ABC (1ª Edición)

Vingegaard, de la lonja a la gloria

∑El ciclista danés, nuevo ganador de la ronda gala, compaginó sus primeros pasos profesiona­les sobre la bici con un trabajo en una fábrica de conservas

- MIGUEL ZARZA

Vencedor del Tour de Francia

Jonas Vingegaard

«El año pasado en el Mont Ventoux supe que podría ganar el Tour. Muchos no creyeron, pero aquí está»

Tadej Pogacar Campeón saliente

«El jersey blanco no era mi objetivo, seguro, pero estoy orgulloso de ser segundo y de mis victorias de etapa»

París. 18 de julio de 2021. A la derecha de Tadej Pogacar, que celebra su segundo triunfo en los majestuoso­s Campos Elíseos, vive la emoción del podio un semidescon­ocido danés. Jonas Vingegaard había llegado a la carrera ciclista más famosa del mundo como gregario de Primoz Roglic y acababa firmando un debut de ensueño en su primera participac­ión. Segundo a poco más de cinco minutos del que todos dicen que va a dominar el ciclismo mundial la próxima década. «Ahí me empecé a creer que podía ganar el Tour, y ahora ha sucedido», confesó el propio Vingegaard solo un año después de aquella imagen, tras amarrar en el bonito pueblo de Rocamadour su primera victoria, batiendo a aquel esloveno que parecía invencible.

Ayer, tras cruzar la meta parisina de amarillo, el ciclista de la pequeña localidad danesa de Hillerslev, de apenas 400 habitantes, certificó un triunfo de eco mundial al tiempo que terminó de postularse, a sus 25 años, como gran rival generacion­al de Pogacar (23). El segundo danés en coronar el podio del Tour después de Bjarne Riis en 1996. Pero como cada paso en su carrera deportiva, el máximo éxito llegó con la mayor naturalida­d.

Escalador insospecha­do

Resulta curioso que la historia de este inesperado triunfo comenzase en un país que apenas alcanza los 31 metros de altitud media sobre el nivel del mar. El lugar más extraño para el nacimiento de un gran escalador, que ya en la edición del año pasado logró aguantar los hachazos de Pogacar en la alta montaña y que en este Tour explotó definitiva­mente cuesta arriba.

Para el recuerdo quedará su exhibición en las rampas del Col du Granon, donde metió casi tres minutos al esloveno, y su férreo marcaje ante los terribles ataques del anterior campeón. También su elegancia y deportivid­ad, cuando en la decimoctav­a etapa, que acabaría ganando en el mítico Hautacam, esperó a su rival después de una fea caída.

«Estamos felices por el triunfo y porque Jonas, además de ser muy fuerte es un gran tipo», confesaba Wout Van Aert, tercer gran animador de este Tour. Cualquier integrante del JumboVisma destaca el ambiente familiar del equipo, en el que tienen mucho que decir el carácter y la humildad del campeón, que más allá de ese gesto en el descenso del Col de Spandelles esperando a su gran rival, mostró una conducta ejemplar pese a la alta tensión de la lucha encarnizad­a por el jersey amarillo.

El primer equipo

La relación de Vingegaard con el ciclismo fue, como en el caso de tantos grandes deportista­s, casual. Tras practicar fútbol, balonmano, bádminton e incluso natación, contemplar de cerca una etapa del Tour de Dinamarca le llevó a probar con la bicicleta. Se inició en club ciclista local, el ‘Thy Cicle Ring’, mientras seguía disfrutand­o como aficionado de las carreras que pasaban cerca de su casa, pero pronto sus buenos resultados llamaron la atención del equipo ColoQuick.

Ese fue su primer destino como profesiona­l, pero todavía sin descuidar otras alternativ­as. Así, al terminar la escuela en 2016 comenzó a trabajar en una lonja de pescado en Hanstholm, y tras una grave lesión con la bici pasó a la fábrica de conservas. De aquella época es un curioso vídeo que se hizo viral cuando se puso líder de la carrera.

Pero lo de compaginar conservera y ciclismo llegó hasta 2018, poco antes de que el Jumbo-Visma lo fichase para acompañar a Roglic. Como gregario del esloveno participó en la Vuelta a España, con un discreto puesto, y en el pasado Tour. En Francia, la lesión de su jefe de filas le puso a él los galones, que en ningún momento le pesaron. Su segundo puesto entonces fue el preludio de su brillante victoria este año. Resistió el empuje de Pogacar las primeras jornadas, atacó en el Granon para quitarle el amarillo, y aguantó después las brutales acometidas en todos los terrenos de un rival muy dolido en su orgullo. Los Pirineos fueron la sentencia definitiva, aunque aún se darían un último homenaje el danés y su equipo antes

del oficial en las avenidas de París.

El nuevo y flamante vencedor del Tour de Francia sorprendió también en la última crono de la carrera con la segunda plaza, y dejando incluso la duda de si su compañero Van Aert habría podido ganar la etapa de no haber levantado el pie en los últimos kilómetros. Una postrera demostraci­ón de fuerza y compañeris­mo de un gran campeón además de un gran tipo.

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// REUTERS A LOS PIES DEL ARCO DEL TRIUNFO Vingegaard subió al primer cajón del podio en su segunda llegada con el Tour a París
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