ABC (1ª Edición)

Clima de ventajismo

En vez de excusas oportunist­as sobre el cambio climático, la población de los parajes quemados espera una pizca de amparo

-

PEDRO Sánchez es un pirómano político y social, pero no va por ahí quemando montes con un mechero. Incluso, aunque los españoles estemos muy( mal) acostumbra­dos a echar la culpa de cualquier catástrofe al Gobierno, es difícil cargar lo con una responsabi­lidad pasiva en la proliferac­ión de incendios. El presidente no necesita por tanto excusarse en esos argumentos genéricos que suele prodigar cuando se ve en la tesitura de hacer frente a algún aprieto, y menos aprovechar para hacer propaganda ideológica cuando se persona sobre el terreno. Su obligación consiste en colaborar con las autoridade­s locales y regionales sin distingos partidario­s, desplegar los máximos recursos posibles y ofrecer empatía y ayuda a los afectados en vez de darles la matraca oportunist­a del cambio climático. (Será el calentamie­nto global, en todo caso; con tantos asesores como tiene bien podría encontrar el término exacto). El énfasis en la emergencia ambiental, citada en abstracto, hace pensar que tras la pandemia y Putin está buscando un tercer chivo expiatorio para un fracaso que hasta ahora nadie le ha imputado.

Si abre ese debate va a salir perdiendo. Porque puestos a buscar causas remotas de los siniestros habrá que acordarse del proteccion­ismo integrista que impide a la gente del medio rural desbrozar las malezas forestales en invierno. Esa materia combustibl­e, el elemento más agravante del poder destructor del fuego, solían despejarla los agricultor­es y los ganaderos que ahora no pueden hacerlo sin que una legislació­n hiperrestr­ictiva los ponga en riesgo de sufrir multas y hasta arrestos. La despoblaci­ón se ha convertido en un mantra de la élite política que desdeña la realidad de los habitantes de esa manoseada ‘España vacía’, desoye sus verdaderas cuitas y los somete a un ecologismo de salón cuya plasmación normativa sólo sirve para empeorar sus condicione­s de vida. Si esos sedicentes progresist­as dejaran de considerar el campo como una potencial plantación de generadore­s de energía renovable y mirasen con atención los resultados electorale­s, quizá alcancen a preguntars­e –que lo comprendan es mucho pedir– por qué no dejan de perder respaldo y confianza en las zonas rurales.

Y sí, el continuo aumento de la temperatur­a terrestre es un fenómeno inquietant­e y dramático. Y claro que hay en él una decisiva influencia del comportami­ento humano. Justo por eso hay que cuidar el ámbito agrario y escuchar a sus pobladores en lugar de imponer les prohibicio­nes contraprod­ucentes otra tarde acojonar los con silogismos ventajista­s o directamen­te falsos. Por mucho que se empeñen los apóstoles de la transición verde, el deterioro de la naturaleza no se arregla en los despachos. Pero Sánchez no habla para los que viven en el paisaje devastado sino para sus votantes urbanos. Veremos a qué disculpa acude cuando les tenga que restringir el aire acondicion­ado.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain