«Nadie invierte en un país en el que cada día pasa una cosa»
—Usted anunció la última crisis y nadie le creyó.
—La gente no quiere malas noticias. Las encuestas del día siguiente al debate reflejaron el resultado electoral.
—Pero la crisis vino igualmente.
—La gente no va al médico porque no quiere saber que tiene la enfermedad.
—Pero nos gusta proclamar un fin del mundo cada cuarto de hora.
—Es la sociedad del espectáculo. Queremos emociones fuertes. La inmediatez de todo.
—Cada noticia tiene que ser más bestia que la anterior.
—La gente se ha acostumbrado a la droga del instante.
—Nos gusta exagerar.
—Pero al final lo que pasa está ahí, y la inflación está subiendo.
—Todo el mundo está de vacaciones. No hay billetes.
—Después del Covid había un ahorro embalsado y muchas ganas de vivir y viajar. Pero se empieza a ver el reflujo. El gasto privado retrocede. La fiesta se ha acabado. —¿No era una inflación coyuntural?
—Estábamos en el 2 y ya hemos llegado al 10. El 10% de inflación no lo veíamos desde hace muchos años. Alguien se ha equivocado. —¿Qué es la inflación?
—El impuesto de los pobres. La falta de competitividad. Con la misma moneda no puedes comprar lo mismo.
—El BCE.
—No ha cumplido con su función de anclaje económico –que es económico y político, claro– de Europa. El valor de la moneda se protege con arrope fiscal y políticas convergentes.
—La invasión de Ucrania.
—Ha encarecido sobre todo la energía. Y cuando sube la energía, suben las materias primas. Sube el pan, suben los transportes. Sube todo.
—¿Qué hay que hacer?
—Hay que empezar a recoger el dinero del mercado.
—Oiga, con lo bien que íbamos.
—Cada punto de inflación es menos competitividad. La balanza comercial alemana es negativa por primera vez en mucho tiempo. Hay que empezar a quitar el alcohol de la fiesta.
—Pues yo veo a muchos que se acaban de pedir un gintónic.
—Menos alegría y que los precios empiecen a bajar.
—Los combustibles.
—Hemos renunciado al carbón y a las nucleares y hemos optado por lo más caro. Europa emite el 9,7 de dióxido de carbono y ahora resulta que tenemos que salvar el planeta nosotros solos, cuando los del 90,3 no cumplen. Es un poco exagerado.
—Ha sido un muy agradable bofetón en la cara de tanto cretino que ahora la energía nuclear se considere verde. Y esto lo digo yo, no usted.
—Nadie quiere embalses cerca de su casa, ni centrales nucleares o de ciclo combinado, ni aerogeneradores. Las energías alternativas presentan el problema de que tenemos poco agua y que cuando no hay viento, no genera. Además es una electricidad que no se puede almacenar. Pero luego todo el mundo quiere agua caliente y calefacción. Esta sociedad tiene que madurar y priorizar. O cañones o mantequilla. España, más que decidir qué quiere ser, tiene que decidir qué puede ser.
—¿Cuánto va a durar la crisis?
—Cuanto antes empecemos, mejor. Cuanto más ajustemos, también mejor. Hay que bajar la inflación del 10 al 2. El BCE subirá los tipos al 0,25 aunque muchas voces dentro de la institución dicen que tendrían que subirlos al medio punto.
—¿Usted qué cree?
—Que tendrían que estar como la inflación, aunque ya sé que es imposible. Pero hay que bajar la fiebre.
—¿Un nuevo gobierno ayudaría?
—Desde que dejé la política he dejado de hablar de política pero es cierto que cualquier desajuste en el funcionamiento económico y político es coste, y el coste es inflación.
—Yo entiendo que no quiera hablar de política, pero si Pedro Sánchez ya sabe que no tiene soluciones, ¿no sería más generoso que convocara elecciones y dejara que los que tienen ideas positivas y el valor de aplicarlas puedan ayudarnos?
—Yo, como te he dicho, de política no quiero hablar. Yo lo que pido es certidumbre y seguridad jurídica. Es imposible que la gente quiera invertir en un país en el que cada día pasa una cosa. Que la Corporación Municipal de Pamplona fuera agredida el jueves en la procesión de San Fermín no es serio, ni de país fiable, y menos si determinados grupos políticos no condenan estos actos de violencia.
Fue: presidente de Endesa (20022007). Número dos de Mariano Rajoy y del Partido Popular en las elecciones generales de 2008. Mayor logro: su clarividencia en la anticipación de la crisis de 2008. Hoy: preside la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.