El proceso kafkiano del magnate Xiao Jianhua en China
► Tras cinco años desaparecido, este empresario que tenía negocios con familiares de altos cargos del régimen es juzgado a puerta cerrada y sin que se sepan los cargos
Parece ‘El proceso’ de Kafka, pero es la realidad en China. A puerta cerrada, y sin que se conozcan los cargos, está siendo juzgado –o ha sido ya juzgado, porque en realidad nadie lo sabe– el magnate Xiao Jianhua. Nacido hace 50 años en una pobre familia rural de la provincia de Shandong, llegó a ser uno de los hombres más ricos de China al atesorar 5.500 millones de euros con su grupo industrial Tomorrow, que aglutinaba desde las finanzas hasta los seguros pasando por el inmobiliario y la minería. Pero su estrella se apagó con el ‘crack’ que sacudió a la Bolsa de China en el verano de 2015, cuando se volatilizaron acciones por valor de 4,6 billones de euros y millones de pequeños inversores perdieron los ahorros de toda su vida. Lo que hasta entonces había sido su principal activo, sus negocios con familias de altos cargos del régimen, se convirtió entonces en una peligrosa arma política.
Mientras otros magnates y reguladores bursátiles caían en la purga por el desastre, Xiao se refugiaba en Hong Kong, donde vivía en un apartamento del lujoso hotel Four Seasons protegido por una guardia amazónica de guardaespaldas femeninas. Allí se le vio por última vez el 27 de enero de 2017, cuando a las tres de la madrugada se subió junto a dos de sus guardaespaldas en un coche que les recogió a las puertas del hotel. Al día siguiente, su esposa denunció su desaparición a la Policía, pero luego la retiró.
Aunque su paradero ha sido un misterio desde entonces, parece claro que ha estado en manos del régimen chino. Según informó en su día el diario ‘South China Morning Post’, fue convencido por las autoridades para cruzar a China continental y «ayudar» en dos investigaciones: una sobre el ‘crack’ bursátil y otra sobre la corrupción entre los altos cargos del Partido Comunista.
Algo de lo que Xiao Jianhua podría saber mucho porque, a tenor de la revista ‘Caijing’, fue socio del hijo del vicepresidente Zeng Qinghong en la polémica adquisición de la empresa estatal Shandong Luneng. Con un valor de mercado de 73.800 millones de yuanes (10.800 millones de euros), ambos compraron dicha compañía por solo 3.730 millones de yuanes (546 millones de euros), pero un portavoz de Xiao Jianhua aseguró en 2014 que la operación había sido totalmente legal, recoge el periódico ‘SCMP’. Ese mismo año, ‘The New York Times’ publicaba que el magnate había hecho negocios con la hermana y el cuñado del presidente de China, Xi Jinping. Respondiendo al artículo, su grupo empresarial reconocía que les había comprado un paquete de acciones en 2013.
Con independencia de los delitos por los que ha sido procesado y de los interrogatorios que habrá sufrido durante estos últimos cinco años, lo único cierto es que las autoridades han expropiado y troceado su imperio industrial. A la vista del 99 por ciento de condenas en que acaban los casos en los tribunales chinos, solo falta saber cuántos años a la sombra le caen, que dependerán de lo que Xiao haya contado –y cantado– en los interrogatorios. Aunque tiene un pasaporte canadiense por sus inversiones en ese país, ni siquiera los diplomáticos de su embajada en Pekín han podido asistir a su juicio. Otra prueba más del proceso kafkiano al que, como Joseph K., ha sido sometido Xiao Jianhua.
Guardia amazónica Antes de su desaparición vivía en un lujoso apartamento en Hong Kong protegido por guardaespaldas femeninas