ABC (1ª Edición)

«Mi objetivo es dar a conocer a Elcano sin desprestig­iar a Magallanes»

Manuel García Ruiz Comandante del buque escuela Juan Sebastián de Elcano

- GONZALO JIMÉNEZ

▶ Un periodista de ABC se embarcó cinco meses en el Elcano. Al llegar a puerto le atendió el comandante

Manuel García Ruiz, 51 años, cartagener­o. Hace un año ascendió a Capitán de Navío y tomó el relevo a su antecesor como nuevo Comandante del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano, de la Armada. En sus 30 años de servicio, ha estado al mando de varios buques, es Diplomado de Estado Mayor (CEMFAS), Oficial de Acción Táctica (TAO) y especialis­ta en comunicaci­ones. Además, tiene una diplomatur­a en Historia y Geografía y es licenciado en Historia. Tras permitir a un periodista de ABC embarcar durante cinco meses, al llegar a puerto nos recibe en su despacho, ubicado en la zona de estribor de la popa.

–¿Qué balance hace el comandante en la misión de divulgar la figura de Elcano en el último crucero de instrucció­n que conmemora la

Primera Vuelta al Mundo?

–Se ha conseguido mejorar mucho con respecto a lo que se conocía previament­e. Tanto la figura de Juan Sebastián de Elcano como la gesta de la Primera Vuelta al Mundo eran muy desconocid­as por la gente, no solo de España, sino a nivel mundial. Una de nuestras misiones fundamenta­les, y mi objetivo personal, es dar a conocer la figura de Juan Sebastián de Elcano, sin desprestig­iar a Magallanes, para dejar claro que fue Elcano el que circunnave­gó la Tierra por primera vez y no Francis Drake o Magallanes, como se sigue pensando en otros países.

–¿Cuánto queda de los valores de la Primera Vuelta al Mundo?

–Queda muchísimo. Valores de espíritu de sacrificio, esfuerzo, lealtad, compañeris­mo, camaraderí­a. Todos son inherentes a un oficial de la Armada, y en el buque-escuela intentamos que Juan Sebastián de Elcano sea un espejo en el cual se han de reflejar los guardiamar­inas.

–Es parte de su formación a bordo. ¿Qué valoración hace del curso académico?

–Este año tuvimos la dificultad de que esta promoción, debido a las consecuenc­ias

"El buque escuela

«Espíritu de sacrificio, esfuerzo, lealtad, compañeris­mo y camaraderí­a son valores inherentes»

de la Covid-19, habían tenido menos adiestrami­entos a flote que otras promocione­s.

–Usted dijo hace cinco meses que esperaba que esta navegación fuese «más cercana a lo que ha sido siempre un crucero de instrucció­n».

–Sí. El viaje en la mar no suponía ningún problema, hubiese o no Covid, porque el adiestrami­ento navegando se podía realizar exactament­e igual que el año anterior. Ahora bien, la dificultad venía dada a la hora de hacer las escalas, porque se perdía la parte de embajada flotante que tiene Elcano al no poder realizar actividade­s en tierra ni visitas al buque. Este año, tomando todas las medidas necesarias, especialme­nte en los primeros puertos, donde la incidencia de Covid era todavía alta, pudimos, poco a poco, ir abriendo la mano. Hasta el punto de que, con ciertas limitacion­es que seguimos manteniend­o, en las últimas escalas la estancia ha sido prácticame­nte como en un puerto normal. Por ejemplo, durante el crucero estaba prohibido el ocio nocturno, no se podía ir en transporte público, se limitó mucho el acceso a los interiores del barco para las visitas. Nada que ver con el principio del crucero, cuando debíamos salir con mascarilla a muchos de los puertos.

–Por Elcano han pasado numerosas promocione­s de guardiamar­inas, entre ellas la suya ¿Cómo ha sido para usted regresar?

–Es una sensación muy diferente. Habían pasado 30 años desde que estuve como guardiamar­ina. Me ha sorprendid­o entrar a sitios que estaban vedados para guardiamar­inas, como puede ser este espacio [El despacho del comandante], que no lo conocía. Después, me quedo con el cariño con el que nos han recibido y despedido en los puertos nacionales e internacio­nales. Y poniéndome sentimenta­l, me quedo con Cartagena, porque soy cartagener­o y pude ver a mi familia.

–¿Cómo es la vida del Comandante a bordo?

–Pensaba que iba a estar mucho más tranquilo, pero no. Es muy exigente. En los puertos es muy demandante en cuanto a tiempo, hay una gran cantidad de actividade­s y el tiempo libre prácticame­nte no existe. Pero es mi función, como comandante, representa­r al buque para la Armada y para España.

–Cuando no está trabajando ¿A qué dedica su poco tiempo libre?

–Todos los días trataba de hacer media hora de bicicleta estática y media hora corriendo. Por las noches, si el movimiento lo permitía solía quedarme a leer un libro.

–Bueno, la bicicleta es famosa en el barco siempre que hay visitas

–¡Y en el mundo! Lo primero que ven los niños pequeños al asomarse al fumador del comandante es la bicicleta.

–Y no lleva 94 años a bordo…

–No, no. La bicicleta está puesta en el fumador del comandante, que era donde antiguamen­te el comandante podía ir a fumar, porque en estos barcos era un peligro fumar a bordo en cualquier sitio. Yo lo he convertido en un mini gimnasio en el que tengo la bicicleta con un rodillo y hago deporte allí. –Finalizada la entrevista, y siguiendo sus palabras, recordaré lo aprendido, que es mucho; y la aventura vivida, que es única en el mundo. Pero, sobre todo, a las personas con la que compartí Elcano durante cinco meses.

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// GONZALO JIMÉNEZ DESPEDIDA TRAS 5 MESES El comandante se despide de los guardiamar­inas que finalizan su crucero a bordo, tras el atraque de Elcano en la Escuela Naval Militar (Marín) el 12 de julio

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