Vistazo al mercado
Seguimos en un mercado en el que sigue mandando la visión ‘top down’ y la preocupación por la inflación ha derivado en miedo a la recesión por el impacto que pueda tener la respuesta de los bancos centrales en la economía para controlar los precios. Y da la sensación de que como suele ser habitual en los mercados puede que se haya pasado de frenada a la hora de descontar tanto los miedos inflacionistas como los más ligados al crecimiento económico.
La inflación ha venido para quedarse, pero no a los niveles actuales. La última vuelta de tuerca de repunte de las materias primas y en concreto el petróleo y el gas como consecuencia de la guerra en Ucrania y las sanciones económicas, ha provocado que la esperada reconducción de los precios vaya con algo de retraso sobre el horario previsto, pero en ningún caso se haya truncado. Las peores lecturas es probable que las hayamos dejado atrás y a medida que avance el año la inflación se va a ir reduciendo para estabilizarse cerca pero por encima del 3% el año que viene. Las fuertes caídas del precio de muchas de las materias primas y alimentos en las últimas semanas y últimamente del petróleo, que ahora está en torno a 100 dólares el barril, están señalando el camino que van a recorrer los índices de precios en los próximos meses. Y aunque hoy las dudas de lo que pueda pasar con el suministro del gas están ahí, no tiene sentido que el peor de los desenlaces que hoy se está contemplando terminen concretándose. Lo que no beneficia a nadie –hemos estado en este tipo de disyuntivas binarias no hace tanto– no pasa. Y que Putin cierre la llave del gas no beneficia a nadie, ni a Rusia, que no puede sacar el gas por otro sitio, ni desde luego a Alemania. Los efectos de segunda ronda, más allá de repuntes de precios de algunos servicios, se circunscriben a lo que pase con los salarios.