ABC (1ª Edición)

Jesús del Campo: «La zafiedad es progresist­a»

► En ‘Panfleto de Kronborg’, el filólogo asturiano denuncia la crisis cultural presente

- SERGI DORIA

Jesús del Campo (Gijón, 1956) viajó al castillo de Kronborg que inspiró el ‘Hamlet’ de Shakespear­e. A punto de entrar se detuvo para fotografia­rse en el lugar de Bob Dylan en su álbum ‘Blonde on Blonde’. Asomaba el ‘Panfleto de Kronborg’ (Acantilado), un periplo con un reparto tan provocador como la portada del ‘Sargent Pepper’s’ de los Beatles: Cervantes, Marx, Velázquez, Trump, Franco, Molière, Lawrence, Jagger & Richards. «El rock derribó el Muro de Berlín», advierte.

Contra los «justiciero­s»

El panfleto es el género idóneo para expresar el hartazgo del autor ante el lenguaje chabacano del patio de vecinos donde «se habla peor y se miente más». En la política, la música y la calle, advierte, «la fealdad se ha hecho crónica». Al componer este collage, el filólogo inventaría la herencia cultural de Occidente que ha deteriorad­o la vulgaridad «que nos hace más pequeños y manipulabl­es». A la España del tertuliani­smo y la tangana política se le da una higa dónde para Kronborg y ningunea a los clásicos al no saberlos incorporar a su conducta diaria.

«Cuando más endeble es el nervio cultural de la nación, somos más vulnerable­s a la tentación de las emociones», afirma. El proceso independen­tista es un ejemplo de emoción callejera que se confunde con el fútbol: «Aclamar un gol de Messi era la victoria de Cataluña. Los viejos ‘hippies’, como Chomsky o Yoko Ono, entraron al trapo de ese juego emocional», observa.

O el populismo. «No se concibe el auge del populismo español sin la desidia del partido socialista que lo vio crecer y que, en vez de reprocharl­e su zafiedad amenazante, agachó la cabeza y lo tuvo por novedad saludable y quizás ejemplar», escribe Del Campo. La política de Podemos le parece «hormonal y adolescent­e».

El populismo que derriba estatuas en nombre de la memoria histórica vive de la profanació­n: «Quienes de pronto vieron crueldad en una estatua fueron incapaces de ver la crueldad ambiental de los dogmas de ahora mismo, por eso prefiriero­n hacer una especie de acupuntura histórica sobre un puñado de figuras del pasado. Se disfrazaro­n de justiciero­s para ocultar su pulsión inquisitor­ial», observa. «¿Antifascis­mo? Cuando una idea se transforma en chollo se pudre». En esta España, «la zafiedad es progresist­a», ironiza.

«Aclamar un gol de Messi era la victoria de Cataluña. Los viejos ‘hippies’, como Chomsky, entraron al trapo de ese juego emocional»

«No se concibe el auge del populismo español sin la desidia del partido socialista que lo vio crecer y que agachó la cabeza»

Opresores y oprimidos

Quienes promueven la República, solo se quedan en el postureo de la bandera tricolor y el gorro frigio. «Es lo fácil. Lo difícil es cultivar los valores republican­os como relación civilizada de un individuo con los demás», subraya Del Campo. Como la política requiere pocos filtros, nuestros políticos ágrafos presentan como lucha de clases el embate de la vulgaridad contra la solemnidad: «Fingir simpatía por los oprimidos puede ser la forma más rápida de seguir oprimiendo», sentencia.

La crisis del XXI fomenta la emocionali­dad, condena el pudor, la sobriedad, el elitismo, la elegancia… «No se sabe si son los más quienes con su vulgaridad fuerzan al político a abaratar su discurso o si, por el contrario, es el poder mismo el que fomenta la pedagogía de la vulgaridad», concluye el autor de ‘Panfleto de Kronborg’.

 ?? // PEP DALMAU ?? El escritor en Barcelona, durante la presentaci­ón del libro
// PEP DALMAU El escritor en Barcelona, durante la presentaci­ón del libro

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain