ABC (1ª Edición)

«Los boinas verdes no son armas de matar, son máquinas de preservar la paz»

► Ex boina verde y amigo del Rey de Marruecos, cree que Perejil «pudo ser un accidente»

- SERGIO CARMONA GARCÍA

Conocido popularmen­te por haber atravesado mares en balsas fabricadas con juncos, entre otras muchas aventuras, el ex boina verde Kitín Muñoz es embajador de buena voluntad de la Unesco y cónsul honorífico de Marruecos. Fue protagonis­ta en el acercamien­to entre España y el Reino alauí tras la crisis de Perejil, de la que mañana se cumplen 20 años, y acaba de publicar junto a su compañero Terencio Pérez «Boinas verdes españoles».

—¿Qué significa este cuerpo para España? ¿Y para el Ejército?

—Son las unidades que entran las primeras siempre en acción. Son soldados con una preparació­n especial en táctica, entran de una manera silenciosa, en operacione­s discretas aunque no secretas, dejan muy poca huella y son muy eficaces. Están el Mando de Operacione­s Especiales, donde yo estaba, la Fuerza de Guerra Naval Especial, de la Armada y el Escuadrón de Zapadores Paracaidis­tas, del aire.

—¿Qué es ser un boina verde?

—Significa tener un compromiso con España, querer y sacrificar­te por tu país. Los boinas verdes pasan unas pruebas impresiona­ntes de nueve meses para ganarse su puesto. Y eso la tropa; los oficiales y suboficial­es, es un año. Significa tener un espíritu de sacrificio y de camaraderí­a con tu compañero. Saber que eliges algo difícil, que te va a costar mucho. Son héroes anónimos.

—¿Qué objetivo tiene este libro?

—Primero difundir el conocimien­to de lo que son los boinas verdes españoles. Que la sociedad española conozca a este cuerpo militar tan extraordin­ario que es un elemento de disuasión esencial. Es más, cuando le propusimos el libro al general del Mando de Operacione­s Especiales, dijo: «Nosotros no somos armas de matar, somos máquinas de preservar la paz». Lo segundo es destinar el dinero a la Fundación de los boinas verdes españoles.

—Se cuenta por primera vez esa fatídica emboscada en Irak a agentes del CNI. Entre ellos había tres boinas verdes.

—Lo más importante es que lo que ahí está contado es lo que fue, no hay tinta de más. Es lo que ocurrió. Lo segundo es que muestra la gravedad de la misión. En el relato de Irak, lo que vemos son héroes que se defendiero­n con valentía hasta que ya no les quedaba munición. Eso es algo muy heroico, porque estaban luchando contra un enemigo superior en número y en armamento. Es muy escalofria­nte, pero es real.

—Además, se incluye el testimonio de la primera mujer en terminar un curso de operacione­s especiales.

—Pasar el curso de operacione­s especiales es muy duro, tanto por la carga psicológic­a como física. Este relato es muy importante, más en estos tiempos. Pero está también el relato de la viuda de José Carlos Rodríguez, que murió en el combate. Es muy conmovedor leer ese texto, porque a la sociedad española le va a ayudar a respetar más de lo que ya lo hace, porque son soldados muy queridos. —Otro momento clave es la crisis de Perejil durante la cual usted llegó a intercambi­ar palabras con el propio el Rey Mohamed VI

—Sí, eso es. Es curioso ese momento. La compañía número 31 de Alicante, mi compañía, estaba en Perejil. Mientras, otro boina verde estaba en palacio, invitado por el Rey de Marruecos. He tenido durante más de 20 años una relación importante. Durante esa crisis hubo dos días de silencio entre España y Marruecos. Yo fui el único contacto que hubo. Me acerqué al Rey, que estaba en Rabat, en su casa, le hice el saludo y le dije: «Majestad, me gustaría hablar del problema de Perejil, tres minutos». Y me dijo: «¡y hasta tres horas!». Y el día de su boda, después de la fiesta debatimos 45 minutos sobre el tema. Le pregunté: «Majestad, ¿va a haber problemas?». Me contestó: «Pero, ¿cómo va a haber problemas con España? Con lo que quiero yo a España». Le dije si podía ir a contárselo al presidente y respondió afirmativa­mente. Entonces cogí un avión al día siguiente y me reuní con Aznar en La Moncloa.

—Pero Marruecos invade el islote

—Te voy a dar mi opinión. Creo que pudo ser hasta una cosa completame­nte fuera de palacio. El típico movimiento de un jefe de puesto. Pero bueno, uno conoce el país y a sus gentes, y creo que pudo ser un accidente. Una decisión desafortun­ada que se convierte en todo un problema que hereda el Rey de Marruecos.

—¿Cómo llega a tener una relación con Marruecos?

— El Rey de Marruecos se interesó por una de las expedicion­es en balsa que hice. Quería estudiar las naves de juncos del Mediterrán­eo, usadas para navegar a las Islas Canarias por los bereberes. Pedí permiso al embajador de Marruecos para ir a Sidi Ifni y 15 días más tarde me llamó. Me dijo que tenía una buena noticia: el Rey de Marruecos quería verme. Fui a ver al Rey y me dijo que le interesaba­n mis aventuras y me recalcó que el Estrecho de Gibraltar, esos 14 kilómetros, quería que fueran de unión a través de la cultura y me dio todo su apoyo.

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// KITÍN MUÑOZ Arriba una imagen del ex boina verde en acción y la izquierda conversand­o con el Rey Mohammed VI, de quien es amigo personal KITÍN EN ACCIÓN Los tres mandos de los boinas verdes, junto al JEMAD, un responsbal­e del CNI y los dos autores del libro, Kitín y Terencio Pérez// Defensa CON EL RESPALDO DE LA AUTORIDAD
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Kitín Muñoz y Terencio Pérez
Galland Books. 19 euros
BOINAS VERDES ESPAÑOLES Kitín Muñoz y Terencio Pérez Galland Books. 19 euros

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