No hubo tregua a los pies de los Pirineos
Pogacar, fiel a su palabra, atacó a un sólido Vingegaard subiendo y bajando
Si algo está demostrando la presente edición del Tour de Francia, además de la fortaleza de sus dos máximos favoritos a estas alturas de la carrera, Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, es que ambos son hombres de palabra. Anunció el esloveno que buscaría revancha nada más ser despojado del jersey amarillo por el danés y contestó este prometiendo lucha hasta el mismísimo París. Y ayer, en la decimosexta etapa, antesala de las más exigentes jornadas en los Pirineos, los dos cumplieron con creces.
Lo intentó de todas las maneras el jefe de filas del UAE, que protagonizó dos cambios de ritmo brutales en la subida al Port de Lers y, viendo que el líder le cogía la rueda las dos veces sin excesivos problemas, lo volvió a probar en el descenso. Si en fuerzas estaban igualados, quiso poner a prueba la valentía del danés en una bajada a tumba abierta. Quizás el miedo a una posible caída podía frenar a Vingegaard y costarle unos segundos en la clasificación general. Pero el corredor del Jumbo, lejos de achantarse, respondió al órdago de su rival y se pegó sin temor a su bicicleta para acabar, un día más, cruzando juntos la línea de meta y sin picar diferencias en sus cronómetros. Eso quedará para las etapas de hoy, con el exigente ascenso a Peyragudes, con ocho kilómetros de subida y un desnivel medio de casi el ocho por ciento, y sobre todo la del jueves, con los míticos Aubisque y Hautacam, de categoría especial, como jueces definitivos de la carrera.
Lejos del foco de los dos grandes favoritos, la etapa fue vista desde el inicio por muchos como una buena oportunidad para dejarse ver. Corredores y también equipos, como el Movistar, quisieron aprovechar en la antesala de los Pirineos una posible tregua entre los aspirantes al podio parisino. El equipo español, que no atraviesa su mejor momento deportivo, se pareció por momentos al que dominó el ciclismo hace años, metiendo corredores en las escapadas e incluso liderando el pelotón en el último ascenso del día, el Mur de Péguère. Sin embargo, su estrategia no dio los frutos deseados, con un Enric Mas que pese a saltar con éxito del grupo principal no pudo enlazar con la cabeza de carrera, y un Matteo Jorgenson que, tras una larga escapada, se fue al suelo en una curva del último descenso cuando trataba de dar caza al canadiense Houle, al final vencedor de la etapa en Foix.
La agonía de Marc Soler
Otro de los protagonistas del día fue el español del UAE Marc Soler. El escudero de Pogacar no pudo ayudar a su líder por unos problemas estomacales a mitad de la carrera que precisaron atención del coche médico y le hicieron descolgarse del pelotón.