El esplendor de la Torre Eiffel se apaga bajo capas de óxido y malas reformas
Informes señalan la degradación del símbolo de París, epicentro de sus JJ. OO.
La Torre Eiffel, uno de los símbolos emblemáticos de Francia y París, está envejeciendo «peligrosamente», víctima de trabajos de renovación mal realizados. Según varios informes técnicos, la oxidación y el plomo de sucesivas e inapropiadas capas de pintura, la lentitud de las reformas y trabajos de rejuvenecimiento mal realizados «están amenazando su futuro».
La Torre Eiffel se inauguró el 31 de marzo de 1889, tras dos años de trabajos, y debe tener un puesto simbólico importante durante los Juegos Olímpicos del 2024, que se celebrarán en París.
A dos años de esa cita internacional, la torre es víctima de un rosario de problemas de fondo denunciados por varios informes confidenciales filtrados a varios medios de comunicación parisinos, en forma de advertencias inquietantes: «La sociedad que explota comercialmente la Torre debe cambiar de política para centrarse en el control de una estructura metálica que está envejeciendo», indica uno de los informes, que remata: «La estructura metálica está sufriendo de varios problemas que amenazan su futuro».
Entre esos problemas destacan la oxidación de la estructura metálica, el uso de pinturas con mucho plomo –lo que es perjudicial para el hierro– y trabajos de limpieza para quitar la oxidación que se han visto aplazados durante años. Estos son los problemas básicos del monumento parisino, cuya solución es compleja por un calendario de reformas mal adaptadas y mal realizadas.
Limpieza solo superficial
Los trabajos de reformas y rejuvenecimiento que se están realizando tenían previsto decapar (quitar por métodos fisicoquímicos las capa de óxido, pintura y corrosión) el 30 por ciento de la estructura metálica de la torre. Finalmente, solo se está realizando un cinco por ciento. Es decir, más del 90% de la estructura metálica quedará sin decapar, durante unos años, mientras se están detectando nuevos indicadores de envejecimiento.
Desde su inauguración, la Torre Eiffel ha sido pintada y repintada en medio centenar de ocasiones. No siempre con éxito: muchas de esas capas de pintura se realizaron con productos que contenían mucho plomo, un producto peligroso para las estructuras en hierro.
Durante la última década, varios especialistas observaron y denunciaron fenómenos de «agrietamiento» en los rincones peor tratados de la torre, insistiendo en el riesgo de aceleración del proceso de envejecimiento.
Decadencia en el «zoco»
Queda prácticamente descartado el riesgo de cierre provisional de la Torre Eiffel, antes y durante la celebración de los Juegos Olímpicos de París en el año 2024. Por el contrario, varias auditorias independientes insisten en la evidencia de un «envejecimiento» que lleva años sin tratarse con la eficacia necesaria.
Tras esos riesgos de carácter técnico, quizá sea razonable subrayar que los alrededores de la Torre Eiffel se han transformado en una suerte de «zoco» oficioso: entre las vallas y andamios de los trabajos de mantenimiento se han multiplicado los puestos de vendedores ambulantes de recuerdos y diminutas reproducciones del monumento parisino, con un aumento considerable de los robos a los turistas desprevenidos a las faldas del símbolo.