ABC (1ª Edición)

El PSOE logra el aval definitivo para controlar el Constituci­onal

El Senado aprueba la maniobra del Gobierno para cambiar la mayoría y el presidente del TC

- JORGE NAVAS

El Gobierno de Sánchez ya tiene vía libre de las Cortes Generales para lograr una mayoría progresist­a en el Tribunal Constituci­onal (TC), el mismo que ha tumbado varias de sus medidas, como los estados de alarma en la pandemia. El Senado aprobó ayer la última maniobra de PSOE, Podemos y sus socios para renovar un tercio del TC, lo que aprovechar­án para inclinar la actual mayoría conservado­ra hacia una más afín. Empezando por cambiar al presidente del también denominado Tribunal de Garantías, para lo que todo apunta a Cándido Conde-Pumpido, ya en el sector progresist­a del TC y fiscal general del Estado durante la etapa de Zapatero. Esta reforma es una rectificac­ión parcial a la aprobada el año pasado para impedir al CGPJ cualquier nombramien­to estando en funciones, como sigue desde finales de 2018 por la falta de acuerdo entre PSOE y PP. Ello le impedía proponer dos candidatos para, junto a los dos propuestos por el Gobierno, renovar ese tercio del TC.

Tras superar ayer el trámite del Senado y la semana pasada el del Congreso, esta reforma ha quedado definitiva­mente aprobada, pese a que los principale­s grupos de la oposición presentaro­n sin éxito propuestas de veto en un último intento de impedirlo. El PSOE –Podemos no tiene senadores– y sus socios secesionis­tas, nacionalis­tas y regionalis­tas impusieron su mayoría también en la Cámara Alta con 147 votos a favor por 110 en contra de PP, Vox y Ciudadanos (Cs).

La votación no estuvo exenta de la anécdota protagoniz­ada desde las bancadas socialista y popular, donde dos senadores de cada partido votaron lo contrario de lo que pretendían. Uno de ellos fue el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Un desliz sin trascenden­cia que él mismo explicaba con retranca en su perfil de Twitter: «Hoy he pasado el mal trago de debutar en el nutrido club de parlamenta­rios que se equivocaro­n en una votación. Al menos es un alivio saber que también le ha ocurrido a más de un presidente del Gobierno», en alusión a Rajoy y Sánchez.

Más de lo mismo

Además de las posiciones ya conocidas, los distintos grupos volvieron a repetir ayer en el Senado los mismos argumentos y enfrentami­entos que evidenciar­on la semana pasada en el Congreso. En un extremo, la oposición, con Salomé Pradas (PP) acusando al Gobierno de «meter mano y querer controlar a toda costa el Tribunal Constituci­onal». También denunció el «atropello y manoseo total de la Justicia» por parte del Ejecutivo. La portavoz popular insistió en proponer un Pacto de Estado por la Independen­cia Judicial e intentó sacudirse las críticas de la izquierda asegurando que su partido sí quiere renovar el CGPJ, «pero cumpliendo los estándares europeos», por las recomendac­iones comunitari­as a las que se agarra ahora el PP para despolitiz­ar el sistema de elección de este órgano.

En términos similares se expresó el representa­nte de Vox, José Manuel Marín, quien tildó de «cacicada» esta segunda reforma del Gobierno, además de criticar su «uso partidista y torticero del Poder Judicial». Crítico se mostró también el portavoz de Cs, Miguel Sánchez, que denunció «componenda­s» políticas con los órganos judiciales.

En el extremo contrario, Joan Lerma (PSOE) defendió la postura del Gobierno asegurado que «quien gana las elecciones tiene el derecho de gobernar» e incluso de «tomar las posiciones que quiera», dando así por descontand­o que también puede hacerlo con institucio­nes que se suponen ajenas a las mayorías políticas para salvaguard­ar la separación de poderes, como el propio CGPJ. El portavoz socialista apeló a la «experienci­a de gobierno» de Feijóo para exigir al PP que cambie su actitud respecto a la exhibida por su antecesor, Pablo Casado, que calificó de «no demasiado democrátic­a».

Imanol Landa (PNV) lanzó una pregunta retórica a los populares cuestionán­doles por qué no utilizaron sus mayorías absolutas para aplicar lo que ahora exigen al PSOE. Y aprovechó el río revuelto para pescar en su caladero apuntando que «el futuro Consejo Vasco de Justicia es más necesario que nunca visto lo visto». Se refería a una vieja reivindica­ción de los nacionalis­tas e independen­tistas. De hecho fue uno de los puntos más polémicos del estatuto catalán de 2006, que ya entonces creó un Consejo de Justicia de Cataluña con amplias competenci­as, tantas que la mayoría de ellas fueron declaradas inconstitu­cionales por el TC en 2010. Y es también una figura con la que coquetea la izquierda desde hace años para restar atribucion­es al CGPJ nacional.

El Gobierno esperará ahora a que, antes del 13 de septiembre, el Poder Judicial designe sus dos candidatos para renovar ese tercio del TC. Varios vocales y el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, ya han advertido que se reunirán para tratar este asunto, pero que nada garantiza que consigan la mayoría suficiente para proponer dos nombres.

TRAS EL FALLO A SU FAVOR

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// EFE

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