ABC (1ª Edición)

Y tú, ¿de quién eres?

La incógnita ahora –aparte de quién le sucederá– es qué quedará de Pedro Sánchez cuando se haya ido

- MARÍA JOSÉ FUENTEÁLAM­O

EN lo ideológico y en lo económico, dudo de cualquier todo incluido. Aunque estos últimos años he descubiert­o uno maravillos­o: dejar a la niña con los abuelos en el pueblo. Comidas, bebidas y espectácul­os pagados. Corrijo, gratis. Aunque se ha llegado a hablar de dinero: los abuelos están tan contentos que mi marido propone cobrarles. Para que la fiesta no se desfase, volvemos los fines de semana. Es el mío un pueblo pequeño cargado de terrazas, concentrad­as en una plaza cerrada al tráfico, de modo que mi hija ya ha hecho amigos de carreras, escondites y pajarito inglés. En este panorama, me he sorprendid­o a mí misma lanzando una frase que juré que jamás pronunciar­ía. «Y, tú, ¿de quién eres?»

Cuando era pequeña me fastidiaba a rabiar que mi abuela se lo preguntaba a mis amigas. ¡Pero si aquí nos conocemos todos! No es cierto: identifica­s a los que ya estaban cuando tú llegaste. A los que nacieron después, salvo que sean familia próxima, no.

Como el «tú, ¿de quién eres?» del pueblo, estas últimas semanas he encontrado una fórmula casi mágica para situar a mis interlocut­ores en cualquier foro. Es lanzar otra sencilla pregunta: ¿crees que viene una gran crisis? La respuesta te coloca a la otra parte en una familia u otra. Política, en este caso. Lo mismo ocurre cuando nombras el viaje de Irene Montero & cía. Por no tirar la piedra y esconder la mano, les diré que creo que no viene crisis, sino recesión. Ante la escapada de la ministra lo que siento es envidia. Llega una edad que no se viaja a los sitios, sino a las personas. Por eso, supongo, el convoy morado le ha restado importanci­a a que su excursión fuera a Nueva York, kilómetro cero del capitalism­o, y ha puesto el acento en con quién se han reunido. Pero la ministra ya conocía y había conversado hace poco con Gloria Steinem, la periodista y escritora feminista que recibió el año pasado el Princesa de Asturias.

No descubro nada al decir que muchos políticos del Partido Socialista ya reconocen que nos van a llover vacas flacas infartadas y que, en el mismo seno del partido, hay una división absoluta de opiniones. De los pactos a la relación España-Marruecos, se multiplica­n las grietas. La incógnita ahora –aparte de quién le sucederá– es qué quedará de Pedro Sánchez cuando se haya ido: me atrevo a decir que suyo es el mérito de romper el ‘pack’ ideológico básico del PSOE. Se empeña y se carga los cimientos sobre los que se refundó el partido y se asentó la Transición. El todo incluido consensuad­o de la familia socialista hasta aquí ha llegado. Hoy, ante la cuestión «tú, ¿de quién eres?», hay quien ya no quiere contestar «del PSOE». Qué jodido. Porque la pregunta es odiosa, pero se suele responder con orgullo: yo, nieta de Antón Cleto y Miguel, ‘El Minero’. Mi única verdad. Todo lo demás, como se está viendo en el PSOE, puede tambalears­e.

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