ABC (1ª Edición)

De Arzalluz a Urkullu: la bisagra vasca hace caja en La Moncloa

El PNV lleva décadas haciendo valer su condición de minoría decisiva ante gobiernos del PP y del PSOE

- ROBERTO PÉREZ

Cada vez que el PP o el PSOE han tenido que gobernar en minoría han acabado buscando el bastón de las minorías nacionalis­tas catalana y vasca. Eso ha convertido al Partido Nacionalis­ta Vasco (PNV) en preciado partido bisagra para populares y socialista­s, pese a su reducida presencia en el Congreso. No es el número lo que importa, sino el valor coyuntural del número: cuando solo un escaño puede inclinar la balanza, es un tesoro tener cinco, seis o siete –que son las cifras en las que habitualme­nte se ha movido el PNV en la Cámara Baja–.

De los tiempos de Arzalluz y Aznar a los actuales de Urkullu con Pedro Sánchez, pasando por los de Ibarretxe con Zapatero, el PNV lleva décadas haciendo caja política y presupuest­aria en La Moncloa. El cupo, la privilegia­da financiaci­ón diferencia­da de la que goza el País Vasco, ha sido la herramient­a estrella –que no la única– con la que los gobiernos autonómico­s del PNV se han cobrado sus oscilantes pactos a izquierda y derecha. Restar competenci­as al Estado para agrandar el autogobier­no vasco y negociar crecientes inversione­s estatales en la región son otras clásicas facturas con las que el PNV acostumbra a rentabiliz­ar esos pactos.

1996-2000 El PNV garantiza la investidur­a de Aznar

Tras 24 años en el poder, CiU deja caer a Felipe González en 1996. Desde 1993, el PSOE se mantenía en el Gobierno gracias a los nacionalis­tas catalanes, pero se negaron a aprobarle los Presupuest­os Generales del Estado para 1997 y González convocó elecciones anticipada­s. El PP de José María Aznar ganó esa cita con las urnas, pero sin mayoría absoluta. La aritmética dejó a los socialista­s con opciones, pero el viento de cambio se impuso. Al PP, que obtuvo 156 escaños, le faltaban 20 para la mayoría absoluta. Lo salvó tras pactar con CiU, que tenía 16, y con el PNV, que había logrado cinco en el Congreso. Aznar cerró el trato con el entonces líder del PNV, Xabier Arzalluz, con el compromiso de reforzar la autonomía vasca.

Dado que Aznar gobernó esa legislatur­a en minoría, el respaldo del PNV tuvo que revalidarl­o año tras año. Los nacionalis­tas vascos lo hicieron valer para negociar un nuevo Concierto Económico entre el País Vasco y el Estado. A diferencia de las autonomías del régimen común, el País Vasco recauda los impuestos y paga al Estado una cantidad (cupo) por los servicios que el Gobierno central presta en esa comunidad autónoma. Cada cinco años se revisa el cupo. Y cada vez que el PNV ha sido decisivo para el inquilino de La Moncloa, acostumbra a rentabiliz­arlo por la vía de la revisión quinquenal del cupo. A Aznar se lo cobró con la revisión del Concierto Económico que se promulgó en agosto de 1997. La siguiente revisión se hizo en 2002, pero, por entonces, Aznar gobernaba España con mayoría absoluta.

2004-2008 Zapatero llega al poder con el favor de Imaz e Ibarretxe

El PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones generales de 2004 con el ruido de los atentados yihadistas del 11-M, pero no logró mayoría absoluta. Con 164 escaños, necesitó – entre otros– a los siete diputados que el PNV había logrado para el Congreso. Al final, el líder del PSOE salió investido con el decisivo concurso del PNV, cuyas caras visibles eran en ese momento el lendakari Juan José Ibarretxe y el presidente del partido, Josu Jon Imaz –actual presidente de Petronor–. El nacionalis­mo vasco arrancó, entre otras ventajas, que el Estado financiara la ampliación de la Ertzaintza con 500 agentes más. También una nueva revisión del cupo. En octubre de 2007, el País Vasco estrenó un mejorado Concierto Económico con el Estado. Los acuerdos entre Zapatero y el PNV se mantuviero­n durante toda esa legislatur­a.

2008-2011 Pactos renovados en la segunda legislatur­a de ZP

Tras las elecciones de 2008 Zapatero se enfrenta al reto de seguir gobernando en minoría. Sale investido con la abstención, entre otros, del PNV, que esa legislatur­a contó con siete escaños en el Congreso, ya con Iñigo Urkullu como presidente del partido. Tras su investidur­a, Rodríguez Zapatero fue tejiendo nuevos pactos con los que garantizar­se los votos del PNV para aprobar los sucesivos presupuest­os del Estado. Así fue hasta el final anticipado de la legislatur­a, en 2011. Las nuevas elecciones dieron mayoría absoluta al PP de Mariano Rajoy.

2016-2018 Dio el poder a Sánchez nada más pactar con Rajoy

El récord de la bisagra peneuvista se dio en 2018: en siete días pactó con Mariano Rajoy y con Pedro Sánchez. El 24 de mayo, el PP se felicitó de haber salvado su Gobierno a costa de concesione­s presupuest­arias al PNV; el 1 de junio, los nacionalis­tas vascos apoyaron la moción de censura con la que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. Solo seis meses antes, el Ejecutivo de Rajoy había promulgado un nuevo Concierto Económico con el País Vasco, un cupo mejorado para ganarse el favor del PNV.

La era Sánchez El PSOE, generoso pagador a cambio de llegar al poder

El PNV apoyó la moción de censura de Sánchez contra Rajoy. Se garantizó que el socialista iba a ser un generoso cumplidor de las concesione­s que le habían arrancado a Rajoy una semana antes de traicionar la estabilida­d que le prometiero­n. Desde entonces, Sánchez ha tenido en el PNV un apoyo más, dentro de su multicolor coro de aliados junto a sus socios de Podemos y a los independen­tistas, Bildu incluido.

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