Zapasánchez y sus mariachis

Sánchez se enfundará el traje de Zapatero y tendrá que meter la tijera en el gasto. La escalada de tensión con los aliados está servida y la prórroga del Presupuesto toma cuerpo

PEDRO Sánchez va a duplicar el gasto en Defensa, a subir las pensiones con el IPC, a elevar un 15 por ciento el ingreso mínimo vital y las jubilaciones no contributivas, a mejorar la sanidad pública, la educación, la inversión, la dependencia... Un «enorme esfuerzo público», como ha dicho Yolanda Díaz, que hay que pagar... y, claro, lo pagarán los de siempre, porque el Gobierno de los 22 ministerios, el más caro de la democracia, no piensa ajustarse el cinturón y seguirá lastrando las cuentas públicas por imposición de los pactos y por el miedo a desalojar La Moncloa y bajarse de la poltrona donde, a golpe de decreto, se trazan los designios, hoy negros, de la economía española.

El presidente ya ha reconocido que viene un tsunami económico en Europa, pero lo que no dice es que España no se quedará al margen, y que, de nuevo, nos tocará sufrir, como ocurrió con Zapatero, que ahora nos sale con que «hay poderes ocultos que atacan al Gobierno». Aquí el único ataque que hay es el de Sánchez contra Sánchez, como hizo Zapatero contra Zapatero. Los dos han gastado lo que no tenían y por ello el expresidente impuso los recortes del gasto social más duros e impopulares de la democracia, y por eso Sánchez va por el mismo camino. La tijera de ZP en el sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones se llevó 15.000 millones en ajustes, cifra que tendrá que replicar el jefe del Ejecutivo por exigencia también de Europa. Y lo hará, como aquel, después de engordar los números rojos de la economía y dejar a nuestros hijos y nietos una herencia envenenada, en forma de deuda, equivalente al 120 por ciento del PIB, más de lo que produce nuestro país en un año, para entendernos.

A la espera de lo que nos viene encima, las chicas de Unidas Podemos aprovechan y se van de excursión en Falcon a Nueva York, mientras Pedro Sánchez se prepara para afrontar la que puede ser la negociación de los Presupuestos más difícil de la legislatura, con la sombra de la prórroga acechando. Al PSOE se le complica el mandato por la presión electoral y por las exigencias de un socio voraz, que presiona porque quiere cobrarse su apoyo y desplegar una reforma fiscal para «eliminar privilegios fiscales» y cargar las tintas sobre ‘los ricos’. Un compañero de viaje insaciable que exige más medidas contra la inflación desbocada y que se revuelve contra el compromiso adquirido con la OTAN de duplicar los fondos para Defensa y los 1.000 millones de euros de anticipo aprobados ayer.

Toca pasarlas moradas, señor presidente. Su pacto de Gobierno está en serio peligro, y la disciplina fiscal que impone Bruselas le hará sudar tinta china. Pero tranquilo, siempre podrá decir que toda la culpa es del PP.

CUENTOS CHINOS