ABC (1ª Edición)

2022 «Franco vive, ETA no existe»

Han sacado más de este presidente carente de principios que de otros a quienes ‘pusieron’ decenas de ‘muertos sobre la mesa’

- ISABEL SAN SEBASTIÁN

LA Ley de Memoria Democrátic­a parece escrita por el mismísimo George Orwell como anexo a su obra maestra. Si en ‘1984’ el totalitari­smo se asentaba sobre una gigantesca maquinaria de propaganda y manipulaci­ón basada en estas tres consignas: «La paz es la guerra, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza», en 2022 el Gobierno de Pedro Sánchez recurre a un lema semejante para aferrarse al poder: «Franco vive, ETA no existe». Ese eslogan, elaborado en la factoría Moncloa, repicado en los medios afines, coreado por una legión de tertuliano­s rehenes de su propia incultura o de la necesidad de dar voz al amo que los coloca, cala en una parte considerab­le de la sociedad. La que por edad no vivió los años de la Transición y el plomo etarra. La que ha sido formada en un sistema educativo modelado por el socialismo con arreglo a sus intereses.

«Franco vive, ETA no existe». Tanto da que el dictador muriera hace 47 años y Arnaldo Otegui, condenado por secuestro y pertenenci­a a organizaci­ón terrorista, sea el líder de la coalición que ha impuesto los términos de esa ley. Tanto da que su portavoz parlamenta­ria, Merche Aizpurúa, condenada igualmente por exaltación del terrorismo, rechazara esta misma semana repudiar los crímenes de la banda. Tanto da que Sortu, uno de los partidos integrante­s de Bildu, albergue en su seno a un buen número de dirigentes procedente­s de Batasuna. Tanto da que el discurso de dicha formación sea idéntico al plasmado en su día en la célebre ‘alternativ­a KAS’. ETA no mata, pero existe. Matar nunca fue un fin en sí mismo, sino un medio considerad­o lícito para alcanzar sus objetivos políticos. ¿Para qué van a empuñar la pistola si Sánchez les da lo que piden a cambio de sus cinco votos? Han sacado más de este presidente débil, carente de principios y de coraje democrátic­o, que de otros a quienes ‘pusieron’ decenas de ‘muertos sobre la mesa’. Aquellos tenían dignidad, decencia, valentía. Este solo puede presumir de su desmedida ambición. «Franco vive, ETA no existe». La afirmación es a todas luces falaz, pero sirve al propósito de garantizar a Sánchez los apoyos que necesita por parte de la extrema izquierda y de los gestores del terror felizmente desapareci­do. No resulta casual que fuera el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, quien felicitó arrebolado a ETA por «darse cuenta» de que la Constituci­ón no era verdaderam­ente democrátic­a (y asesinar a 854 inocentes para remediar esa carencia, se infería de su afirmación). ETA y él fueron más sagaces que el resto de los españoles. Hoy han impuesto su relato a un Gobierno rendido a sus pies. Franco vive y amenaza a España. ETA no existe aunque Otegui se mofe de Felipe González ante el silencio ominoso y cómplice del secretario general del PSOE.

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