Los mejores del mundo
En la lista que conocimos hace unos días de mejores restaurantes del mundo que se publica todos los años, los restaurantes españoles volvieron a tener un gran protagonismo. Más allá de los nombres propios y si suben o bajan en el ranking, creo que esta lista sirve para constatar la transformación enorme que se ha producido en España en los últimos años y no solo en los restaurantes. La restauración probablemente sea el mascarón de proa del tan ansiado tránsito hacia el turismo de calidad. Es un mantra que repiten todos los que tienen algo que decir del turismo en España y que es muy difícilmente medible al tratarse casi más de un intangible pero que este tipo de listas sirven para confirmar que los pasos que se están dando van en la dirección correcta.
España es el país que más restaurantes tiene entre los mejores del mundo, con tres entre los diez primeros. El reclamo no puede ser mejor para eso que se conoce como turismo de calidad y es una magnífica medida del buen hacer de mucho empresario español que tiene muy claro el camino que hay que seguir. Y quizá lo sorprendente haya sido que esto no haya sucedido antes. Los mimbres siempre han estado ahí pero, por fin, hemos dejado atrás un cierto complejo tan español por el que consistentemente nos hacemos de menos y estamos sacando o empezando a sacar partida a una materia prima inigualable.
Y desde luego no es algo menor para un país donde el turismo representa lo que representa y no por casualidad. Los kilómetros de costa, el clima, las infraestructuras, la seguridad, la sanidad y un largo etcétera son condición necesaria y suficiente para liderar el turismo mundial. En cantidad, somos el segundo país, solo por detrás de Estados Unidos en número de visitantes, pero también en calidad. Es ahí donde está el futuro que cada vez es más presente. Es algo que se está produciendo delante de nuestros ojos y que tienen todavía un enorme recorrido. Aunque a algunos les gustaría una realidad distinta, lo que hay es lo que hay y sería un error terrible darle la espalda. Nos ha costado entenderlo, pero vamos en la dirección correcta. Y probablemente en los próximos años coja mucha más tracción por lo vivido estos últimos años. Sin duda España es de los claros beneficiarios de esas ganas de recuperar el tiempo perdido que tras las pesadilla vivida ha irrumpido con muchísima fuerza.