El juez impide que los Franco retiren de Meirás un centenar de bienes decorativos
Representan un 20% del total inventariado dentro y fuera del pazo, sobre cuya titularidad no se pronuncia
En el Pazo de Meirás están inventariados casi 700 bienes, distribuidos entre sus jardines y el interior del inmueble principal, propiedad del Estado desde diciembre de 2020. De ellos, la Justicia acaba de determinar que alrededor de una quinta parte –unos 132–, principalmente de carácter decorativo, no podrán ser retirados por la familia Franco a pesar de que no se cuestiona que son de su propiedad. Lo justifica considerando que estos bienes muebles han pasado a ser ‘inmuebles’ por incorporación o destino, una figura que reconoce el Código Civil. El juzgado de Primera Instancia nº1 de La Coruña resuelve así el primer capítulo de la presumible batalla legal por los enseres de la vieja residencia veraniega del dictador.
Los límites de este incidente procesal estaban marcados por la Audiencia Provincial, que en abril del año pasado ya había advertido de que «el concepto de inmueble por incorporación nunca podría extenderse a mesas, sillas, vajillas, alfombras o cuadros». De ahí que la Abogacía del Estado –acompañada por la Xunta y los ayuntamientos de La Coruña y Sada– reclamase enseres decorativos de piedra como bancos, figuras de santos, hórreos, blasones heráldicos, fuentes o incluso balcones, todos ellos en los jardines exteriores y la fachada. Del interior, se centró en solicitar vidrieras, lámparas, librerías, equipamiento sanitario de varios cuartos de baño, hornacinas, más esculturas pétreas y casi la totalidad de los elementos de la capilla.
El juez Francisco Javier García Aponte da la razón a las instituciones. Con independencia de que estos bienes pudieran ser retirados sin causar daño al inmueble, «el Pazo de Meirás sí perdería su valor como bien histórico cultural», al quedar «privado de su natural y de su verdadera esencia y significado». «En ningún caso se puede hacer un examen y análisis puramente abstracto y separado de cada elemento», añade el auto, sino que debe realizarse teniendo en cuenta otros criterios como «su colocación, su destino, su finalidad» y consideraciones «históricas [o] cronológicas». A los Franco les hace una concesión pírrica: pueden retirar dos alfombras de un pasillo.
Batalla judicial
En la maraña judicial en que se ha convertido el pleito por Meirás todo es enrevesado. Esta resolución por los bienes muebles no es una sentencia que resuelva una demanda civil por su titularidad sino un incidente de ejecución del fallo original, en el que se adjudicaba la propiedad del pazo al Estado. Aquel vino seguido de un pronunciamiento de la Audiencia Provincial de La Coruña desestimando las medidas cautelares que impedían a los Franco retirar sus enseres, una decisión de la juez de instancia que los magistrados calificaron de «incautación ‘sine die’» e injustificada y que podría derivar en indemnizaciones a la familia.
El auto evite conscientemente referirse a la titularidad de los bienes muebles, por no ser el objeto de la sentencia de la que deriva esta ejecución, ni siquiera de los que pasan a ser inmuebles por incorporación o destino. Expertos consultados no descartan que haya que indemnizar a los Franco por esta cuestión.
Con el auto conocido ayer en la mano, los Franco pueden reclamar la retirada de los 545 bienes que han quedado fuera de litigio, toda vez que el juez ha desestimado íntegramente la pretensión del Concello de Sada, que solicitaba que se adjudicara por vía interpretativa al Estado la titularidad de todos los enseres inventariados. Entre los bienes que están (por el momento) fuera de disputa destacan los distintos retratos familiares de Franco y su familia –entre ellos los pintados por Zuloaga–, el mobiliario de salones y dormitorios, jarrones, trofeos de caza, vitrinas, alfombras o, curiosamente, unas sillas ubicadas en la capilla y que fueron tapizadas por Emilia Pardo Bazán.
La familia estudia el posible recurso de apelación ante la Audiencia Provincial. En paralelo cobra fuerza la posibilidad de que la Abogacía del Estado presente una nueva demanda civil reclamando la propiedad de buena parte del resto de bienes muebles. La Xunta avanzó en los últimos días que declarará como BIC otro medio centenar, pero siempre que el Estado reivindique su titularidad. Fuera de este debate están las estatuas pétreas del Maestro Mateo, Isaac y Abraham, reconocidas ya como BIC, al igual que la biblioteca de Pardo Bazán. Esta protección dificulta que los objetos puedan salir siquiera de Meirás sin autorización de la Xunta.
Mientras tanto, sigue la cuenta atrás para que el Tribunal Supremo se pronuncie en algún momento respecto del recurso de casación interpuesto por los Franco el pasado año contra la sentencia que otorgaba al Estado la titularidad del pazo pero les reconocía el derecho a ser indemnizados por los gastos sufragados desde 1975.
En el interior de Meirás restan más de medio millar de bienes cuya titularidad es de los Franco, pero que aún no pueden retirar