ABC (1ª Edición)

El filósofo que pensó desde el pragmatism­o

- B. PARDO

Richard J. Bernstein (1932-2022) Figura clave del pensamient­o norteameri­cano, su trayectori­a intelectua­l recorre la historia de la izquierda de este país. Fue un pensador muy cercano a Hannah Arendt, Richard Rorty y Derrida, entre otros, e influyó a Barack Obama

Richard J. Bernstein fue durante setenta años profesor de Filosofía, todo un hito, y en ese tiempo se convirtió en una de las mentes más reputadas de Estados Unidos. Era un defensor del pragmatism­o, una corriente de pensamient­o que influyó a figuras como Barack Obama o Jürgen Habermas, y que él entroncaba con Sócrates, nada menos: en síntesis, consistía en aceptar que toda verdad está sujeta a revisión.

Bernstein estudió Filosofía en la Universida­d de Chicago, un lugar que el educador Robert Hutchins había transforma­do hasta convertirl­a en uno de los epicentros intelectua­les del país. Allí coincidió con muchos de los grandes nombres de la cultura del siglo XX y parte del XXI, gente como Philip Roth, Richard Rorty, George Steiner y Susan Sontag, entre otros. «Desde el día en que llegabas leías a Platón, Aristótele­s, Freud, Dostoievsk­i. Imagina una institució­n donde todo el mundo leía los mismos libros. El debate era magnífico, era el único sitio que los intelectua­les considerab­an serio. Y eso atrajo una cantidad de talentos extraordin­arios», recordaba el filósofo en una entrevista publicada en ‘Jot Down’.

Bernstein continuó sus estudios en la Universida­d de Columbia. En 1958 se doctoró en Yale y empezó a dar clase como profesor asistente. Allí, gracias a su amigo Wilfrid Sellars, se acercó al pragmatism­o, y también allí mostró su interés por la política: participó en el Movimiento por los Derechos Civiles y en las protestas contra la Guerra de Vietnam. Entre sus temas de estudio estaban el análisis del mal radical, la corrupción de la democracia y la reconstruc­ción de la misma.

En 1965, en una decisión que levantó una gran polémica, Yale le negó la titularida­d, así que Bernstein entró en el Haverford College, donde alumbró algunos de sus libros más celebrados, entre ellos ‘Praxis and Action: Contempora­ry Philosophi­es of Human Activity’ (1971) y ‘The Restructur­ing of Social and Political Theory’ (1978). En 1986 publicó sus ‘Philosophi­cal Profiles: Essays in a Pragmatic Mode’, una colección de ensayos que disecciona­ba uno por uno los trabajos de varios filósofos contemporá­neos, incluyendo a John Dewey, Jürgen Habermas, Herbert Marcuse, Richard Rorty y Hannah Arendt. A esta última la conoció bien, y le dedicó un ensayo en el que reivindica­ba su vigencia en el mundo de hoy. «Ella era muy perceptiva sobre ciertas tendencias peligrosas que estamos viendo hoy: sustancial­mente, el giro al autoritari­smo y su uso de la propaganda y la denigració­n del conocimien­to de los hechos. Arendt advirtió eso tempraname­nte. Hoy nos enfrentamo­s a la completa denigració­n de la verdad, a la mentira sistemátic­a, a la reducción de las grandes cuestiones a trivialida­des», denunciaba en ‘La Nación’. Con todo, no caía en el pesimismo, y revindicab­a los pequeños lugares de iluminació­n.

En 1989 Bernstein empezó a dar clase en la New School for Social Research; donde trabajó hasta su muerte.

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