Tomassi, de futbolista a alcalde de Verona, fortín de la Liga
► Damiano Tommasi explica cómo ha ganado el partido de su vida: «Ofreciendo una forma diversa de hacer política, con propuestas, confianza, hablando de proyectos y de jóvenes sin denigrar al adversario»
Representa una gran novedad en la política italiana. Con vitola de independiente, Damiano Tommasi, 48 años, ha conquistado la alcaldía de la ciudad de Romeo y Julieta, con una campaña de contacto con la gente, sin mítines, recorriendo a pie durante meses los ocho barrios de Verona, casa por casa. Damiano Tommasi, el exfutbolista que su exentrenador Fabio Capello calificó de «misionero» por su «espíritu de servicio», obtuvo un resultado histórico, encabezando una lista cívica apoyada por el centro-izquierda. Pero él no quiso inscribirse en ninguna fuerza política y rechazó la presencia oficial de los partidos en su papeleta. Pocos creían en su victoria al presentar su candidatura, porque Verona fue desde 1994 fortín de la derecha, en particular de la Liga. Se ha producido el «milagro de un ‘outsider’» de la política, titula ‘La Repubblica’. Pero solo quienes no conocen a Damiano Tommasi se han sorprendido de su éxito popular.
Licenciado en Derecho, padre de seis hijos, centrocampista de la AS Roma (1996-2006) y después en el Levante (2006-2008), 25 veces internacional, querido y respetado por sus compañeros, Damiano fue elegido presidente de la Asociación de Futbolistas italianos, entre 2011 y 2020. En la Roma que ganó su último Scudetto, en el 2001, junto a Totti, Batistuta y Montella, una delantera legendaria para los romanistas, su entrenador de entonces, Fabio Capello, no dudó en definirlo como el jugador más importante del equipo: «En el vestuario era constructivo y decía las cosas más sensatas; no conoce la palabra egoísmo; siempre lo he visto como un misionero, por su entrega a los demás y sentido de la familia».
Damiano dejó recuerdos imborrables en la Roma. Con formación católica, a veces llegaba al entrenamiento con la Biblia bajo el brazo y al marcharse pasaba por la capilla que había en Trigoria, sede del centro deportivo del equipo. En el 2004, tras una gravísima lesión de rodilla, se ganó el apodo de «futbolista obrero», al demostrar ser un jugador diferente, que se movía por valores y principios y no por dinero. Entonces, Damiano hizo esta propuesta al presidente de la Roma: «Solo quiero el salario mínimo que exige la ley, 1.500 euros, hasta que vuelva a jugar. Si luego no puedo hacerlo, el club pierde poco, pero si me recupero, ganamos los dos». La rehabilitación duró quince meses hasta que volvió a disputar un partido.
Cuando terminó su carrera como futbolista, Damiano fundó una escuela bilingüe con su esposa, que acoge a 400 alumnos en guardería, infantil, primaria y secundaria en Valpolicella (Verona), con un enfoque innovador. Él nunca dejó de aprender. Hasta hace poco ha frecuentado la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Padua porque «tienes que estar preparado en lo que haces».
Damiano se impuso al que hasta ahora era alcalde de la derecha en Verona (53,38% frente al 46,62%), ofreciendo una política diversa, con moderación, sin atacar al adversario y con tres palabras clave en su campaña, las más repetidas: «Jóvenes», «futuro», «escuchar». Sin exultar, con su característica templanza confesó al conocer su victoria: «Es una nueva página en Verona. Se ha premiado una forma distinta de hacer política, con propuestas, dando confianza, hablando de proyectos y de jóvenes sin denigrar e insultar a otros candidatos». Damiano ganó así el partido de su vida.
Independiente
Se ha producido el «milagro del ‘outsider’» de la política, tituló ‘La Reppublica’