La UE pide a Draghi que siga como garante de la estabilidad en Italia
Salvo milagro, parece inevitable la caída del sexto Gobierno italiano en un decenio
En Italia y desde el exterior se pide a Mario Draghi que permanezca en el Palacio Chigi, aunque parece que solo un milagro lo haría posible. El país se encuentra en un limbo político tras la dimisión de Draghi, congelada hasta el miércoles al rechazarla el presidente Mattarella. Todavía suscita incredulidad el obsceno espectáculo de los populistas del Movimiento 5 Estrellas, que con el débil liderazgo de Giuseppe Conte no votaron el jueves en el Senado la moción de confianza al Ejecutivo, abriendo una crisis de Gobierno fundamentalmente por un fútil motivo: la oposición de los más radicales ambientalistas del M5E a que en Roma se instale, como tienen la mayoría de las capitales europeas, un incinerador de residuos.
«El M5E confirma lo que siempre ha sido: un daño a la credibilidad de las instituciones, un desastre para la vida de los ciudadanos italianos. Obligar a Draghi a dimitir es la última infamia, que debilita también la política exterior. Draghi es un estadista y Conte un aprendiz», dijo ayer Matteo Renzi, líder de Italia Viva, expresando una opinión compartida por el resto de los partidos que forman la mayoría del Ejecutivo.
La inesperada crisis de Gobierno, abierta de forma irresponsable en un momento crítico del país, puede ser traumática para Italia y crea estupor no solo entre los italianos, sino también en el exterior. Durante los 17 meses del primer ministro italiano en el Palacio Chigi ha hecho notar su prestigio y liderazgo en la Unión Europea y en la Alianza Atlántica. Se considera que si Draghi confirma de forma irrevocable su dimisión, sería una desgracia para Italia y también para la UE y la Alianza Atlántica. En Bruselas se le ve como una ‘garantía’ para que Italia haga buen uso de los 220.000 millones de euros de los fondos europeos.
Viaje a Argel
La crisis de Gobierno pone en peligro, entre otras cosas, reformas pendientes, la buena ejecución de «los fondos europeos, la reducción de impuestos al coste laboral y el almacenamiento de gas», escribe ‘Il Sole 24 Ore’. Draghi ha sido incansable, viajando a numerosos países para hacer contratos de gas y acabar con la dependencia energética de Rusia. Con este objetivo, el lunes viajará a Argel, donde firmará acuerdos y asistirá, acompañado por seis ministros italianos, al foro intergubernamental Italia-Argelia. Será el segundo viaje de Mario Draghi a Argel en tres meses.
Para evitar la vuelta a la inestabilidad en Italia y las negativas repercusiones en Europa, se mantienen conversaciones entre los partidos políticos italianos, seguidas con interés en todas las cancillerías, con el fin de evitar la marcha del expresidente del Banco Central Europeo. La Liga de Salvini y Silvio Berlusconi han comunicado que apoyan un nuevo Gobierno Draghi, pero subrayan que «es imposible contar con el M5E», un partido cada día más dividido y sumido en el caos.
Viendo las peleas entre partidos, que ya piensan en las elecciones, Mario Draghi parece dispuesto a no continuar al frente del Ejecutivo, afirman fuentes del Gobierno próximas al primer ministro. Todo será más claro el miércoles con la intervención de Draghi en el Parlamento. Pero salvo un milagro, parece inevitable la caída del sexto Gobierno italiano en un decenio y la convocatoria anticipada de elecciones. Volvería a quedar en evidencia la crisis del sistema político italiano. Por eso desde ‘La Stampa’ se le pide a Draghi que deje «desnudo al rey enfermo» y recomienda encarecidamente que se retire a su casa de campo, como Cincinato, el legendario personaje de la antigua Roma, llamado en dos ocasiones por el Senado para que salvara a Roma de la disgregación social y política, que luego volvió a su granja junto al Tíber.
Para Matteo Renzi, «obligar a Draghi a dimitir es la última infamia, lo que debilita también nuestra política exterior»