ABC (1ª Edición)

«El mundo de la crítica del flamenco ha sido, en general, muy destructiv­o»

El cantaor jerezano presenta su nuevo trabajo, ‘El Oripandó’, este próximo domingo en el Teatro Real

- JULIO BRAVO

José Mercé Cantaor

Hubo un tiempo no tan lejano en que la presencia del flamenco en el Teatro Real era vista, casi, como una excentrici­dad. Ahora, por fortuna, el arte sin duda más representa­tivo de la cultura española visita ese aristocrát­ico escenario con asiduidad. El próximo en hacerlo va a ser José Mercé (Jerez, 1955), que el próximo 10 de julio presentará, dentro del Universal Music Festival, su nuevo y atrevido trabajo, ‘El Oripandó’ (‘El amanecer’, en calé). Sonrisa incansable, pobladísim­a melena ya cana, ojos claros, voz luminosa y estriada a la vez, Mercé mezcla maneras apacibles y palabras francas para hablar de este trabajo, que define como «vanguardis­ta, nuevo... Creo que no se ha hecho nunca. Hemos estado durante dos años y medio, casi tres, codo con codo Antonio Orozco, el productor, y yo. Hemos hecho una autobiogra­fía mía, en la que yo canto mi vida. Estoy disfrutand­o con este nuevo trabajo, como cuando empezaba, con esa misma ilusión, con esas ganas».

—¿Tenía necesidad de contar su vida?

—Mucha. Tenía necesidad también de echar para fuera muchas cosas que tenía dentro de mí. Y para eso necesitaba alguien que fuera capaz de ayudarme a hacerlo. Y bendita la hora de estar grabando con Antonio ‘La voz’ y poder decirle lo que pensaba. Me ha sacado todo lo del mundo, todo lo que quería saber de mí, llamando a mis hijas, llamando a mi nieto, a mi mujer... A todo el mundo. Creo que ‘El Oripandó’ es una obra que hay que escucharla muchas veces; algo, ya le digo, muy vanguardis­ta, muy nuevo, donde entran todas las músicas, donde está el flamenco más puro, donde hay temas de pop, de rap... Habrá gente que lo entienda y otra gente que lo entienda dentro de seis meses, pero al final yo creo que lo van a entender. Hay que escucharlo mucho, eso está muy claro.

—¿Pero la música hay que entenderla o sentirla?

—La música hay que sentirla... Eso que dicen de ‘entender o no entender’... La música o te llega o no te llega. No hay más. Como un artista en el escenario, o transmite o no transmite, y no hay más.

—Si se entiende se disfruta más.

—Depende, si entiendes demasiado y estás por encima del bien y del mal, lo que haces ya es sufrir, porque en vez de ir a disfrutar de un espectácul­o vas a ver lo que puedes criticar.

—Y eso es lo que le pide al público, que se siente a disfrutar.

—Es que es lo que hay que hacer. Mire: el mundo de la crítica del flamenco siempre ha sido, generalmen­te, muy destructiv­o. No ha ido a un concierto a disfrutar, sino a ver dónde está el fallo, o qué es lo que puede criticar. Esa gente no disfruta de un concierto. Lo más bonito del mundo es sentir, dejarse llevar por el corazón, y eso es lo que a mí me vale. A mí no me vale que alguien vaya diciendo que lo sabe todo. Nadie lo sabe. Lo que tienes que hacer es sentarte a escuchar y si te llega, te llega, y si no... El libro del gusto está en blanco.

—Los artistas flamencos han experiment­ado una gran apertura últimament­e; ¿también el público y la crítica?

—Yo creo que afortunada­mente sí. Lo del ‘cuarto de los cabales’ y lo de que el flamenco es para poquita gente es algo que piensan muy pocos ya. Hay ahora gente más joven mucho más abierta, como tiene que ser el flamenco. Yo llevo muchísimos años haciéndolo ya.. Me siento un poco responsabl­e de que gente joven que no había escuchado nunca flamenco empezó a hacerlo con ‘Del amanecer’ y ‘Aire’; es un flamenco abierto y los flamencólo­gos de aquella época me criticaban. Pero afortunada­mente otros compañeros también empezaron a hacer esas cosas, a poner en el escenario otros instrument­os además de la guitarra flamenca. Todas las músicas tienen derecho a evoluciona­r. La música de raíz tiene su base y eso no se va a perder nunca. Pero hay que trabajar para que la gente más joven entienda lo que es el mundo del flamenco y que se de cuenta de que es una de las músicas más importante­s que pueda haber a nivel mundial, porque es una música fresca, viva; no es un pentagrama que está ahí y siempre hay que tocarlo igual. El flamenco tiene poco que ver con Pitágoras; en el flamenco dos y dos no son siempre cuatro; a lo mejor son dos y tres cuartos... Hay que estar ahí siempre peleando con el ritmo. Esa es la grandeza del flamenco.

—Eso y que es necesario hacerlo desde las entrañas.

—El flamenco nace –y se hace, ¡cuidado!–. Un flamenco tiene la gran suerte de nacer para cantar, para bailar, tocar... Pero luego tienes que aprender, claro... La suerte de los que tenemos ese don, venga de donde venga... Yo afortunada­mente vengo de una dinastía, desde mi bisabuelo, tío Paco la Luz, que fue creador de una seguiriya, y a partir de toda mi familia, que es lo que hemos mamado desde chiquitito­s en casa... Pero yo no me puedo quedar en eso. Yo he intentado hacer el flamenco mucho más grande, porque es lo que creo que hay que intentar. No me voy a quedar siempre con la seguiriya de mi bisabuelo. Yo no sería feliz así.

—¿Siempre ha tenido esa seguridad o las críticas que recibió en su momento le hicieron vacilar?

—Insegurida­d no tuve, pero a cierta edad sí te hacen mucho daño. Además, hubo una época en este mundo del flamenco donde un par de críticas malas te podían quitar de trabajar. Afortunada­mente hoy está la cosa mejor. Yo, después de tantos años, respeto la crítica, por supuesto, y a todo el mundo, pero a lo que me dedico es a disfrutar en el escenario, muchísimo además, y a que disfrute mi gente que vaya a verme.

—Ha dicho que cuando hacía el disco ha expulsado cosas.

—Sí.

—¿Qué cosas?

—Cosas que tenía dentro... Bien sabe usted que hace 28 años se me fue mi hijo. Lo tenía dentro, pero quería sacarlo para fuera con una letra que dijera, que sintiera... De hecho me cuesta mucho trabajo cantar ‘Jamás desaparece lo que nunca parte’, una frase que me sale del corazón. Es una letra que es verdad, porque mi hijo Curro no se ha ido, sigue con nosotros. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hablamos de él como si estuviera, y de hecho está. Por eso esa frase tan divina: «Jamás desaparece lo que nunca parte».

—¿Se siente mejor habiendo sacado esas cosas?

—Sí, la verdad es que sí, porque te sientes aliviado.

 ?? // JOSÉ RAMÓN LADRA ?? José Mercé posa para ABC tras la entrevista
// JOSÉ RAMÓN LADRA José Mercé posa para ABC tras la entrevista

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain