«Ser duquesa del Infantado no me ha perjudicado en el mundo literario»
► Con 55 años y cinco nietos, la aristócrata más leída nos presenta su nueva novela ‘La virreina criolla’
Hay mujeres que hicieron historia pero que serían grandes desconocidas sino fuera por autoras como Almudena de
Arteaga, empeñada en descubrir la vida y obra de esas protagonistas que marcaron el curso de sus tiempos. Con más de veinte libros a sus espaldas, la escritora y aristócrata se sincera tras presentar su última novela, ‘La virreina criolla’, en Jerez.
—Las mujeres siguen siendo su tema recurrente. Esta vez se centra en Felicitas de Saint Maxet, la que fuera esposa del conquistador Bernardo de Gálvez. ¿Cómo llegó a usted? —Fue a través de mi cuñada
Molly Long que forma parte de un movimiento muy interesante para rescatar a las mujeres de la revolución americana. Esta casada con un marino español y es natural de Pensacola, territorio de Florida que precisamente tomó Gálvez. Con Felicitas me pasó como con Isabel Zendal, que en España nadie la conocía (hoy tiene hasta un hospital) mientras que en México era muy célebre. Felicitas me cautivó desde el primer momento. Me encantaban los enclaves donde vivió (Nueva Orleans, México…) ya que salía de mis reinos castellanos para desarrollar la imaginación y me fascinó que siendo una virreina de la Nueva España y viviendo en el mejor mundo de esos años eligió ser española tras prometérselo a su marido moribundo. No cuento más para no hacer ‘spoiler’, pero tiene gracia que casi todas mis protagonistas hayan acabado desterradas o aisladas.
—Su protagonista no es autora de grandes proezas pero sí de tener una personalidad muy marcada.
—En esos años las mujeres vivían a la sombra de sus maridos, pero en el caso de Felicitas es muy claro porque cuando llega Gálvez busca a la mejor mujer para casarse y el suegro era uno de los hombres más poderosos del Misisipi, algo fundamental para el apoyo de España a Estados Unidos. Felicitas se volcó en colaborar para que los españoles que llegaban a Nueva Orleans pudieran salir adelante. La mía es una historia de corsarios, de mestizajes, de virreinatos, de luchas y de mujeres valientes. He querido jugar con la imaginación del lector hasta el punto que no he descrito el físico de mi protagonista salvo que era rubia y bella.
—Suena a imposible que España tuviera que ayudar a Estados Unidos.
—Recientemente el propio Biden ha recordado la figura de Bernardo de Gálvez como clave para que George Washington ganara la guerra de la Independencia con todo el dinero que aportó nuestro país. —Me sorprendió leer que dedica el libro a sus cinco nietos. La suya también es una familia prolífica.
—Como Felicitas yo he ido muy rápido. Fui madre con 19 años y mis hijas también se han casado muy pronto. Acabo de cumplir 55 y tengo cinco nietos por lo que este es el año de los quintos.
—En su día dejó su profesión como abogada para apostar por la literatura. Una decisión que no debió ser fácil. —Fue arriesgado y soy consciente. Lo que pasa es que yo trabajo en más cosas aparte de escribir. Estoy en una plataforma de escritores con historia y también digo que soy minera (tiene una cantera de arena) y leñadora (por un monte que explota en Guipúzcoa).
—¿En España se puede comer de escribir?
—Creo que prácticamente nadie puede conseguirlo salvo pocos privilegiados. Al final todos tenemos que hacer otras cosas.
—¿Su familia entendió su aventura?
—Nunca pedí permiso a nadie.
Mis hijas sabían que cuando me ponía a escribir me metía en otro mundo y la verdad es que tuve una gran suerte con el éxito de mi novela de ‘La princesa de Eboli’. Será muy difícil que ese triunfo se repita aunque lo intento cada día.
—¿Las mujeres de hoy no le interesan?
—Necesito tener un siglo de distancia con mis personajes.
—¿Las reinas Sofía o Letizia tampoco?
—Cuando nació la Princesa
Leonor hice un estudio de otras Leonores en un libro con Nieves Herrero, pero insisto en que necesito una distancia en el tiempo, incluso por respeto. No creo que me atreviera salvo que me lo pidieran ellas. Respeto mucho a la gente que conozco e incluso a mis protagonistas, por eso me preocupa cuando en el más allá me encuentre con la Éboli y no sé qué me dirá.
—¿El hecho de ser duquesa del Infantado ha creado ciertos resquemores en el mundo literario?
—Me conocen desde hace muchos años y todos nos respetamos. Es más, te diría que tengo grandes amigos en ese círculo.
—¿El amor que papel juega en sus historias?
—El amor es básico al igual que el sufrimiento. Soy muy pasional y pienso que los personajes potentes también lo son.
—¿Qué papel ocupa en su vida el amor?
—Importantísimo. Pero todo tipo de amor. Adoro a mis nietos, a mis hijas, mi madre, a mi marido. Al igual que mi protagonista me he casado dos veces y con mi marido llevo 21 años de amor. La familia es un pilar fundamental y no concibo no tenerles.
—Hay familias de aristócratas rotas por un título o una herencia.
—Por eso digo que el perdón es fundamental y las pasiones mal llevadas llevan a esas situaciones. El egoísmo es un mal que sufrimos los españoles y te diré que se vuelve contra uno mientras que el perdón te ayuda a dejar de sufrir. Yo lo tengo clarísimo. Da igual el daño, si consigues perdonar a un familiar, que son los que te duelen, dejas de sufrir.
—¿Qué le hace sufrir?
-El daño que te provoca alguien a quien quieres.
√ Felicitas de Saint Maxet
«Se volcó en colaborar para que los españoles que llegaban a Nueva Orleans pudieran salir adelante»