ABC (1ª Edición)

Juego de tronos

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

Pep Guardiola bicicletea por Mánchester, esta vez sin camiseta de Open Arms. Le sigue, vídeo en mano, y también en bicicleta, un admirador de color. Pep quiere marcharse y mete plato, como Indurain subiendo el Col du Galibier, pero el aficionado también aprieta, finamente, a lo Bugno, y Pep, creyendo que le va a robar, se para, se apea de la bici y firma su rendición entregando la máquina al admirador, que sólo desea hacerse un selfi con el Gandhi de Sampedor. La secuencia es maravillos­a (no sé si habrá desapareci­do de las redes), porque se ve a un Pep tan asustado como Varsavsky en Saint Denis el día de la final de Champions, sólo que Varsavsky se cayó del guindo, mientras que Pep se tiró. «¡P’habernos matao!», diría Lillo.

–Desengáñes­e, Ridruejo: lo que el obrero necesita no son sindicatos –dijo el general al falangista–. Lo que el obrero necesita son bicicletas.

Pep no es obrero, pero se mueve en bicicleta, aparejo muy incorporad­o a la poesía surrealist­a, al ‘collage’, a los flecos del ultraísmo. Ruano ve en la bicicleta algo de saltamonte­s mecánico. «Algo, ahora, de lo moderno que se ha quedado viejo. De libertad moderna y entrañable». De hecho, el español, que nunca ha conocido la libertad política, es feliz con su bicicleta, que al circular le permite infringir todos los códigos. Un español como Pep pedaleando por una acera se siente tan libre como la rubia a caballo (Margit Cocsis Kerkhoeven, actriz y pintora, indonesia de Java, hija de húngaro y holandesa) del anuncio de Centenario Terry, un pelotazo publicitar­io del 64. Al año, la Sociedad para la Promoción del Ciclismo en Holanda publicitab­a la decisión del rey Faisal (archivado en ‘Pájaros’ lo tenía Palau en ABC de Serrano) de la Arabia Saudita, que hizo un pedido de sesenta bicicletas para sustituir a los famosos ‘Cadillac’ que utilizaban las mujeres de su harén, «para que no engorden», lo que dio lugar a un debate de estetas sobre el peso de la mujer ideal en Oriente.

La rendición manchester­iana del Pep embiciclet­ado señala, un año más, el camino del City hacia la cima de la Champions, de cuyo trono las casas de apuestas desalojan al actual campeón, el Real Madrid (culpan al algoritmo, que es el nuevo duende de la imprenta), y dan los nombres de los escapados en la fuga: City, Liverpool, Chelsea, Bayern y PSG, montonera que otra vez dispersará Vinicius a base de bicicletas de verdad, que todos los ingleses han probado ya, y por lo que se ve, sin escarmient­o.

A falta de fichajes, el Madrid ha presentado el nuevo auto oficial de Florentino Pérez, que no es chino, como el de Feijóo, sino alemán, y en palabras del vendedor, «sostenible, solidario, diverso y ganador, perfecto para afrontar presentes y futuros», algo que podría decirse igualmente de la bicicleta de Pep, y yo creo que el golpe presidenci­al hubiera sido presentars­e oficialmen­te, en vez de con un auto, con una bicicleta, y más ahora, que ha dejado de ser un vehículo de pobre. Téngase en cuenta que, según el periódico de las élites, un ingreso anual de veinte mil euros convierte a un español en un hombre rico, y Laporta sería el ejemplo, que con una economía equivalent­e a la de un hombre de veinte mil euros ha adquirido en el mercado dos delanteras que al decir del ‘mainstream’ periodísti­co dejan en ridículo a la de Brasil del 70. Por un lado: Fati, Lewandowsk­i, Dembélé. Y por el otro lado: Ferrán, Aubameyang y un Raphinha que a los 26 no ha debutado en Champions, pero que en los papeles de prensa ya supera… ¡a Vinicius!

Sobre el ‘fair play financiero’ de la UEFA (de la calaña de su jefe, Ceferino, hemos tenido una muestra en el juicio de la Superliga) la mejor explicació­n la hizo el autor anónimo del Lazarillo de Tormes en este maravillos­o diálogo: «Lázaro, me has engañado. Podría jurar que has comido las uvas de tres en tres». «No señor, ¿por qué sospecháis eso?». «Porque yo las comía de dos en dos y tú callabas».

¿De tanto en cuánto toma las uvas Laporta, si ficha un equipo completo con los ingresos de un rico español medio (veinte mil euros anuales, baremo del periódico de las elites)? ¿Qué hace que a los 34 años Messi y Suárez sean reyes viejos, y Lewandowsk­i, un príncipe imberbe?

La respuesta del postureo madridista al postureo culé sería, en efecto, que Florentino Pérez acudiera a la inauguraci­ón del Nuevo Bernabéu en bicicleta (se le ve más ágil que a Biden, que se cayó) «para lanzar un mensaje de austeridad», y atadas, como en los coches de boda, las catorce copas.

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// REUTERS Pep Guardiola
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