistieron de ella tras 50 días cuando el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, les prometió una solución «en cuestión de semanas». «Me lo tomo muy en serio», dijo el 9 de mayo. A este diario le dicen fuentes diplomáticas que la subida que se contempla para los países con el más elevado coste de vida es del 8%, pero los afectados creen que en realidad sus salarios se han devaluado un 30% en los últimos años. Fuentes diplomáticas aseguran que se consideran subidas para empleados en el Reino Unido, EE.UU., Canadá, Finlandia, Noruega y Suecia, entre otros.
ABC se puso en contacto tanto con la Embajada española en Washington como con el Ministerio de Exteriores en Madrid para pedir una valoración de estas quejas, pero no ha obtenido respuesta. En general, los trabajadores entrevistados dicen que el trato del personal diplomático, incluido el embajador, es cordial, pero dice no tener mucho margen de maniobra para ayudarles.
En instalaciones diplomáticas con personal externo han estado tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y los ministros de Exteriores, Albares; Defensa, Margarita Robles, y Comercio, Reyes Maroto, que no se han reunido con los representantes de los afectados, a pesar de sus demandas.
Yolanda Rodríguez «ESTÁN SIENDO TRATADOS COMO ESPAÑOLES DE SEGUNDA, CON UN SALARIO BAJÍSIMO NO AJUSTADO A LA INFLACIÓN Y SIN SUBIDAS SALARIALES EN MÁS DE UNA DÉCADA»