La ‘tournée’
Pretendían asaltar los cielos pero al final sólo han rascado las nubes desde lo alto del Empire State Building
Yallá que nos marchamos a bordo de tres autobuses una legión de estudiantes de BUP, en nuestro primer viaje de fin de curso, rumbo a un Torremolinos que para nosotros destilaba mayor fulgor que el famoso El Dorado perseguido por Lope de Aguirre con el careto loco de Klaus Kinski. Y arrasamos el hotel varias noches seguidas, saltando de habitación en habitación, antes de escapar hacia la discoteca macarra porque éramos unos bárbaros asilvestrados, un grupo imbécil y salvaje sin munición real que, por fin y por primera vez, quedaba liberado del yugo de los padres.
A estas alturas del martes y todavía ignoro si Irene Montero y sus amigas han regresado de su gira yanqui. Porque esa gira segrega el tono de aquellos viajes de fin de curso y se diría que el tutor Sánchez les ha concedido el premio para que disfruten un poco tras tanto trabajo y tanto cuento y tanta palabrería y tanto camelo. Y como somos un país muy progresista y el progreso en nuestra sociedad es formidable, ahora, en vez de uno de aquellos autobuses, viajan en avión oficial. La gira de estas amigas que hace un par de telediarios voceaban en las asambleas del bar de la Facultad, proyecta también cierto perfume a despedida y cierre, el tufo del fin de ciclo. Las viejas glorias del teatro que podían sufrir afonía, o los matadores de toros vencidos por la fatiga y el sobrepeso, usaban el truco de esa gira final en la cual decían adiós a sus fans para, de paso, ingresar una pasta destinada a prevenir los rigores de la vejez.
A los progres siempre les hipnotizó Nueva York, aunque con matices y bajo la bandera de ese amorodio que consolida las grandes parejas. Pretendían asaltar los cielos pero al final sólo han rascado las nubes desde lo alto del Empire State Building como aquel King Kong enajenado por el amor hacia una blonda. La excusa cultural de aquella ‘tournée’ cafre de fin de curso mío vino al visitar la Alhambra y la Mezquita de Córdoba. La de Irene y sus amigas, a estas alturas del martes, todavía la desconozco.