La censura, la maldición del séptimo arte
▶ De Buñuel a Chaplin, la mordaza afectó a grandes del cine
Ser la más joven de las grandes artes no exime al cine de la maldición creativa más recurrente, la censura, que han sufrido directores y guionistas de un lado a otro del planeta. Algunos tuvieron que escapar de sus fronteras para sortear la mordaza; otros se plegaron a la voluntad de sus autoridades y ejercieron un cine menos incómodo con ellas. Unos acusaron el golpe y se recompusieron; otros volvieron al cabo del tiempo. Pero casi todos fueron aplaudidos en el extranjero, con premios que lograron que su talento sonara más alto que cualquier censura.
Andréi Tarkovski demostró con un puñado de películas que las restricciones no apagan el ingenio. La represión soviética persiguió a uno de sus directores más influyentes, entorpeciendo durante años sus rodajes aun después de lograr un León de Oro. Se plegó a la propaganda con ‘Solaris’, promocionada por las autoridades como «la respuesta soviética a ‘2001, una odisea del espacio’» y sorteó la cárcel de milagro cuando exigió que le dieran el presupuesto inicial después de perder casi todo el negativo de ‘Stalker’. Harto de las imposiciones, emigró a Italia y a Suecia. Luis Buñuel sufrió la censura dentro de su país y también en el exilio, pero nunca renunció a su vocación. Ganador del Oscar y un sinfín de premios, costó algo más que se apreciara su obra en España, que retrasó el estreno de ‘Viridiana’ –Palma de Oro en 1961– más de una década. Ni Chaplin se libró de la caza de brujas en Hollywood, aunque igual que sus películas, resolvió las acusaciones «por comunista» con un golpe seco de bastón: cuando le interrogaron sobre qué quería decir cuando decía «camaradas», adujo: «Exactamente eso. Busqué la palabra en el diccionario. Los comunistas no tienen la exclusiva de esa palabra». Menos suerte corrió Dalton Trumbo, uno de los ‘Diez de Hollywood’, guionista de éxito hasta que el macartismo se cebó con él, arruinándolo y encarcelándolo. Terminó exiliado en México, donde ganó un Oscar por un guion, el de ‘El Bravo’, escrito con seudónimo.