«Que la gente se empareje en internet es algo interesante y confuso a la vez»
► El estadounidense es el creador de la famosa teoría de los ‘vínculos débiles’ para encontrar trabajo
No tiene Instagram y dice que utiliza muy poco Facebook. Sin embargo, su teoría publicada en los años setenta sobre los ‘vínculos débiles’, esos que engloban más allá de amigos y familia (a los ‘conocidos’ de toda la vida, y que ahora plagan nuestros contactos online), gira en el mismo centro de la esencia de las redes sociales. El sociólogo Mark Granovetter (EE. UU., 1943) fue quien se dio cuenta de que es más probable que encontremos trabajo gracias a la vecina del quinto que por la acción de nuestro propio hermano, por paradójico que suene. Ahora, en un mundo conectado, dice estar fascinado por cómo el ser humano ha llevado a un plano más allá sus teorías. Aún así, no cree posible que estas interacciones digitales sustituyan a las de la vida real, tal y como cuenta a ABC de cuerpo presente y de viva voz en la sede de la Fundación BBVA en Bilbao, donde ha viajado para recibir el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Humanidades y Ciencias Sociales.
—¿Qué son los ‘vínculos débiles’ exactamente?
—Piense en la gente con la que tiene una estrecha relación, como familiares y amigos. Probablemente ellos sepan la misma información que usted, porque se mueven en el mismo círculo. Ahora reflexione sobre aquellas personas que conoce, pero con las que no tiene una relación cercana. Esos son los vínculos débiles y son ellos los que nos proporcionan nueva información, porque se relacionan con otros círculos diferentes. Los vínculos fuertes son muy importantes para el apoyo social o los vínculos emocionales; pero los vínculos débiles, a pesar de su nombre, tienen mucha más fortaleza para recabar información y, por ejemplo, encontrar trabajo.
—¿Cómo encajan las redes sociales en sus teorías?
—Evidentemente, cuando escribí el estudio no existían, porque no aparecen hasta principios de los 2000. Pero creo que la sorpresa está en que las redes sociales refuerzan mi teoría. En aquel momento era difícil mantener este concepto de los vínculos débiles. Sin embargo, el mundo online hace posible mantener cientos de vínculos débiles con mucha más facilidad.
—Cada vez hay diferentes tipos de redes sociales: para buscar trabajo, para encontrar el amor, para hacer amistades… ¿Deberíamos crear una nueva categoría de vínculos débiles?
—La mayor parte de las relaciones en las redes sociales son a partir de gente que ya conoces en la vida real, no los creas de cero desde el mundo online. Aunque sí que es cierto que algunas plataformas fomentan que la gente se conozca por primera vez a través de un ordenador o un móvil, y eso es algo nuevo que no sabemos cómo va a evolucionar. Por ejemplo, en aplicaciones con videollamadas puedes ver la cara de tu interlocutor, sus gestos, escuchar su voz… Eso se acerca mucho más a la vida real. No estoy seguro de cómo va a acabar todo esto, pero no creo que nunca vaya a sustituir a conocer a gente en la vida real, porque después de algún tiempo, vas a querer que esas personas estén en la misma habitación que tú.
—¿Esperaba una revolución así?
—Es algo muy interesante: las redes sociales se convierten en una gran herramienta para encontrar trabajo y eso ya se señalaba en mi teoría. Pero el ser humano también tiene otras necesidades. Hay estudios que se remontan a hace 100 años sobre cómo encontramos a nuestras parejas. Esos estudios siempre indicaban que tú conocías gente a través de amigos, o de amigos de amigos, parientes… Hasta hace cinco o diez años, donde la gente se empareja a través de diferentes aplicaciones. Eso es una gran sorpresa, y es un fenómeno muy interesante y confuso a la vez. De hecho, estoy buscando a algún alumno que estudie por qué no se siguen los mismos mecanismos que se utilizan en las citas amorosas también entre los empleadores. Por ejemplo, para conocer a alguien, tenemos breves encuentros que no tienen por qué tener ninguna consecuencia. O sí, dependiendo de la afinidad. Pero esto no ocurre en el mundo laboral, donde en la mayoría de los casos, incluso con los becarios, la relación
"Redes sociales
«Las redes sociales no sustituirán a la vida real, porque al final querrás ver a esa persona en tu misma habitación»
continúa incluso cuando no funciona. Aquí tenemos una divergencia entre encontrar compañeros románticos y empleados. Es algo fascinante que necesitaría de estudio.
—Habla de amor, pero su contraparte, el odio, se propaga de forma diferente a través de las redes sociales. —Efectivamente. El odio también se extiende a través de estos nuevos vínculos sociales, sobre todo a través de círculos cerrados que se encierran en ellos mismos y no escuchan a nadie más. Es algo nuevo, donde se dan situaciones realmente penosas.
—¿Usa usted redes sociales?
—Poco. Prefiero la vida real. Aunque me resultan muy útiles para, por ejemplo, reunirme una vez al mes con mis colegas. Antes todo esto era mucho más complejo: había que cruzar el país para hacerlo; ahora solo tienes que ir al ordenador. Aun así, no creo que nunca sustituyan a los vínculos personales, aunque en algunos casos los refuercen. Por ejemplo, mis alumnos comparten fotografías con sus amigos, las comentan, dialogan… Pero, por otra parte, también se empobrecen de alguna manera. —Max Weber, uno de sus ídolos, profundizó sobre la importancia del protestantismo en el auge del capitalismo. ¿Cómo influyen ahora las religiones en el mundo actual?
—Cuando dije que Weber era mi ídolo, yo no pensaba en sus argumentos sobre la religión, aunque eran muy interesantes. Yo creo que en EE. UU. existen dos vertientes: hay para quien la religión es muy importante, casi el centro de su vida; y los que no lo ven así. Y esta divergencia es mucho más grande de lo que era en el pasado. No es algo sobre lo que escribiera Max Weber porque no se vio algo así en su época. Así que necesitamos a otro Max Weber para que escriba sobre este tema.
Amor y trabajo online
«Me pregunto por qué en el mundo laboral no se sigue el concepto de ‘cita’, como en los encuentros románticos»