Adri, Lola...

Delgado, Lastra, Ábalos y esa vieja guardia tenían literatura. Y gramática parda

SIN Lastra, sin Delgado, el mundo queda reducido a los pantalones de Sánchez en Las Hurdes, en la Sierra de la Culebra o donde fuese. Todo es ya una mediocracia boba, pura telegenia, porque Lola y Adriana, así, en conjunto, fueron las más nuestras. A ambas le deseamos pronta recuperación, que en lo pecuniario no se les adivinan nubarrones. La tormenta la tenemos los españoles sin estas dos musas que fueron de un tiempo y un país.

Lola ‘villarejeaba’ con sus ojos astrológicos y Adriana Lastra se pasaba la separación de poderes por su chaqueta, que no fue más allá de los estudios básicos pero que siempre estaba ahí, en invierno y en verano. La acorazada Brunete de aquel Sánchez que balbuceaba.

Lola, Adriana, Ábalos y esa vieja guardia tenían su literatura y su gramática parda, que al fin y a la postre es lo que nos interesa. Vuelvo a fijarme en Lola Delgado, cuando Notaria Mayor del Reino al aire cortante de Cuelgamuros junto a la lucecita de La Moncloa, Bolaños, comprobando hieráticos que el segundo entierro de Franco saliera en la CNN y que la madera de la caja fúnebre no se quebrase. También veo a Adriana Lastra en polémicas que le venían grandes, y quizá por eso, tan dinamitera, tuviera frío hasta en julio. Y de ahí su chaqueta, que cortaba todos los fríos posibles e imposibles.

En lo más crudo de julio, se nos van del corazón a sus asuntos Lola y Adriana, Adriana y Lola, a las que deseamos salud, prosperidad y tanta paz como descanso dejan. Ambas son historia reciente, puntales del primer o segundo sanchismo, que ya sabemos que el sanchismo es un ser vivo que vampirizó lo mismo a ‘fiscalas agarzonadas’ que a batasunos con pendientes, que a ‘apparátchikis’ de toda la vida. Todo era bueno para el convento. Difícilmente un españolito se verá reflejado en Pilar Llop, pero sí en el «café, copa y puro» de Lola Delgado y en la mentada chaquetilla astur y torera de Lastra.

Hay en España un bobo clamor que rasga el viento, chamuscado. Las campanas no doblan ni por Adriana Lastra ni por Dolores Delgado. Nosotros ya no somos los de entonces.