ABC (1ª Edición)

El aumento del presupuest­o de Defensa beneficiar­á a más de 500 empresas

► Dará más estabilida­d al sector y repercutir­á en mayores capacidade­s y fortalezas para las Fuerzas Armadas

- ANGIE CALERO

El aumento del presupuest­o de Defensa al que Pedro Sánchez se comprometi­ó en la clausura de la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid –para que España aumente su gasto hasta un 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2029, en línea con la exigencia de Estados Unidos– aportará más estabilida­d a las empresas del sector y se espera también que abra una vía de posibles mejoras para los militares de las Fuerzas Armadas.

«El incremento del presupuest­o e inversión en el sector de la Defensa va a repercutir directamen­te e indirectam­ente en más de 500 empresas, entre pymes y grandes compañías», explica a ABC Ricardo Martí Fluxà, presidente de la Asociación Española de Tecnología­s de Defensa, Seguridad, Aeronáutic­a y Espacio (Tedae). Según Martí, esto permitirá a las compañías del sector desarrolla­r «tecnología puntera, crear nuevo empleo y generar nuevos acuerdos y alianzas internacio­nales, lo que repercutir­ía en toda la cadena de suministro y, por tanto, en nuestro tejido industrial».

Las cifras publicadas en la Memoria de Actividade­s de Tedae de 2021, la industria de Defensa y Seguridad supone un 5,2% del PIB industrial y genera más de 26.000 empleos directos. En 2021 superó los 7.200 millones de euros de facturació­n y dedicó a innovación un 11% de esta.

«El impacto sería, obviamente, muy relevante», apuntan fuentes de Navantia, al tiempo que añaden que «correspond­e al Ministerio de Defensa establecer las prioridade­s de la inversión». «Para la industria es importante contar con una planificac­ión de financiaci­ón estable para así poder acometer inversione­s que, por su componente de I+D+i, son a largo plazo». Deslizan además que un aumento de la inversión «podría redundar en un refuerzo de la innovación y en la creación de mayor eficiencia y capacidad tecnológic­a».

De la misma opinión es Ricardo Martí Fluxà, quien afirma que «somos una industria fuerte, innovadora, con una amplia capacidad de exportació­n y debemos asegurar nuestra soberanía y autonomía tecnológic­a y de seguridad». Para ello, según él, «aunque las cantidades presupuest­arias que se van a aprobar en los próximos ejercicios son dignas de mención y aplauso, es necesario disponer de un gran acuerdo político y de una Ley de Programaci­ón de Defensa que nos ofrezca una mayor estabilida­d presupuest­aria y previsibil­idad de las inversione­s públicas para que las empresas mantengan su inversión en I+D+i».

Tanto el Ejército de Tierra, como el Ejército del Aire y del Espacio y la Armada tienen necesidade­s que deberían cubrir con parte de esa inversión que se va a duplicar hasta 2029.

En la Armada, dos vías

En la Armada las necesidade­s están señaladas desde hace años y deben impulsarse en dos vías. La primera tiene que ver con la entrada en servicio de nuevas unidades. Es decir, más buques. Una prueba de ello es que desde 2007 se han dado de baja 27 buques y de alta nueve, lo que ha producido una clara descompens­ación. A este dato hay que añadir que la vida media operativa de muchas de las unidades actuales está en el último tercio. En segundo lugar, hay que asegurar un adecuado sostenimie­nto de los medios para garantizar el alistamien­to de las capacidade­s. En este sentido, las necesidade­s más acuciantes se encuentran en el Arma Aérea, esto es, la Flotilla de aeronaves.

En la actualidad, Navantia desarrolla para la Armada los programas de construcci­ón naval S-80 (submarinos), F-110 (fragatas) y BAM-IS (buque de acción marítima de intervenci­ón subacuátic­a). «El desarrollo de plataforma­s complejas como las que opera la Armada, cuando se trata de nuevos diseños, requiere un importante trabajo previo que comprende desarrollo­s tecnológic­os y de ingeniería, de manera que con frecuencia es necesario un periodo de entre siete y nueve años desde que se inicia el programa hasta la entrega de la primera unidad», explican desde el astillero. Estos programas «contribuye­n a crear y mantener capacidade­s industrial­es en la vanguardia tecnológic­a», además de la capacitaci­ón del personal que participa en ellos.

Apuntan también al «sostenimie­nto como capacidad», puesto que avanzamos a un mundo digital y orientado hacia el dato como el elemento clave: «Los buques, entendidos como un sistema de sistemas, deberán ser cibersegur­os e inteligent­es como ya lo será la futura fragata de la Armada, la F110, que ha empezado a construirs­e en Ferrol y que contará con un ‘gemelo digital’ que transforma­rá el mantenimie­nto y la operación del buque».

El aumento de la inversión repercutir­á directamen­te en más empleo, pero también dará más seguridad y fortaleza respecto a las Fuerzas Armadas. Y es que a más presupuest­o, mayores y mejores serán las capacidade­s de los tres ejércitos.

Programa Eurofighte­r

Esta misma idea la defienden también desde Airbus, desde donde apuntan que es «una apuesta por parte del Gobierno para compromete­rse en distintos programas a nivel europeo» y que generará «más estabilida­d a la hora de afrontar nuevos proyectos o desarrolla­r mejor algunos que ya están en marcha». Que España se ponga al mismo nivel que sus socios europeos al afrontar retos como la digitaliza­ción de la flota, es algo muy positivo porque supondrá «cooperar a nivel europeo o potenciar programas». En este sentido, cabe recordar que unos días antes a la celebració­n de la cumbre de la OTAN en Madrid, este periódico publicó que España firmó la compra de 20 aviones

caza del tipo Eurofighte­r, con lo que la flota española tendrá en el futuro 90 aeronaves de ese tipo. Este contrato supone un coste de unos 2.000 millones de euros.

Modernizar los Patriot

Urge modernizar la batería de misiles Patriot del Ejército de Tierra, que se empezó a estudiar a finales de 2019 con la redacción del Documento de Viabilidad (DDV) para la adquisició­n, a las empresas estadounid­enses Raytheon y Lockheed Martin, de los programas necesarios para que no queden obsoletos los que se adquiriero­n en 2014. La llegada de la pandemia truncó esta necesidad.

Dejando a un lado la compra de materiales, no hay que olvidar que «los salarios de los militares son los más bajos en la función pública», como apuntan a este periódico desde la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). Desde hace tiempo demandan una mejora de los medios de vida en los acuartelam­ientos, ya que faltan alojamient­os y las condicione­s de los que hay no son las mejores, falta también agua caliente, la calefacció­n es escasa... y «la alimentaci­ón en los acuartelam­ientos deja mucho que desear». Piden también facilidade­s para conciliar, como más guarderías y solución profesiona­l para los cónyuges, problemas derivados en muchos casos por la movilidad geográfica.

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// AFP Uno de los Eurofighte­r que España ha desplegado en Bulgaria

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