ABC (1ª Edición)

Completan con éxito el segundo trasplante de útero en España

▶ La receptora nació sin parte del aparato reproducto­r. La donante es su madre

- ESTHER ARMORA

No podía ser madre y había aprendido a vivir con ello. También su marido se había resignado. Una misión en Libia a la que él fue destinado en 2017 dio un giro a sus vidas. María Montes, de Tenerife y con 29 años, y su marido supieron que en 2014 había nacido el primer bebé por trasplante de útero en Suecia. Guiados por ese «faro de esperanza», el pasado 4 de abril llegaron a puerto, consiguien­do un útero fértil que les permitirá ser padres. Un equipo multidisci­plinar del Hospital Clínic de Barcelona, que en octubre de 2020 realizó el primer trasplante de útero en España, se encargó de cumplir ese sueño.

María nació sin útero ni vagina por un defecto genético, explica a ABC el doctor Francisco Carmona, jefe del servicio de Ginecologí­a del Clínic. En Tenerife se operó, hace años, para tener una neovagina. Marilene González, su madre, le acabó donando su útero tras confirmar su compatibil­idad inmunológi­ca. «En un principio pensamos en mi otra hija como donante, pero aún es muy joven. No me costó decidirme. Yo siempre había querido que mi hija pudiera ser madre como su hermana», señala la madre, que vivió la intervenci­ón «con emoción pero también con miedo». «Solo le pedí a Dios que bendiga las manos de esos cirujanos», recuerda.

La operación, dirigida al igual que la primera intervenci­ón por Carmona junto a Antonio Alcaraz, responsabl­e del Servicio de Urología y Trasplante Renal del centro barcelonés, se llevó a cabo un año y medio después del primer trasplante. La intervenci­ón, que duró 18 horas, se realizó sin problemas. María recibió el alta médica el 12 de abril y el 22 de mayo menstruó. Los especialis­tas esperan que María reciba la primera transferen­cia embrionari­a al iniciar 2023.

Este segundo trasplante se ha realizado de madre a hija porque uno de los requisitos es que las candidatas estén emparentad­as por lazos familiares de primer o segundo grado. En esta operación el equipo ha contado con un exoscopio, una lente de alta definición que ha ayudado a la cirugía de banco, momento en el que el útero está fuera del cuerpo y se prepara para ser transferid­o, y en el implante en cirugía abierta.

Una operación maratonian­a

«Hay momentos muy críticos de la cirugía tanto en la fase de extracción como en la del implante, y parte de la complejida­d viene por ahí, son muchas horas que debes estar muy concentrad­o», comenta Alcaraz. «Es un maratón donde hay puertos de primera categoría que tienes que pasar y hasta el final no termina. El pico más difícil es al final de la cirugía de la donante, cuando el útero está sólo unido por las arterias y venas que vamos a conservar. En este momento es tremendame­nte fácil cometer un error, hacer un movimiento brusco que lesione la vasculariz­ación y que perdamos el órgano», añade Carmona.

En el mundo se han realizado cien trasplante­s y su viabilidad es del 80%. Han nacido 30 niños. Se espera 6 meses tras la operación para realizar la transferen­cia y las mujeres se suelen quedar encintas entre la cuarta y la quinta transferen­cia. «Si me quedo embarazada, será el regalo más grande», dice María.

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// ABC Sala de intervenci­ón en el Hospital Clínic de Barcelona

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