Las empresas sacrifican beneficios para acumular miles de productos
► Financieras alertan de que el acopio masivo está disparando la deuda de compañías industriales justo antes de la subida de los tipos de interés
La crisis de suministros desatada durante el parón económico de la pandemia ha dejado en las empresas un daño que va más allá de la escasez y los altos precios de las materias primas y componentes electrónicos. Las medidas dispuestas por las compañías para hacer frente a la coyuntura, como el adelanto de pedidos por miedo a quedarse sin piezas, están provocando un notable aumento de almacenaje que amenaza con recortar la rentabilidad y los márgenes de sus balances.
Lo alertan fuentes financieras, que ya ven como algunos de sus clientes están muy faltos de liquidez de cara a poder financiar el adelanto de futuros pedidos. En concreto, señalan que los cierres de fábricas en China, los problemas en los puertos, la escasez de muchas materias primas y componentes, hacen que muchas empresas acumulen existencias en sus almacenes para evitar que su producción se pare o simplemente para tener suficiente producto para vender en sus tiendas, «especialmente aquellos que dependen de Asia o América». Una situación que, señalan, podría provocar caídas en los beneficios, «ya que por una parte los ‘stocks’ hay que financiarlos y, además, habrá productos que habrá que promover con descuentos para poder venderlos en temporada».
Porque, aunque los niveles de ventas siguen en aumento, la escasez de algunos componentes está poniendo en jaque la producción de muchas fábricas y ese frenazo podría tener peores efectos en las cuentas de las compañías. «Tenemos un cliente del sector del plástico que para fabricar le falta un componente que viene de China. Necesita un porcentaje ridículo de esa pieza para poder operar y tiene la fábrica parada porque no le llega. Cuando la reciba estará haciendo acopio a lo bestia ante el riesgo de que ese parón se pueda producir en el futuro», relata a este periódico la CEO de Findango, Mar Turrado, que indica que se están encontrando con este problema, sobre todo, en compañías industriales o que producen algo, «bien sean piensos, fertilizantes o productos de automóvil».
Esto lleva a que muchas empresas tengan que sobrefinanciarse para poder realizar unos pedidos mucho más elevados de lo que serían en un entorno de normalidad. Además, en un mercado donde materias primas y suministros de toda clase siguen a un precio muy por encima respecto al marcado antes de la pandemia.
El problema, explica Turrado, está en que el coste de financiarse está aumentando por el cambio de políticas de los bancos centrales para combatir la inflación y esto hará resentir todavía más los resultados de las compañías. «Se resienten el balance al incrementar deuda bancaria y también la cuenta de resultados porque empiezas a pagar más costes financieros», indica la también fundadora de Findango.
Y señala una dificultad añadida: en muchas empresas esta acumulación de existencias puede provocar que algunos productos queden obsoletos y posteriormente exista mayor dificultad para darles salida en el mercado.
Lo cierto es que la última estadística del INE sobre nivel de existencias de mercaderías en el comercio, referente al primer trimestre del año, ya muestra una tendencia clara de las empresas españolas a un acaparamiento de artículos. Con más virulencia, en el comercio mayorista, que aumentó sus ‘stocks’ un 14,4% en el primer tri
mestre respecto al año anterior, aunque el minorista también vio avanzar su inventario un 4,6%.
En todo caso, desde la Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución (Anged), explican que estos datos están alterados por la escasa actividad del consumo existente en los tres primeros meses de 2021 por la crisis sanitaria y «también por los paros del transporte de marzo, que provocaron un adelanto de compras de los proveedores mayoristas para evitar cortes de suministros».
Equilibrar las compras
Desde la Asociación de las Empresas Industriales Internacionalizadas (Amec) aseguran que todavía no han percibido problemas de obsolescencia en los ‘stocks’ del sector y aseguran que algunos suministradores ya restringen los pedidos cuando perciben que sus clientes tienen la intención de acaparar. «Están intentando equilibrar el exceso de compra, para poder atender a toda la demanda y no dejar a ningún cliente fuera», relata el director general de la patronal, Joan Tristany.
El directivo señala que ha sido un primer semestre «bastante bueno» para la industria a nivel de pedidos, pero pone un interrogante hasta final de año porque hay incertidumbre con algunos componentes electrónicos que pueden afectar a la operativa de las empresas e impedir que hagan frente a todos los encargos. «Hay suministradores internacionales que hace meses que han dejado de aceptar pedidos y se han abierto mercados alternativos, pero con precios muchos más caros», señala Tristany, a la vez que indica que otras empresas no quieren vender a nadie más de lo necesario para evitar acaparamientos que lleven a menos oferta y abran canales paralelos.
Menos exportaciones
No son los únicos efectos del acopio de materiales. Lo cierto es que la industria ya avisó hace unos meses de que el proceso de ‘sobrestock’ experimentado en el último semestre del año pasado podía incidir en una ralentización de los intercambios comerciales durante 2022. Aunque esta pérdida de ventas también serviría para equilibrar los altos precios de los suministros. Dejando a un lado los semiconductores, Tristany señala que las materias primas de masa férrea están bajando su precio, además de los metales. Las que más se resisten son los derivados del petróleo por la guerra de Ucrania.
Esta coyuntura también choca con el alto coste de producir por los precios energéticos, que sigue llevando a numerosas fábricas a realizar parones durante algunas fases del día e incluso durante jornadas al completo. «Tenemos clientes que ya están operando en horario de noche para aprovechar la tarifa nocturna y poder rentabilizar sus ventas», señala Turrado.